lunes, 10 de diciembre de 2012

HENRI DUNANT

 Iniciamos la galería de defensores de los derechos humanos con  Jean Henri Dunant, fundador de la Cruz Roja , un hombre de profunda fe cristiana y ejemplar desprendimiento, cuya labor fue reconocida internacionalmente con el primer Premio Nobel de la Paz en 1901

 Dunant   impulsó la creación de la reconocida entidad en 1863 tras ver con sus propios ojos los efectos de la devastadora batalla de Solferino, en Italia,  que acabó con 40.000 personas heridas o muertas. Comprobó con horror que nadie atendía a los heridos por temor a que fingieran estarlo y atacaran a los que acudieran a socorrerlos.

 Dunant creció en un ambiente marcado por la fe cristiana protestante . Sus padres le dieron el ejemplo de un hondo amor por las enseñanzas de Jesús y en su adolescencia fue muy influenciado por los sermones de Louis Gaussen, un predicador que fundaría la Société Evangélique y la Facultad libre del oratorio. Gaussen insistía en vivir el Evangelio dotando de especial valor a la práctica de la caridad.
Dunant, el creador de la Cruz Roja

   Cuando Dunant tenía veinte años, el deseo de expresar su fe cristiana de forma visible le llevó a formar parte del grupo fundador de la llamada Reunión de los jueves , unos encuentros en los que los jóvenes asumían tareas caritativas. La pasión de Dunant por desarrollar un trabajo efectivo le llevaría a mirar más allá de su propio espacio y contactar con otras organizaciones con fines similares. Construyó puentes con la YMCA (Young Men’s Christian Association). Más tarde, en 1855, reunió en París a varias organizaciones juveniles similares, para estrechar lazos.
 
En un artículo escrito  con motivo de la entrega del Premio Príncipe de Asturias de Cooperación 2012 a la Cruz Roja,  el escritor, historiador, escritor y periodista César Vidal explica   que “Dunant se encontraba de camino para entrevistarse con Napoleón III. Su propósito era lograr el permiso imperial para poder enviar misioneros protestantes a Argelia, a la sazón colonia francesa. Hasta ese momento, las autoridades galas se habían mostrado muy reticentes frente a la idea de que aquellos misioneros desarrollaran su actividad en territorio francés aunque también se ocuparan de tareas humanitarias”.

En este viaje fue donde pudo presenciar la devastación de Solferino, un impacto que le empujaría definitivamente a crear las bases de la actual Cruz Roja.La profunda fe cristiana y la necesidad que había visto, lo llevaron a convencer a otrospara sumarse a la iniciativa de crear una organización absolutamente neutral cuyas actividades humanitarias fueran aceptadas por todos los beligerantes. En octubre de 1863, se reunieron treinta y un delegados de dieciséis naciones para discutir su visión. Acababa de nacer la Cruz Roja, cuyo signo distintivo sería la cruz de la bandera suiza, pero con los colores invertidos.

En contraste por su enorme pasión por servir a otras personas, la realidad de su vida personal fue especialmente difícil. Con 39 años estaba totalmente arruinado y se vio obligado a abandonar Ginebra. Pero un periodista oyó de su historia y decidió sacarle del olvido. Tras cierta repercusión,  en 1901 Dunant recibiría el primer Premio Nobel de la Paz. Del premio en metálico no se quedó nada sino que entregó buena parte para la fundación de un hospital para pobres en Heiden y el resto lo distribuyó entre instituciones caritativas de Noruega y Suiza.

Dunant murió en 1910, sin dinero. Su vida reflejó su fe y ahora el fruto de su visión pionera es la entidad humanitaria más reconocida del mundo.

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