viernes, 15 de enero de 2010

2010: Año de la Totalidad y del Nuevo Orden

"No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas. He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad" (Isaías 43:18-19)

El Señor nos ha declarado que los primeros doce años de este milenio, serían años proféticos. Ahora estamos entrando al año décimo, el cual nos habla de orden (Éxodo 34:28), de ciclo perfecto (Éxodo 12:3), de juicio (Levítico 16:29:30), de rebelión (Números 14:22), de prueba (Daniel 1:12-13), entre otros significados. Pero también el número diez nos habla de totalidad. Por ejemplo, diez generaciones pasaron desde Set hasta Noé, y Jehová completó la era antidiluviana, para comenzar un nuevo pacto con la humanidad. Diez generaciones vivieron desde Noé hasta Abraham, y Dios concluyó un ciclo, y empezó uno nuevo con Abraham, bendiciendo en él a todas las familias de la tierra. Por lo cual, el diez indica algo que termina, para comenzar algo nuevo, y denota lo completo, lo acabado, lo total.

En este tiempo, luego que Dios trajo juicio en el año nueve (2009), año de la consumación y plenitud de Dios, en el año décimo Él establece un nuevo orden, así como el Señor Jesús, con su muerte en la cruz empezó un nuevo pacto, una nueva dispensación. No puede haber una obra comenzada, si no hay una terminada. Ya el Señor empezó el juicio por Su casa, pues es necesario que la iglesia sea depurada y esté bien dispuesta, porque luego que termine con ella, va a juzgar al mundo.
En el año 10, el Señor empieza a destruir el orden humano, para instituir su orden espiritual en la tierra, pues se acerca el fin de la plenitud de los gentiles. Estamos en los pies de barro de la imagen de Daniel 2, y la piedra que es Cristo, herirá a la imagen en sus pies (de diez dedos), hechos de hierro y de barro cocido, y los desmenuzará, y derribará a la imagen, que representa al reino de los hombres, sin quedar rastro alguno (Daniel 2:34-35). Con la vara de Su poder, Dios destruirá toda arrogancia, jactancia, ateísmo y poderes humanos, para establecer su orden perfecto.

¡Levántate iglesia! Viene un tiempo de gloria para Su remanente, la iglesia mundial de Cristo que conoce el tiempo de Su visitación, Su obra extraña. ¡Alégrate, porque Dios va a convertir tu vergüenza en alegría! Pero Dios requiere una limpieza total de corazón, que haya en nosotros un temor reverente. Por lo cual, el que se disponga y le dé el corazón, va a vivir la totalidad de Dios.

El Señor quiere introducirnos a una dimensión de totalidad, en la que viviremos los tiempos apostólicos de la primera iglesia, viendo las grandes señales, milagros y maravillas que hará nuestro Dios. La voz del Padre, la del Hijo y la del Espíritu Santo, como tres trompetas se dejarán oír, y nos llevarán a una dimensión superior de adoración, de servicio, y de entrega, rebosando nuestra copa con su inagotable amor.

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