Pastor Edgar Entrambasaguas
1. Las costumbres, tradiciones y ritos invalidan la Palabra y limitan la presencia de Dios
Hechos 15:1-5 El concilio en Jerusalén fue uno de los primeros concilios de la época. Todos los ancianos, apóstolos y líderes fueron convocados, así como Pablo y Bernabé. Estaba sucediendo algo inusual: Los gentiles se estaban convirtiendo al Señor. Dentro de los judíos, algunos fariseos se habían convertido y decían que si los gentiles querían convertirse, debían circuncidarse y seguir la ley de Moisés. Estaba entrando una corriente judaizante muy fuerte. Por ejemplo, Timoteo era griego y por causa de los judíos tuvo que circuncidarse. Tito era descendiente de griegos y también tuvo que ser circuncidado.
Los fariseos y saduceos eran las dos sectas más importantes en Israel y conformaban el Sanedrín. Ellos instigaron para la muerte de Jesucristo. Se caracterizaban por:
• Los saduceos eran los hombres ricos y aristócratas del grupo, los sumos sacerdotes y líderes más importantes. Eran más políticos que religiosos, negociaban políticamente con el imperio romano para mantener la paz en Israel. Eran conservadores de la doctrina y daban más importancia a la palabra escrita que a la tradición oral porque la palabra era de Dios. Negaban la intervención de Dios en asuntos de la vida diaria. Eran más materialistas y negaban la resurrección de los muertos porque no creían en una vida después de la muerte. Entonces, no creían en que hay una recompensa o castigo después de la muerte de acuerdo a lo hecho en la tierra. Negaban el mundo espiritual, no creían en ángeles ni en demonios. En síntesis, estaban más preocupados por la política y su interés personal.
• Los fariseos (significa apartado) eran el grupo minoritario dentro del Sanedrín, pero eran los que tenían más importancia porque al ser gente común, hablaban en representación del pueblo. Jesucristo a los que más atacó fue a los fariseos. Creían en la tradición oral, con lo que añadieron a la ley dada por Moisés interpretación que la convirtió en leyes de hombres. Por eso los fariseos tenían ciertas tradiciones que se apartaban totalmente de lo que Dios había establecido en la ley. Creían que Dios intervenía en las decisiones del hombre y también creían en la resurrección de los muertos. Además, aceptaban el mundo espiritual y creían en ángeles y demonios. En síntesis, los fariseos estaban más preocupados por los asuntos de Israel, y aumentaron cientos de artículos a la ley de Moisés que ni ellos mismos podían cumplir.
Hechos 15:6-12 Así como había pugna entre saduceos y fariseos a nivel político y económico, también dentro de la Iglesia de Jerusalén se presentaba esta situación respecto a tradiciones y costumbres. Lo mismo sucede en nuestra época con las diferentes denominaciones de la Iglesia resultado de diferentes posiciones doctrinales. Muchas veces, la costumbre y tradición invalidan la palabra y limitan la presencia de Dios. Pedro se enfrenta con los fariseos y les dice que la salvación es por gracia y no por la ley (v. 11).
Pedro tenía ministerio para los gentiles. Tiempo atrás, tuvo una visión en que se le pedía que coma alimento inmundo que no era permitido para los judíos (Hechos 10:10-15). Gracias a esa revelación, Pedro con algunos acompañantes fue a casa de Cornelio que era una gentil. El Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían su discurso y empezaron a hablar en lenguas (Hechos 10:44-48). Los acompañantes de Pedro quedaron asombrados porque aún entre los gentiles hubo el derramamiento del Espíritu. Dios está quebrando nuestros moldes y estructuras. ¿Para qué?
2. Dios quiere reedificar el tabernáculo de David en cada uno para que lo busquemos y Su presencia sea manifiesta en nosotros
Hechos 15:13-16 Jacobo (el hermano de Jesús) dice algo importante porque tuvo una tremenda revelación.
Jacobo se levanta y menciona al profeta Amós: Y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído“ (v. 16). No dice voy a reedificar el tabernáculo de Moisés ni el templo de Salomón. Jacobo estaba hablando en el contexto del primer concilio, tomando en cuenta la corriente judaizante que presionaba a la Iglesia y la pugna con saduceos y fariseos por el tema de doctrinas y tradiciones.
Dios quiere reedificar el tabernáculo de David. Él quiere que Su presencia sea manifiesta en medio de nosotros. ¿Qué le puede asombrar a Dios? Lo que conmueve a Dios es que busquemos Su presencia. Tabernáculo significa tienda, una pequeña carpa. El tabernáculo de Moisés, cuyo diseño fue dado a Moisés por Dios, tenía tres lugares: atrio, Lugar Santo y Lugar Santísimo. La primera puerta se llamaba “el camino”. En el atrio estaba el altar del sacrificio y el lavacro que eran de bronce. La segunda puerta se llamaba “la verdad” y sólo los sacerdotes podían entrar por ella. En el Lugar Santo había el candelabro, la mesa de panes de proposición y el altar de incienso. Ese lugar era alumbrado sólo por el candelero. La tercera puerta se llamaba “la vida”. El Lugar Santísimo era un lugar más adentro al cuál el sumo sacerdote podía entrar sólo una vez al año. Todo era rito, costumbres y sacrificios en el tabernáculo de Moisés.
En la época de los jueces, el pueblo se olvidó de Dios y el tabernáculo fue puesto en Silo. En la época de Samuel, el sacerdocio se había corrompido. Por aquel tiempo salió Israel en batalla a los filisteos y fue vencido. Para ser salvados de la mano de su enemigo decidieron traer de Silo el arca del pacto. Nuevamente pelearon con los filisteos, Israel fue vencido y el arca de Dios fue tomada y puesta por los filisteos en la casa de su dios Dagón en Asdod. Al siguiente día, Dagón apareció postrado en tierra delante del arca. Los habitantes de Asdod empezaron a enfermar con tumores por lo que enviaron el arca a Gat. Por siete meses estuvo el arca de ciudad en ciudad. Donde iba había tumores y enfermedades en los pueblos. Por ello, los filisteos deciden devolver el arca al pueblo de Israel, la cuál permaneció en casa de Abinadab por veinte años. Durante aquellos años, Saúl fue elegido como rey y durante su reinado no le importó el arca. Saúl fue desechado por Dios por su desobediencia y aparece David que fue perseguido y desterrado de Israel y que después reina por siete años en Judá.
David anheló toda su vida la presencia de Dios. Siendo pastor, venía un poder sobrenatural sobre él y pudo vencer a osos, leones y al gigante Goliat. ¿Con qué fuerza? Tenía tal intimidad con Dios que permanentemente anhelaba Su presencia. Después que David es ungido como rey de Israel, intenta llevar el arca a Jerusalén.
1 Crónicas 13:1-14 Llegó el gran día para David de traer el arca de Dios a Jerusalén. Llevaron el arca de Dios de la casa de Abinadab en un carro nuevo, y David y todo Israel se regocijaban delante de Dios con todas sus fuerzas. Pero al tropezar los bueyes que llevaban el arca, Uza extendió su mano al arca para sostenerla y Jehová lo hirió y murió delante de Dios. Uza significa fuerza. ¡Cuánta cosa nueva existe al interior de la Iglesia con la fuerza del hombre que invalida la presencia de Dios!.
David tuvo miedo y no trajo el arca a su casa, sino que la llevó a casa de Obed-edom donde permaneció por tres meses. La presencia de Dios es tremenda, la gente puede morir. ¿Por qué nosotros no morimos y, como dice Hebreos, tenemos libre acceso a la presencia misma de Dios? Es como cuando Moisés vio una zarza ardiendo que no se consumía. No morimos porque somos la Iglesia y tenemos el Espíritu Santo, el poder de Dios. Su presencia vive en ti y no mueres porque la sangre del Cordero está rociando tu ser y tienes libre acceso. Sabemos que Él vive en nuestros corazones porque somos templo del Espíritu Santo. Entonces, si tenemos al Espíritu Santo, hagámosle caso. Podemos venir a las reuniones de la Iglesia pero no responder a la presencia de Dios que vive en nosotros. Jehová bendijo la casa de Obed-edom.
1 Crónicas 15:1-3 y v. 25 Al enterarse David de estas bendiciones, busca otra vez la presencia de Dios manifiesta en la gloria shekinah, presencia visible que solamente estaba en el arca. David consultó la palabra y a los sacerdotes para saber cómo debía traer el arca. No es con método del hombre ni con fuerza, sino de acuerdo a la palabra. Tenían que ser los sacerdotes los que transporten el arca en sus hombros. Cada que daban seis pasos sacrificaban un animal hasta llegar a Jerusalén. Todo era fiesta, había júbilo y gozo porque la presencia de Dios había llegado a Jerusalén. David se despojó de sus vestiduras reales e iba vestido de lino fino y llevaba también un efod de lino porque quería la presencia de Dios.
David danzaba, cantaba y hacía que todos tocaran trompeta. Había gozo porque él anhelaba la presencia de Dios. David no hizo tres lugares (atrio, Lugar Santo y Lugar Santísimo) y puso el arca en su casa. La presencia de Dios no estaba oculta para nadie en la casa de David. Por eso, Dios ama restaurar el tabernáculo de David porque allí la presencia de Dios estaba a la vista y todos veían la luz que resplandecía. David tuvo la revelación de que no era por ritos ni costumbres de fariseos y saduceos que se atraía la presencia de Dios. David tuvo revelación de la adoración que se hace en los cielos con los cuatro seres vivientes y miles de ángeles que cantan todo el día. Instauró turnos de grupos sacerdotales, músicos, cantores y profetas para adorar y alabar al Señor las 24 horas del día, los 365 días del año. No solamente Israel veía la luz que resplandecía en el arca, sino también los gentiles. La manifestación de la gloria no puede estar ocultar, tiene que ser manifiesta a todos. Por eso es que Dios ama reedificar el tabernáculo caído de David. David llevó la presencia de Dios a su casa, a su familia. El arca estaba a la vista de todos, aún de los gentiles.
Salmo 24:3-5 ¿Y quién estará en su lugar santo? El limpio de manos y puro de corazón... David sabía cómo tocar el corazón de Dios. No era sacerdote pero se hizo sacerdote. Dios nos ha hecho reyes y sacerdotes en esta tierra para ofrecer sacrificios espirituales como la adoración.
El pueblo de Israel tuvo muchos reyes; los que volvieron al orden davídico de oración y adoración fueron bendecidos, como Josafat, Josías, Esdras, Nehemías. Dios quiere reedificar el tabernáculo de David que está con grietas y caído. El tabernáculo habla de la presencia de Dios. Nosotros como Iglesia somos los que tenemos que reedificar el tabernáculo porque el Espíritu Santo mora en nosotros, pero no le hemos hecho caso por muchos años. Muchas veces ni siquiera hemos tenido relación con Dios.
Amós 9:11-13 Amós vivió y profetizó cuando el templo de Salomón estaba de pie. Israel se había apartado de Ël. Cuando la presencia del Señor sea manifiesta en la Iglesia, la cosecha va a ser tan grande que multitudes desesperadas van a venir a los pies del Señor. Dios quiere restaurar en este tiempo y está restaurando y haciendo en medio de nosotros. No tenemos que descuidar la búsqueda con anhelo de la manifestación de la presencia del Señor. La presencia de Dios es una cosa y Su gracia es otra cosa; van muy relacionadas.
Señor, te damos gracias. Ayúdanos a reedificar el tabernáculo caído de David. Enséñanos de tu presencia que mora en nosotros. Ayúdanos a entender que tú vives en nosotros, que tú actúas en nosotros y que eres poderoso en nosotros. Oramos, en el nombre de Jesús.
sábado, 21 de agosto de 2010
viernes, 30 de julio de 2010
LA RESPONSABILIDAD DE LA IGLESIA EN EL MOVER DE LAS AGUAS (Julio 25, 2010)
Pastor Carlos Nanetti
Asumiendo que una persona rica diezma US$100,000 y otra pobre diezma BS10, si ambos diezman el 10% de su primicia y con corazón alegre, ¿cuál de los diezmos vale más? Todos los diezmos valen lo mismo a los ojos de Dios. El diezmo del rico o del pobre vale lo mismo: Porque es 10% del total, no es una cantidad.
¿Quién vale más en la Casa del Señor, un profeta de la Casa o una persona que se sienta en la última fila? Todos valemos igual a los ojos de Dios. El Hijo ha pagado el mismo precio por cada uno. Si bien cumplimos diferentes funciones y nos ha sido dado diferente nivel de autoridad en la Iglesia, eso no quiere decir que nuestro valor sea diferente. Él no ha pagado un precio diferente entre una persona “importante” y otra persona “menos importante”. Jesús ha pagado la misma sangre por el predicador más importante como por el más pequeño en el reino. Todos valemos lo mismo porque hemos sido comprados por el mismo precio. En cambio, según el estándar del mundo, una persona vale según la función que desempeña. Por ejemplo, para la ciudad un gobernador es mucho más importante que un albañil.
Si espiritualmente todos valemos por igual, en el mover del Espíritu tenemos igual parte que cumplir.
Debemos todos ser
Co-participantes del mover de las aguas en el río de adoración. El más pequeño como el mayor tiene la misma responsabilidad de mover las aguas, de permitir que Su presencia fluya. Cuando todos participamos en la responsabilidad, el río se mueve y entramos al río para bendición. En la Biblia hay el principio del remanente que dice que cuando el remanente obtiene algo de Dios, lo obtiene para todo el pueblo, aunque no todo el pueblo participe. David dijo que para el que va a la guerra como para el que se queda a cuidar, la distribución del botín es igual, no importando quién trabajó más o menos.
Corporativamente, como Iglesia tenemos una responsabilidad, un llamamiento, una recompensa y una bendición.
Así no asistas a la Congregación un día en que se recibe bendición, cuando ésta viene a la Casa, eres parte de la bendición. Nuestra responsabilidad colectiva es traer la presencia de Dios, ministrar al Señor y permitir que Él nos guíe y nos muestre qué es lo que tenemos que hacer como cuerpo. Cuando el cuerpo actúa, Dios desata la bendición.
Todos hemos sido comprados por Su sangre, nadie puede decir que ha ganado su salvación. La palabra redimir significa comprar en el mercado de esclavos. Todos éramos esclavos, estábamos bajo el yugo de Satanás. Ahora estamos bajo la gracia y somos responsables de mover las aguas.
Hoy en dia no son los ángeles los que mueven las aguas, ahora es la Iglesia la que mueve las aguas. En ese mover de aguas, la gente entra y es restaurada, sanada, bendecida. El paralítico de Betesda le dijo a Jesús que no podía entrar al estanque porque no había quien lo meta cuando el agua era agitada por un ángel (Juan 5:1-9). Hoy día hay quién lleve a los paralíticos al mover de las aguas: la Iglesia. Podemos juntos adorar, alabar, trabajar para que Él derrame Su presencia y quede satisfecho. Si no queda satisfecho, significa que nada hemos hecho y que sólo hemos estado juntos.
El presentar el sacrificio no es en nuestro esfuerzo. “Es como subir en el ascensor y no por las escaleras”. Dejamos que Él suba, nos hundimos en Él. Cuando entras al río de Dios, tu aflicción y necesidades van a ser quitadas. El Señor dice: nuevo nivel para mis hijos e hijas, donde los vientos soplan. Nos abandonamos al Señor y nos olvidamos de todo.
Padre, gracias por tu amor, compasión y misericordia. Santo eres tú, te alabamos y bendecimos. Señor, no hay otro como tú en cielos ni en tierra. Señor, nos rendimos ante ti. Pedimos perdón en lo que te hayamos ofendido, en cualquier cosa que hayamos hecho que no te ha agradado. Perdónanos y ayúdanos. Tu Espíritu nos ayude, nos socorra. Esperamos en ti santo Espíritu Santo, esperamos tu ayuda para rendir sacrificio al Dios y Padre, para entregarnos de manera agradable al Señor, para poder dar de verdad. Espíritu Santo, ayúdanos a ser un solo sacrificio, como dice la Escritura, santo y agradable. Guíanos Espíritu Santo. Por tu guía y por los méritos del Cordero nos acercamos al trono de la gracia y confiadamente presentamos a ti un solo sacrificio fruto de labios que alaban tu nombre. Presentamos delante de ti un solo cuerpo, una sola fe, un solo bautismo, un solo sacrificio que ponemos en el altar como sacrificio agradable a Dios. Amén.
PREDICA SOBRE LA GRACIA (Parte XIII) – (Julio 25, 2010)
Pastor Carlos Nanetti
1. Tomar gracia sobre gracia requiere de Su plenitud (“todo”)
Juan 1:16 De su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia. Plenitud significa el todo. Para el hebreo, el todo era muy importante. Por eso, Jesús habló de las parábolas de la mujer que perdió la moneda (Lucas 15:8-10), y del pastor que buscó la oveja perdida (Lucas 15:4-7). En nuestra cultura, el todo no es importante. Por ejemplo, llegamos tarde a la reunión en la Congregación o no acabamos las cosas y las dejamos a medio hacer. O, nuestros gobiernos dejan muchos proyectos a medias o abandonados, con muchas inversiones mal hechas. No tenemos enraizado en nosotros el concepto de la plenitud, del todo.
Para el hebreo era muy importante acabar el todo, era parte de su genética, de la enseñanza recibida. Por ello, los judíos hasta ahora quieren tener toda la tierra que creen les corresponde, quieren tener toda la ciudad de Jerusalén. El asunto es el concepto. Del todo de Jesús tomamos nosotros, no sólo de una parte de Él. Aunque una parte fuera excesivamente buena, no tomamos de una parte de Él, sino de Su todo.
2. Vida y muerte hacen el todo (plenitud) de Jesús, no solamente Su muerte
Si no entendemos el todo de Jesús, no podemos entender el Evangelio. El problema en muchas Congregaciones es que se predica un Evangelio de una parte. Él no solamente ha muerto, Él vive. Muchas veces nos quedamos en la muerte y no entendemos la vida. Vida y muerte hacen la plenitud. Nuestro Evangelio es a medias, no es del todo. La Iglesia necesita revelación del todo. Predicamos a quién Él era. Cuando tengamos revelación de quién Él Es, la vida de la Iglesia va a cambiar radicalmente. Debemos cambiar la vida de la Iglesia a la imagen y semejanza que Él pensó. No podemos hacer esto si no entendemos realmente la plenitud de Él. Podemos intentar rebelarnos, aunque no es la solución, necesitamos desesperadamente de la revelación de la gracia sobre gracia. Él vivió y murió.
Él no solamente murió, Él vive. El no solamente era, Él es. Necesitamos dos medidas de gracia. La sobre gracia es más rica que la gracia.
3. La revelación de la plenitud (Su obra completa), nos permitirá:
3.1 Ser trasladados de la ley del pecado (muerte) a la ley de vida (vida en el Espíritu)
Hebreos 7:1-11 Abraham dio a Melquisedec los diezmos del todo. Si quieres cumplir, tienes que cumplir con todo. La palabra perfección (v. 11) no solamente habla de madurez, sino de completar. El completar de la vida de Dios en el hombre significa acabar la obra que Él nos da, por esto dice: “sean completos como Yo soy completo”. Cambiar el sacerdocio (v. 12) significa que el sacerdocio de la ley no pudo completar el trabajo, no pudo traer la plenitud. Entonces, ¿qué se necesitaba? Otro sacerdocio. Cambiando el sacerdocio es necesario también que haya cambio de ley. Este es el asunto más trascendental para entender la diferencia entre Su muerte y Su vida. En Su muerte somos libres del pecado, pagamos la deuda de la ley, somos libres de la maldición, somos libres de nuestra propia voluntad (nuestro yo). En la vida de Él (no Su muerte), hemos sido trasladados de una ley a otra ley. Su vida nos lleva a otra ley. Es importante entender esto.
3.2 Recibir mucha más gracia y el don de Dios
Romanos 5:15-17 “Abundaron mucho más” la gracia y el don de Dios por Su vida. Abundancia se refiere al total de la gracia. Por Su vida recibimos mucho más. Hay mucho más. La Iglesia necesita mucho más. Necesitamos conseguir mucha más revelación sobre cómo vivir la plenitud. Cuántos hermanos que dicen que quieren hacer la voluntad y propósito de Dios. En cuanto Dios les envia una prueba, ellos ven lo bueno y van tras lo bueno, mientras que Dios quiere que rindan su voluntad. Por ejemplo, ¿por qué llegamos tarde a las reuniones de la Congregación, sabiendo que se trata de una cita con Dios? ¿Por qué somos a veces desobedientes a lo que sabemos Dios quiere de nosotros? ¿Por qué no compartimos muchas veces la palabra con nuestros hijos? Esto sucede porque algo nos falta a todos en la Casa, en la Iglesia. Ese “algo” es que no tenemos revelación de la plenitud de Cristo. Si veríamos el todo, recibiríamos el “mucho más”. Y, este “mucho más”, tomaría control de nuestras vidas y todo sería transformado en la Iglesia.
Él ya ha completado la prueba más alta para que recibamos MUCHA MAS gracia y el don de Dios.
3.3 Ver Su verdadera identidad (gloria) y sus vestidos relampagueantes
Lucas 9:22 Jesús dijo a sus discípulos que era necesario que muera. Ellos se sintieron decepcionados y frustrados. Toda su mentalidad era que el Mesías tenía que venir para reinar, entonces, ¿cómo era posible que muera?
Lucas 9:28-36 Después de ocho días de silencio, Jesús tomó a Pedro, Juan y Jacobo y subió al monte a orar. Pedro representa el principio, fue el iniciador de la Iglesia, fue la voz que comenzó la gran cosecha. El estaba pescando cuando fue llamado por Jesús. Pedro fue llamado pescador de hombres. Juan fue el discípulo que permaneció hasta el fin. Representa el final de la Iglesia. El vio la corrupción y restauración de la Iglesia, y vio a Cristo sentado en el trono. Pedro representa el alfa, Juan representa la omega. Jacobo fue el primero de los discípulos en ser sacrificado. Representa el primer diezmo, la primera ofrenda. Pedro, Jacobo y Juan representan el todo, la plenitud, la obra concluida, la gracia sobre gracia. Jesús fue con los tres al monte. No fue solamente con Pedro, o solo con Juan, o solo con Jacobo. Jesús subió al monte a orar con una profecía del todo. Él es el Hombre de la plenitud, Él es el Hombre del todo.
¿Qué pasa cuando en el monte Jesús ora entendiendo que tenía el todo? La apariencia de su rostro se hizo otra, y su vestido blanco y resplandeciente. La palabra griega para resplandecer significa comenzar a brillar como relámpago, comenzar a relampaguear. Cuando la apariencia de Su rostro cambió y sus vestidos resplandecieron, significa que salió lo que estaba escondido, su verdadera identidad. Lo que estaba dentro se dejó ver y en sus vestidos comenzó a haber brillo de relámpagos. Con la obra completa, el monte y la oración, la apariencia de Su rostro se hizo otra y sus vestidos resplandecieron.
3.4 Ver a Jesús según el Espíritu y ya no sólo conocerlo según la carne
2 Corintios 5:15-16 ¿Todavía conoces a Jesús según la carne, o le conoces con la otra apariencia de su rostro? Conocer a Jesús según la carne significa conocer el Jesús que hacía los milagros, que caminaba sobre las aguas, que murió en una cruz para redimir nuestros pecados y hacerse maldición. ¿Qué pasó aquel dia de la transfiguración? La vida del Espíritu salió y ellos vieron a Jesús en el espíritu. Los discípulos vieron Su rostro en el espíritu, ya no en la carne.
El problema es que en la Iglesia se predicaba y se predica sobre la obra que Jesús ha venido a hacer en la carne, y sobre la obra que ha venido a acabar en la cruz. El Cristo que conocemos es según la carne y debemos entender a Cristo en el Espíritu. Esto significa que predicamos el Evangelio a medias y, por lo tanto, nuestra transformación también es a medias. Esto significa que no podemos llevar el testimonio que Dios quiere porque no conocemos la plenitud. Tenemos que lidiar con la plenitud y el monte, que representan la riqueza de gracia sobre gracia.
3.5 Ser perfeccionados para verlo cara a cara y tener revelación del que Es
Job 2:4-7 Cuando no conoces la plenitud, el todo, ¿cómo perfeccionas a un perfecto, a aquel que piensa que ya está completo? Esa es la historia de Job. No pienses en perfecto como piensa el hombre, en que “solo Dios es perfecto”, ni pienses como Job que pensaba que ya era perfecto. Al principio, entre sus bendiciones tenía hijos, hijas y riqueza. Pensó que ya había alcanzado todo el propósito. Pero, Dios lo miraba y veía que no estaba completo. Como Iglesia pensamos que estamos completos porque tenemos el Evangelio, pero no tenemos el Evangelio completo.
Pensamos que tenemos todo lo que tenemos, pero no tenemos todo lo que debemos tener. Por eso, no llevamos el fruto completo porque no entendemos el todo.
Cuidado con conformarse y pensar que ya tienes el todo. Job no entendía el todo y vivía feliz. Le faltaba añadir una porción. Entonces, Dios decide tratar con este asunto para perfeccionar al “perfecto”. La Biblia dice: “no rasgarás las vestiduras del sacerdote”. Dios quiere rasgarle a Job las vestiduras sagradas. Dios manda a traer a Satanás quién le rasga las vestiduras a Job. Después de que son destruidas todas sus posesiones, Satanás hiere a Job con una sarna. Job se sienta en las cenizas y se echa polvo, lo que significa que estaba en gran lamento. Esta es la condición humana sin Dios. El “perfecto” Job es una sola sarna, rascándose con un pedazo roto de cerámica.
Job 2:11 Vienen los tres amigos más cercanos de Job que eran Elifaz temanita, Bildad suhita y Zofar naamatita. Cuando no tenemos la plenitud, como nos falta y no tenemos el todo, como no sabemos cómo completar, buscamos de las herramientas humanas. Elifaz temanita venía de Teman, pueblo famoso por su sabiduría humana. Trato de sanar a Job basado en la experiencia humana. Esto sucede también en la Iglesia cuando se trata de sanarla con la experiencia humana porque no tenemos el todo y no entendemos la revelación. Bildad suhita era el descendiente de uno de los seis hijos que Abraham tuvo con Cetura, una gentil. Cetura quiera decir el perfume del mundo, el perfume humanista. La defensa de Bildad se basa en la tradición humana. Cuando no tenemos la revelación del todo, queremos mirar la tradición humana y eso entra en la Iglesia. Zofar naamatita habla a Job y trata de sanarlo a partir del mérito humano.
Estos tres varones trataron de solucionar la situación de Job desde el punto de vista de la experiencia, tradición y mérito humanos, en estos tres asuntos descansa la sabiduría del hombre, en la experiencia descansa la ciencia, en el merito los logros, y en la tradición su inteligencia. Estos tres todo lo que hicieron fue complicar la situación de Job. Lo mismo sucede cuando se trata de sanar a la Iglesia a partir de la experiencia, tradición y mérito humanos.
Hay que reconocer que tenemos problemas en la Iglesia. Nos reunimos y falta en la Casa y en su liderazgo la revelación de la plenitud. Cometemos errores porque no vemos.
Job 29:2-12 Este es un relato de las maravillas que Job hacía antes cuando pensaba que era completo, mientras que Dios veía que estaba incompleto. De la misma manera, en la Iglesia tenemos personas ungidas, llenas de poder y pensamos que estamos completos cuando en realidad predicamos un Evangelio a medias . ¿Qué necesitamos? Necesitamos una revelación de la plenitud. Necesitamos una revelación que la Iglesia no tiene todavía.
Job 40:3-5 Job reconoce que está incompleto y prefiere callarse. Hay gracia, pero hay sobre gracia. No te conformes sólo con la gracia. Obtiene gracia y sobre gracia.
Job 42:1-9 ¡Cuántas cosas hemos hablado que no eran correctas! ¡Cuántas cosas humanas hemos introducido en el campamento! Vamos a la librería humana y buscamos a los buenos hombres, porque hay algo que nos falta y queremos “hacer bien” delante del Señor. Pero, los métodos humanos no funcionan. Requerimos entender el concepto de plenitud.
Job 42:10 Al final, Job tiene el doble de bendiciones en relación al inicio. Antes tenía la mitad y pensaba que estaba completo. Un Evangelio “a la mitad” puede hacer más daño que si no hubiera Evangelio.
3.6 Hacer tesoros para el cielo
Lucas 18:18-23 Un joven rico le preguntó a Jesús qué debía hacer para heredar la vida eterna. Jesús le dice que debe guardar los mandamientos, pero además le dice que venda todo lo que tenga y de a los pobres para tener tesoro en el cielo. El joven rico al oír esto se puso muy triste porque era muy rico, no pudo completar la obra, no pudo hacer el todo, porque no tenía la revelación completa de Cristo.
3.7 Entender la vida del Espíritu
Santiago 1:2-4 La paciencia debe tener su obra completa para que seamos perfectos y cabales, sin que nos falte cosa alguna.
Santiago 2:14 -26 La obra completa no solamente habla de la obra completa que tienes que hacer, lo que tienes que completar, pero también habla de la obra completa de Cristo. Él tiene una obra completa porque Él ya ha completado: de Su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia (Juan 1:16).
Juan 3:1-8 Jesús está hablando con Nicodemo, un frustrado de la obra incompleta. ¿No estás tu frustrado de lo incompleto porque percibes que a la Iglesia le falta algo, que a tu vida le falta algo? Nicodemo estaba frustrado por la pura religión: leía una cosa y vivía otra cosa totalmente opuesta. Por lo menos nosotros leemos algo y vivimos la mitad.
En hebreo, la palabra para espíritu es viento. En griego, la palabra para espíritu o viento es pnuma. Jesús le dice a Nicodemo que como todo nacido de nuevo, no conocía el viento, es decir, no entendía la vida del Espíritu (v. 8). La Biblia habla del viento una y otra vez . Dios quiere soplar el viento, de tal manera y en tal dirección, que nos lleve a ver lo que no vemos, a completar lo incompleto, a tener lo que no tenemos. Dios está soplando Su viento en toda la tierra.
3.8 Tener como Iglesia la revelación del que Es
Lucas 24:13-35 Dos de los discípulos que anduvieron con Jesús por poco más de tres años, estaban andando en el camino a Emaús. Iban hablando entre sí de lo que había acontecido. Sucedió que mientras hablaban entre sí, Jesús se les acercó y caminaba con ellos. Sus ojos estaban velados y no le reconocieron. Conocían al Jesús que Era: al que los sanó, consoló, ayudó y murió por ellos. Pero, no conocían al Cristo que resucitó. Sus ojos estaban velados porque no podían ver al que Es, conocían al que Era. De la misma manera, la Iglesia no puede ver al que Es. Predicamos al que Era, porque Él bendice y gana almas. Uno de los apóstoles le dijo a Jesús (v. 18): ¿eres tú el único forastero en Jerusalén que no has sabido las cosas que en ella han acontecido en estos días? Jesús les pareció un forastero, es decir, no tenía ni siquiera cara de judío. De la misma manera, en la transfiguración en el monte, cuando Pedro, Juan y Jacobo vieron a Jesús no le conocieron.
Los discípulos describen al que Era (v. 19-20): Jesús nazareno, varón profeta, poderoso en obra y en palabra, entregado a muerte por los principales sacerdotes y gobernantes, crucificado. Esto es mitad del Evangelio. La Iglesia del Señor sólo mira al que Era, de la misma manera que aquellos dos discípulos no conocían al que Es, al que vive, porque sus ojos estaban velados.
Al tomar el pan y bendecirlo (v. 30), Jesús trajo el cielo a la tierra. Trae tu diezmo y levanta tu mano al Señor y Él va a traer pan y vino y el cielo va a venir. Cuando los discípulos recibieron el pan, sus ojos fueron abiertos y le reconocieron. ¿Qué tenia la Iglesia primera (representada por los discípulos) que no tiene la Iglesia actual? Que ellos finalmente le reconocieron. Ellos vieron algo que no hemos visto todavía. Necesitamos ver desesperadamente.
3.9 Dar como Iglesia la adoración al que Es
Apocalipsis 4:8 Los seres vivientes o celestiales no tienen necesidad de ninguna revelación, están donde no es necesario buscarla. Este versículo habla de la adoración celestial de los seres vivientes al Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir. Así también es la adoración de la Iglesia que no tiene revelación. Cuando Juan vio el libro sellado, lloraba porque no había revelación. Sin revelación, se adora al que era, al que es y al que ha de venir. Nosotros necesitamos una revelación más alta porque administramos el reino y llevamos el testimonio del Señor. Necesitamos ver el todo.
Apocalipsis 11:16–17 Los veinticuatro ancianos en el Antiguo Testamento representan al pueblo, y en el Nuevo Testamento representan a la Iglesia. Cuando la Iglesia se levante, se postrará sobre su rostro, adorando a Dios y diciendo: Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres y que eras y que has de venir. Actualmente, ¿cuál es la revelación de la Iglesia? El que Eres. ¿Cuál es la revelación de los seres vivientes? El que Era. En Emaús, la revelación de los discípulos era el que Era. Falta la revelación de los veinticuatro ancianos del que Es. Podemos ver al que Era, somos expertos en predicar al que Era. No entendemos al que Es. Si viéramos al que Es, nuestra vida sería tan transformada que estaríamos todo tiempo temblando ante la presencia del Señor.
El que Es está sentado en el centro del trono, tiene todo poder y autoridad. Es llamado Señor de Señores, Rey de Reyes, su ropa está teñida de sangre, de su boca sale una espada afilada, y ante Él los reyes de la tierra se cubren y dicen: ayúdanos. Como todavía no entendemos al que Es, nos atrevemos a orar o no, disciplinar o no a nuestros hijos, llegar tarde a las reuniones de la Congregación.
La Iglesia predica un Evangelio incompleto porque todavía no entiende al que Es.
Apocalipsis 1:4 El que Es, Era y ha de Venir
Apocalipsis 1:8 Alfa y omega, principio y fin, el que Es, Era y ha de Venir, el Todopoderoso.
3.10 Ser uno con El que Es y cambiar nuestras vestiduras como Iglesia
Apocalipsis 11:19 Cuando Jesús se transfiguró, mostrando quien era en el Espíritu, su ropa resplandeció como el brillo del relámpago La vestimenta relampagueante del Señor será una Iglesia transformada que ve y entiende al que Es.
(La iglesia es la vestidura del Señor) Así será la transformación cuando veamos y entendamos al que Es: vestimentas con relámpagos. Como Iglesia, entendemos muy bien al que Era y predicamos el Evangelio del que Era, porque todavía no vemos al que Es. Por eso, todavía no salen relámpagos de nuestros vestidos.
La Iglesia va a ser gloriosa cuando Dios nos quite la venda, y veamos que somos uno con el que Es, con ropas que relampaguean.
Lucas 9:28-36 Aunque se acababa de manifestar el que Es (Pedro, Juan y Jacobo vieron que la apariencia de Su rostro se hizo otra y que su vestido blanco resplandecía, y vieron la gloria de Jesús), Pedro seguía pensando en el que Era. Pedro le dice a Jesús que sería “bueno” hacer tres enramadas, lo que significaba poner a Jesús a la misma estatura (nivel) que Moisés y Elías. Cuando Dios abra nuestros ojos, nos mostrará al que se sienta en el trono, al que cabalga en el caballo blanco y que guía a los ejércitos de Dios. ¡Cómo seremos transformados cuando podamos oír y mirar al que Es!
3.11 Dar a conocer como Iglesia Su poder y venida
2 Pedro 1:16-18 Pedro vio en el monte la gloria de Jesús. Como vio con sus propios ojos Su majestad, nos pudo dar a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo. ¿Has visto Su majestad? En el monte santo Jesús recibió honra y gloria de Dios y el sacerdocio según Melquisedec. Cuando hay nuevo sacerdocio es necesario el cambio de ley. Él completó la obra en su vida para que tengamos mucho más. Sólo podía ser hecho sacerdote según Melquisedec aquel que sea santo, sin mancha ni arruga y que tenga capacidad de penetrar a la presencia de Dios por sus propios méritos. Solo hay uno que puede hacer esto: Jesucristo, quién aquel día de la transfiguración recibió honra y gloria. Los sacerdotes reciben honra y gloria cuando son hechos Sumos sacerdotes.
4. ¿Cómo podemos tener revelación del que Es? Por medio de la renovación de nuestro entendimiento a través de la palabra revelada y al ver la gloria del Señor
Solamente cuando le veamos vamos a ser como Él es y vamos a relampaguear. En el Nuevo Testamento sólo hay tres referencias para la palabra transfiguró, que en griego es metamorfosis.
Mateo 17:1-2 Transfiguró es la palabra metamorfosis en griego.
Romanos 12:2 “Transformándonos por medio de la renovación de nuestro entendimiento”. La palabra griega para transformar es la misma que se utiliza para transfigurar (metamorfosis). Este versículo se lee entonces: “no se conformen a este siglo, sino transfórmense (haya transfiguración en ustedes, haya metamorfosis en ustedes) por medio de la renovación de su entendimiento”. Transformarse significa entender al que Es. ¿Cómo vamos a transformarnos (transfigurarnos, tener metamorfosis)?
1. Romanos 12:2 Por medio de la revelación de la palabra.
2. Necesitamos ver la gloria del que Es. Mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados (transfigurados, tenemos metamorfosis) de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor (2 Corintios 3:18).
¿Cuál es nuestra parte para saber sobre el que Es? Renovar nuestra mente con la palabra revelada y mirar Su gloria para que el cuerpo de Cristo tenga la misma transfiguración que Él tuvo en el monte y para que nuestros vestidos relampagueen.
En resumen, Jesús subió con Pedro, Juan y Jacobo a orar al monte porque no podía irse sin la obra completa. En el monte, Jesús recibió el
sacerdocio según la orden de Melquisedec para hacer completa la obra en Su vida para que tú como Iglesia puedas ver su Majestad y para que la Iglesia pueda ser transformada. Ora y clama por un espíritu de revelación y sabiduría para poder verlo como Él es. Necesitamos cambiar de ver y oír al “varón profeta, poderoso en obra y en palabra” (Lucas 24:19) a conocer a Jesucristo en el espíritu y ya no en la carne (como dice Pablo en 2 Corintios 5:16). Lo que ha hecho el que Era es una gran maravilla. Ahora quiere obrar el que Es.
Amamos la obra del que Era, sin lugar a dudas. Pero, ¿podemos predicar algo que no hemos visto? No podemos. Podremos predicar del que Es sólo cuando lo hayamos visto. ¿Cuándo empezaremos a predicar del que Es? ¿Cuándo empezarán a relampaguear nuestros vestidos? Cuando le veamos como Él es. El dia que la Iglesia le vea como Él Es, todo va a cambiar en la Iglesia del Señor. Ya no veremos ni negro ni blanco, no habrá racismo ni prejuicios. Todos correremos a orar. ¿Por qué ahora no corremos muy temprano a la oración? Porque todavía no le hemos visto como Él es. Si lo verías sentado en el trono, temblarías a su presencia y Él se manifestaría en gran manera. No es nuestra culpa, todos hemos sido enseñados en el que Era. Nadie es mayor, no se ha tenido todavía la revelación.
El diezmo es el primer 10% del todo. Vale lo mismo el diezmo del más pobre como del más rico, porque por todos ha sido pagada la misma sangre, el mismo precio. Todos necesitamos la misma revelación. Todos necesitamos ver al que Es. Necesitamos con desesperación ver al que Es. Si no le vemos, nuestra vida no va a ser cambiada. Necesitamos verlo a Él de una nueva manera.
Asumiendo que una persona rica diezma US$100,000 y otra pobre diezma BS10, si ambos diezman el 10% de su primicia y con corazón alegre, ¿cuál de los diezmos vale más? Todos los diezmos valen lo mismo a los ojos de Dios. El diezmo del rico o del pobre vale lo mismo: Porque es 10% del total, no es una cantidad.
¿Quién vale más en la Casa del Señor, un profeta de la Casa o una persona que se sienta en la última fila? Todos valemos igual a los ojos de Dios. El Hijo ha pagado el mismo precio por cada uno. Si bien cumplimos diferentes funciones y nos ha sido dado diferente nivel de autoridad en la Iglesia, eso no quiere decir que nuestro valor sea diferente. Él no ha pagado un precio diferente entre una persona “importante” y otra persona “menos importante”. Jesús ha pagado la misma sangre por el predicador más importante como por el más pequeño en el reino. Todos valemos lo mismo porque hemos sido comprados por el mismo precio. En cambio, según el estándar del mundo, una persona vale según la función que desempeña. Por ejemplo, para la ciudad un gobernador es mucho más importante que un albañil.
Si espiritualmente todos valemos por igual, en el mover del Espíritu tenemos igual parte que cumplir.
Debemos todos ser
Co-participantes del mover de las aguas en el río de adoración. El más pequeño como el mayor tiene la misma responsabilidad de mover las aguas, de permitir que Su presencia fluya. Cuando todos participamos en la responsabilidad, el río se mueve y entramos al río para bendición. En la Biblia hay el principio del remanente que dice que cuando el remanente obtiene algo de Dios, lo obtiene para todo el pueblo, aunque no todo el pueblo participe. David dijo que para el que va a la guerra como para el que se queda a cuidar, la distribución del botín es igual, no importando quién trabajó más o menos.
Corporativamente, como Iglesia tenemos una responsabilidad, un llamamiento, una recompensa y una bendición.
Así no asistas a la Congregación un día en que se recibe bendición, cuando ésta viene a la Casa, eres parte de la bendición. Nuestra responsabilidad colectiva es traer la presencia de Dios, ministrar al Señor y permitir que Él nos guíe y nos muestre qué es lo que tenemos que hacer como cuerpo. Cuando el cuerpo actúa, Dios desata la bendición.
Todos hemos sido comprados por Su sangre, nadie puede decir que ha ganado su salvación. La palabra redimir significa comprar en el mercado de esclavos. Todos éramos esclavos, estábamos bajo el yugo de Satanás. Ahora estamos bajo la gracia y somos responsables de mover las aguas.
Hoy en dia no son los ángeles los que mueven las aguas, ahora es la Iglesia la que mueve las aguas. En ese mover de aguas, la gente entra y es restaurada, sanada, bendecida. El paralítico de Betesda le dijo a Jesús que no podía entrar al estanque porque no había quien lo meta cuando el agua era agitada por un ángel (Juan 5:1-9). Hoy día hay quién lleve a los paralíticos al mover de las aguas: la Iglesia. Podemos juntos adorar, alabar, trabajar para que Él derrame Su presencia y quede satisfecho. Si no queda satisfecho, significa que nada hemos hecho y que sólo hemos estado juntos.
El presentar el sacrificio no es en nuestro esfuerzo. “Es como subir en el ascensor y no por las escaleras”. Dejamos que Él suba, nos hundimos en Él. Cuando entras al río de Dios, tu aflicción y necesidades van a ser quitadas. El Señor dice: nuevo nivel para mis hijos e hijas, donde los vientos soplan. Nos abandonamos al Señor y nos olvidamos de todo.
Padre, gracias por tu amor, compasión y misericordia. Santo eres tú, te alabamos y bendecimos. Señor, no hay otro como tú en cielos ni en tierra. Señor, nos rendimos ante ti. Pedimos perdón en lo que te hayamos ofendido, en cualquier cosa que hayamos hecho que no te ha agradado. Perdónanos y ayúdanos. Tu Espíritu nos ayude, nos socorra. Esperamos en ti santo Espíritu Santo, esperamos tu ayuda para rendir sacrificio al Dios y Padre, para entregarnos de manera agradable al Señor, para poder dar de verdad. Espíritu Santo, ayúdanos a ser un solo sacrificio, como dice la Escritura, santo y agradable. Guíanos Espíritu Santo. Por tu guía y por los méritos del Cordero nos acercamos al trono de la gracia y confiadamente presentamos a ti un solo sacrificio fruto de labios que alaban tu nombre. Presentamos delante de ti un solo cuerpo, una sola fe, un solo bautismo, un solo sacrificio que ponemos en el altar como sacrificio agradable a Dios. Amén.
PREDICA SOBRE LA GRACIA (Parte XIII) – (Julio 25, 2010)
Pastor Carlos Nanetti
1. Tomar gracia sobre gracia requiere de Su plenitud (“todo”)
Juan 1:16 De su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia. Plenitud significa el todo. Para el hebreo, el todo era muy importante. Por eso, Jesús habló de las parábolas de la mujer que perdió la moneda (Lucas 15:8-10), y del pastor que buscó la oveja perdida (Lucas 15:4-7). En nuestra cultura, el todo no es importante. Por ejemplo, llegamos tarde a la reunión en la Congregación o no acabamos las cosas y las dejamos a medio hacer. O, nuestros gobiernos dejan muchos proyectos a medias o abandonados, con muchas inversiones mal hechas. No tenemos enraizado en nosotros el concepto de la plenitud, del todo.
Para el hebreo era muy importante acabar el todo, era parte de su genética, de la enseñanza recibida. Por ello, los judíos hasta ahora quieren tener toda la tierra que creen les corresponde, quieren tener toda la ciudad de Jerusalén. El asunto es el concepto. Del todo de Jesús tomamos nosotros, no sólo de una parte de Él. Aunque una parte fuera excesivamente buena, no tomamos de una parte de Él, sino de Su todo.
2. Vida y muerte hacen el todo (plenitud) de Jesús, no solamente Su muerte
Si no entendemos el todo de Jesús, no podemos entender el Evangelio. El problema en muchas Congregaciones es que se predica un Evangelio de una parte. Él no solamente ha muerto, Él vive. Muchas veces nos quedamos en la muerte y no entendemos la vida. Vida y muerte hacen la plenitud. Nuestro Evangelio es a medias, no es del todo. La Iglesia necesita revelación del todo. Predicamos a quién Él era. Cuando tengamos revelación de quién Él Es, la vida de la Iglesia va a cambiar radicalmente. Debemos cambiar la vida de la Iglesia a la imagen y semejanza que Él pensó. No podemos hacer esto si no entendemos realmente la plenitud de Él. Podemos intentar rebelarnos, aunque no es la solución, necesitamos desesperadamente de la revelación de la gracia sobre gracia. Él vivió y murió.
Él no solamente murió, Él vive. El no solamente era, Él es. Necesitamos dos medidas de gracia. La sobre gracia es más rica que la gracia.
3. La revelación de la plenitud (Su obra completa), nos permitirá:
3.1 Ser trasladados de la ley del pecado (muerte) a la ley de vida (vida en el Espíritu)
Hebreos 7:1-11 Abraham dio a Melquisedec los diezmos del todo. Si quieres cumplir, tienes que cumplir con todo. La palabra perfección (v. 11) no solamente habla de madurez, sino de completar. El completar de la vida de Dios en el hombre significa acabar la obra que Él nos da, por esto dice: “sean completos como Yo soy completo”. Cambiar el sacerdocio (v. 12) significa que el sacerdocio de la ley no pudo completar el trabajo, no pudo traer la plenitud. Entonces, ¿qué se necesitaba? Otro sacerdocio. Cambiando el sacerdocio es necesario también que haya cambio de ley. Este es el asunto más trascendental para entender la diferencia entre Su muerte y Su vida. En Su muerte somos libres del pecado, pagamos la deuda de la ley, somos libres de la maldición, somos libres de nuestra propia voluntad (nuestro yo). En la vida de Él (no Su muerte), hemos sido trasladados de una ley a otra ley. Su vida nos lleva a otra ley. Es importante entender esto.
3.2 Recibir mucha más gracia y el don de Dios
Romanos 5:15-17 “Abundaron mucho más” la gracia y el don de Dios por Su vida. Abundancia se refiere al total de la gracia. Por Su vida recibimos mucho más. Hay mucho más. La Iglesia necesita mucho más. Necesitamos conseguir mucha más revelación sobre cómo vivir la plenitud. Cuántos hermanos que dicen que quieren hacer la voluntad y propósito de Dios. En cuanto Dios les envia una prueba, ellos ven lo bueno y van tras lo bueno, mientras que Dios quiere que rindan su voluntad. Por ejemplo, ¿por qué llegamos tarde a las reuniones de la Congregación, sabiendo que se trata de una cita con Dios? ¿Por qué somos a veces desobedientes a lo que sabemos Dios quiere de nosotros? ¿Por qué no compartimos muchas veces la palabra con nuestros hijos? Esto sucede porque algo nos falta a todos en la Casa, en la Iglesia. Ese “algo” es que no tenemos revelación de la plenitud de Cristo. Si veríamos el todo, recibiríamos el “mucho más”. Y, este “mucho más”, tomaría control de nuestras vidas y todo sería transformado en la Iglesia.
Él ya ha completado la prueba más alta para que recibamos MUCHA MAS gracia y el don de Dios.
3.3 Ver Su verdadera identidad (gloria) y sus vestidos relampagueantes
Lucas 9:22 Jesús dijo a sus discípulos que era necesario que muera. Ellos se sintieron decepcionados y frustrados. Toda su mentalidad era que el Mesías tenía que venir para reinar, entonces, ¿cómo era posible que muera?
Lucas 9:28-36 Después de ocho días de silencio, Jesús tomó a Pedro, Juan y Jacobo y subió al monte a orar. Pedro representa el principio, fue el iniciador de la Iglesia, fue la voz que comenzó la gran cosecha. El estaba pescando cuando fue llamado por Jesús. Pedro fue llamado pescador de hombres. Juan fue el discípulo que permaneció hasta el fin. Representa el final de la Iglesia. El vio la corrupción y restauración de la Iglesia, y vio a Cristo sentado en el trono. Pedro representa el alfa, Juan representa la omega. Jacobo fue el primero de los discípulos en ser sacrificado. Representa el primer diezmo, la primera ofrenda. Pedro, Jacobo y Juan representan el todo, la plenitud, la obra concluida, la gracia sobre gracia. Jesús fue con los tres al monte. No fue solamente con Pedro, o solo con Juan, o solo con Jacobo. Jesús subió al monte a orar con una profecía del todo. Él es el Hombre de la plenitud, Él es el Hombre del todo.
¿Qué pasa cuando en el monte Jesús ora entendiendo que tenía el todo? La apariencia de su rostro se hizo otra, y su vestido blanco y resplandeciente. La palabra griega para resplandecer significa comenzar a brillar como relámpago, comenzar a relampaguear. Cuando la apariencia de Su rostro cambió y sus vestidos resplandecieron, significa que salió lo que estaba escondido, su verdadera identidad. Lo que estaba dentro se dejó ver y en sus vestidos comenzó a haber brillo de relámpagos. Con la obra completa, el monte y la oración, la apariencia de Su rostro se hizo otra y sus vestidos resplandecieron.
3.4 Ver a Jesús según el Espíritu y ya no sólo conocerlo según la carne
2 Corintios 5:15-16 ¿Todavía conoces a Jesús según la carne, o le conoces con la otra apariencia de su rostro? Conocer a Jesús según la carne significa conocer el Jesús que hacía los milagros, que caminaba sobre las aguas, que murió en una cruz para redimir nuestros pecados y hacerse maldición. ¿Qué pasó aquel dia de la transfiguración? La vida del Espíritu salió y ellos vieron a Jesús en el espíritu. Los discípulos vieron Su rostro en el espíritu, ya no en la carne.
El problema es que en la Iglesia se predicaba y se predica sobre la obra que Jesús ha venido a hacer en la carne, y sobre la obra que ha venido a acabar en la cruz. El Cristo que conocemos es según la carne y debemos entender a Cristo en el Espíritu. Esto significa que predicamos el Evangelio a medias y, por lo tanto, nuestra transformación también es a medias. Esto significa que no podemos llevar el testimonio que Dios quiere porque no conocemos la plenitud. Tenemos que lidiar con la plenitud y el monte, que representan la riqueza de gracia sobre gracia.
3.5 Ser perfeccionados para verlo cara a cara y tener revelación del que Es
Job 2:4-7 Cuando no conoces la plenitud, el todo, ¿cómo perfeccionas a un perfecto, a aquel que piensa que ya está completo? Esa es la historia de Job. No pienses en perfecto como piensa el hombre, en que “solo Dios es perfecto”, ni pienses como Job que pensaba que ya era perfecto. Al principio, entre sus bendiciones tenía hijos, hijas y riqueza. Pensó que ya había alcanzado todo el propósito. Pero, Dios lo miraba y veía que no estaba completo. Como Iglesia pensamos que estamos completos porque tenemos el Evangelio, pero no tenemos el Evangelio completo.
Pensamos que tenemos todo lo que tenemos, pero no tenemos todo lo que debemos tener. Por eso, no llevamos el fruto completo porque no entendemos el todo.
Cuidado con conformarse y pensar que ya tienes el todo. Job no entendía el todo y vivía feliz. Le faltaba añadir una porción. Entonces, Dios decide tratar con este asunto para perfeccionar al “perfecto”. La Biblia dice: “no rasgarás las vestiduras del sacerdote”. Dios quiere rasgarle a Job las vestiduras sagradas. Dios manda a traer a Satanás quién le rasga las vestiduras a Job. Después de que son destruidas todas sus posesiones, Satanás hiere a Job con una sarna. Job se sienta en las cenizas y se echa polvo, lo que significa que estaba en gran lamento. Esta es la condición humana sin Dios. El “perfecto” Job es una sola sarna, rascándose con un pedazo roto de cerámica.
Job 2:11 Vienen los tres amigos más cercanos de Job que eran Elifaz temanita, Bildad suhita y Zofar naamatita. Cuando no tenemos la plenitud, como nos falta y no tenemos el todo, como no sabemos cómo completar, buscamos de las herramientas humanas. Elifaz temanita venía de Teman, pueblo famoso por su sabiduría humana. Trato de sanar a Job basado en la experiencia humana. Esto sucede también en la Iglesia cuando se trata de sanarla con la experiencia humana porque no tenemos el todo y no entendemos la revelación. Bildad suhita era el descendiente de uno de los seis hijos que Abraham tuvo con Cetura, una gentil. Cetura quiera decir el perfume del mundo, el perfume humanista. La defensa de Bildad se basa en la tradición humana. Cuando no tenemos la revelación del todo, queremos mirar la tradición humana y eso entra en la Iglesia. Zofar naamatita habla a Job y trata de sanarlo a partir del mérito humano.
Estos tres varones trataron de solucionar la situación de Job desde el punto de vista de la experiencia, tradición y mérito humanos, en estos tres asuntos descansa la sabiduría del hombre, en la experiencia descansa la ciencia, en el merito los logros, y en la tradición su inteligencia. Estos tres todo lo que hicieron fue complicar la situación de Job. Lo mismo sucede cuando se trata de sanar a la Iglesia a partir de la experiencia, tradición y mérito humanos.
Hay que reconocer que tenemos problemas en la Iglesia. Nos reunimos y falta en la Casa y en su liderazgo la revelación de la plenitud. Cometemos errores porque no vemos.
Job 29:2-12 Este es un relato de las maravillas que Job hacía antes cuando pensaba que era completo, mientras que Dios veía que estaba incompleto. De la misma manera, en la Iglesia tenemos personas ungidas, llenas de poder y pensamos que estamos completos cuando en realidad predicamos un Evangelio a medias . ¿Qué necesitamos? Necesitamos una revelación de la plenitud. Necesitamos una revelación que la Iglesia no tiene todavía.
Job 40:3-5 Job reconoce que está incompleto y prefiere callarse. Hay gracia, pero hay sobre gracia. No te conformes sólo con la gracia. Obtiene gracia y sobre gracia.
Job 42:1-9 ¡Cuántas cosas hemos hablado que no eran correctas! ¡Cuántas cosas humanas hemos introducido en el campamento! Vamos a la librería humana y buscamos a los buenos hombres, porque hay algo que nos falta y queremos “hacer bien” delante del Señor. Pero, los métodos humanos no funcionan. Requerimos entender el concepto de plenitud.
Job 42:10 Al final, Job tiene el doble de bendiciones en relación al inicio. Antes tenía la mitad y pensaba que estaba completo. Un Evangelio “a la mitad” puede hacer más daño que si no hubiera Evangelio.
3.6 Hacer tesoros para el cielo
Lucas 18:18-23 Un joven rico le preguntó a Jesús qué debía hacer para heredar la vida eterna. Jesús le dice que debe guardar los mandamientos, pero además le dice que venda todo lo que tenga y de a los pobres para tener tesoro en el cielo. El joven rico al oír esto se puso muy triste porque era muy rico, no pudo completar la obra, no pudo hacer el todo, porque no tenía la revelación completa de Cristo.
3.7 Entender la vida del Espíritu
Santiago 1:2-4 La paciencia debe tener su obra completa para que seamos perfectos y cabales, sin que nos falte cosa alguna.
Santiago 2:14 -26 La obra completa no solamente habla de la obra completa que tienes que hacer, lo que tienes que completar, pero también habla de la obra completa de Cristo. Él tiene una obra completa porque Él ya ha completado: de Su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia (Juan 1:16).
Juan 3:1-8 Jesús está hablando con Nicodemo, un frustrado de la obra incompleta. ¿No estás tu frustrado de lo incompleto porque percibes que a la Iglesia le falta algo, que a tu vida le falta algo? Nicodemo estaba frustrado por la pura religión: leía una cosa y vivía otra cosa totalmente opuesta. Por lo menos nosotros leemos algo y vivimos la mitad.
En hebreo, la palabra para espíritu es viento. En griego, la palabra para espíritu o viento es pnuma. Jesús le dice a Nicodemo que como todo nacido de nuevo, no conocía el viento, es decir, no entendía la vida del Espíritu (v. 8). La Biblia habla del viento una y otra vez . Dios quiere soplar el viento, de tal manera y en tal dirección, que nos lleve a ver lo que no vemos, a completar lo incompleto, a tener lo que no tenemos. Dios está soplando Su viento en toda la tierra.
3.8 Tener como Iglesia la revelación del que Es
Lucas 24:13-35 Dos de los discípulos que anduvieron con Jesús por poco más de tres años, estaban andando en el camino a Emaús. Iban hablando entre sí de lo que había acontecido. Sucedió que mientras hablaban entre sí, Jesús se les acercó y caminaba con ellos. Sus ojos estaban velados y no le reconocieron. Conocían al Jesús que Era: al que los sanó, consoló, ayudó y murió por ellos. Pero, no conocían al Cristo que resucitó. Sus ojos estaban velados porque no podían ver al que Es, conocían al que Era. De la misma manera, la Iglesia no puede ver al que Es. Predicamos al que Era, porque Él bendice y gana almas. Uno de los apóstoles le dijo a Jesús (v. 18): ¿eres tú el único forastero en Jerusalén que no has sabido las cosas que en ella han acontecido en estos días? Jesús les pareció un forastero, es decir, no tenía ni siquiera cara de judío. De la misma manera, en la transfiguración en el monte, cuando Pedro, Juan y Jacobo vieron a Jesús no le conocieron.
Los discípulos describen al que Era (v. 19-20): Jesús nazareno, varón profeta, poderoso en obra y en palabra, entregado a muerte por los principales sacerdotes y gobernantes, crucificado. Esto es mitad del Evangelio. La Iglesia del Señor sólo mira al que Era, de la misma manera que aquellos dos discípulos no conocían al que Es, al que vive, porque sus ojos estaban velados.
Al tomar el pan y bendecirlo (v. 30), Jesús trajo el cielo a la tierra. Trae tu diezmo y levanta tu mano al Señor y Él va a traer pan y vino y el cielo va a venir. Cuando los discípulos recibieron el pan, sus ojos fueron abiertos y le reconocieron. ¿Qué tenia la Iglesia primera (representada por los discípulos) que no tiene la Iglesia actual? Que ellos finalmente le reconocieron. Ellos vieron algo que no hemos visto todavía. Necesitamos ver desesperadamente.
3.9 Dar como Iglesia la adoración al que Es
Apocalipsis 4:8 Los seres vivientes o celestiales no tienen necesidad de ninguna revelación, están donde no es necesario buscarla. Este versículo habla de la adoración celestial de los seres vivientes al Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir. Así también es la adoración de la Iglesia que no tiene revelación. Cuando Juan vio el libro sellado, lloraba porque no había revelación. Sin revelación, se adora al que era, al que es y al que ha de venir. Nosotros necesitamos una revelación más alta porque administramos el reino y llevamos el testimonio del Señor. Necesitamos ver el todo.
Apocalipsis 11:16–17 Los veinticuatro ancianos en el Antiguo Testamento representan al pueblo, y en el Nuevo Testamento representan a la Iglesia. Cuando la Iglesia se levante, se postrará sobre su rostro, adorando a Dios y diciendo: Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres y que eras y que has de venir. Actualmente, ¿cuál es la revelación de la Iglesia? El que Eres. ¿Cuál es la revelación de los seres vivientes? El que Era. En Emaús, la revelación de los discípulos era el que Era. Falta la revelación de los veinticuatro ancianos del que Es. Podemos ver al que Era, somos expertos en predicar al que Era. No entendemos al que Es. Si viéramos al que Es, nuestra vida sería tan transformada que estaríamos todo tiempo temblando ante la presencia del Señor.
El que Es está sentado en el centro del trono, tiene todo poder y autoridad. Es llamado Señor de Señores, Rey de Reyes, su ropa está teñida de sangre, de su boca sale una espada afilada, y ante Él los reyes de la tierra se cubren y dicen: ayúdanos. Como todavía no entendemos al que Es, nos atrevemos a orar o no, disciplinar o no a nuestros hijos, llegar tarde a las reuniones de la Congregación.
La Iglesia predica un Evangelio incompleto porque todavía no entiende al que Es.
Apocalipsis 1:4 El que Es, Era y ha de Venir
Apocalipsis 1:8 Alfa y omega, principio y fin, el que Es, Era y ha de Venir, el Todopoderoso.
3.10 Ser uno con El que Es y cambiar nuestras vestiduras como Iglesia
Apocalipsis 11:19 Cuando Jesús se transfiguró, mostrando quien era en el Espíritu, su ropa resplandeció como el brillo del relámpago La vestimenta relampagueante del Señor será una Iglesia transformada que ve y entiende al que Es.
(La iglesia es la vestidura del Señor) Así será la transformación cuando veamos y entendamos al que Es: vestimentas con relámpagos. Como Iglesia, entendemos muy bien al que Era y predicamos el Evangelio del que Era, porque todavía no vemos al que Es. Por eso, todavía no salen relámpagos de nuestros vestidos.
La Iglesia va a ser gloriosa cuando Dios nos quite la venda, y veamos que somos uno con el que Es, con ropas que relampaguean.
Lucas 9:28-36 Aunque se acababa de manifestar el que Es (Pedro, Juan y Jacobo vieron que la apariencia de Su rostro se hizo otra y que su vestido blanco resplandecía, y vieron la gloria de Jesús), Pedro seguía pensando en el que Era. Pedro le dice a Jesús que sería “bueno” hacer tres enramadas, lo que significaba poner a Jesús a la misma estatura (nivel) que Moisés y Elías. Cuando Dios abra nuestros ojos, nos mostrará al que se sienta en el trono, al que cabalga en el caballo blanco y que guía a los ejércitos de Dios. ¡Cómo seremos transformados cuando podamos oír y mirar al que Es!
3.11 Dar a conocer como Iglesia Su poder y venida
2 Pedro 1:16-18 Pedro vio en el monte la gloria de Jesús. Como vio con sus propios ojos Su majestad, nos pudo dar a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo. ¿Has visto Su majestad? En el monte santo Jesús recibió honra y gloria de Dios y el sacerdocio según Melquisedec. Cuando hay nuevo sacerdocio es necesario el cambio de ley. Él completó la obra en su vida para que tengamos mucho más. Sólo podía ser hecho sacerdote según Melquisedec aquel que sea santo, sin mancha ni arruga y que tenga capacidad de penetrar a la presencia de Dios por sus propios méritos. Solo hay uno que puede hacer esto: Jesucristo, quién aquel día de la transfiguración recibió honra y gloria. Los sacerdotes reciben honra y gloria cuando son hechos Sumos sacerdotes.
4. ¿Cómo podemos tener revelación del que Es? Por medio de la renovación de nuestro entendimiento a través de la palabra revelada y al ver la gloria del Señor
Solamente cuando le veamos vamos a ser como Él es y vamos a relampaguear. En el Nuevo Testamento sólo hay tres referencias para la palabra transfiguró, que en griego es metamorfosis.
Mateo 17:1-2 Transfiguró es la palabra metamorfosis en griego.
Romanos 12:2 “Transformándonos por medio de la renovación de nuestro entendimiento”. La palabra griega para transformar es la misma que se utiliza para transfigurar (metamorfosis). Este versículo se lee entonces: “no se conformen a este siglo, sino transfórmense (haya transfiguración en ustedes, haya metamorfosis en ustedes) por medio de la renovación de su entendimiento”. Transformarse significa entender al que Es. ¿Cómo vamos a transformarnos (transfigurarnos, tener metamorfosis)?
1. Romanos 12:2 Por medio de la revelación de la palabra.
2. Necesitamos ver la gloria del que Es. Mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados (transfigurados, tenemos metamorfosis) de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor (2 Corintios 3:18).
¿Cuál es nuestra parte para saber sobre el que Es? Renovar nuestra mente con la palabra revelada y mirar Su gloria para que el cuerpo de Cristo tenga la misma transfiguración que Él tuvo en el monte y para que nuestros vestidos relampagueen.
En resumen, Jesús subió con Pedro, Juan y Jacobo a orar al monte porque no podía irse sin la obra completa. En el monte, Jesús recibió el
sacerdocio según la orden de Melquisedec para hacer completa la obra en Su vida para que tú como Iglesia puedas ver su Majestad y para que la Iglesia pueda ser transformada. Ora y clama por un espíritu de revelación y sabiduría para poder verlo como Él es. Necesitamos cambiar de ver y oír al “varón profeta, poderoso en obra y en palabra” (Lucas 24:19) a conocer a Jesucristo en el espíritu y ya no en la carne (como dice Pablo en 2 Corintios 5:16). Lo que ha hecho el que Era es una gran maravilla. Ahora quiere obrar el que Es.
Amamos la obra del que Era, sin lugar a dudas. Pero, ¿podemos predicar algo que no hemos visto? No podemos. Podremos predicar del que Es sólo cuando lo hayamos visto. ¿Cuándo empezaremos a predicar del que Es? ¿Cuándo empezarán a relampaguear nuestros vestidos? Cuando le veamos como Él es. El dia que la Iglesia le vea como Él Es, todo va a cambiar en la Iglesia del Señor. Ya no veremos ni negro ni blanco, no habrá racismo ni prejuicios. Todos correremos a orar. ¿Por qué ahora no corremos muy temprano a la oración? Porque todavía no le hemos visto como Él es. Si lo verías sentado en el trono, temblarías a su presencia y Él se manifestaría en gran manera. No es nuestra culpa, todos hemos sido enseñados en el que Era. Nadie es mayor, no se ha tenido todavía la revelación.
El diezmo es el primer 10% del todo. Vale lo mismo el diezmo del más pobre como del más rico, porque por todos ha sido pagada la misma sangre, el mismo precio. Todos necesitamos la misma revelación. Todos necesitamos ver al que Es. Necesitamos con desesperación ver al que Es. Si no le vemos, nuestra vida no va a ser cambiada. Necesitamos verlo a Él de una nueva manera.
jueves, 22 de julio de 2010
PREDICA SOBRE LA GRACIA (Parte X) - (Julio 17, 2010)
Pastor Isaac Guerreiro
1. Cuando el pueblo enemigo reconoce que Jehová es el que pelea por Su pueblo, por Su gracia Ël permite pacto
Josué 9:1-27 En el tiempo de Josué, Gabaón estaba habitada por los heveos, una de las siete naciones cananeas que debían ser destruidas por el pueblo judío al tomar la tierra prometida. (Deuteronomio 7:1-2). La orden de Dios a Moisés era de que esas siete naciones sean conquistadas porque su tierra sería de Israel. A diferencia de las otras naciones cananeas, los gabaonitas se dieron cuenta de que a pesar de su poderío militar y la grandeza de su ciudad, cualquier resistencia al pueblo judío sería inútil ya que Jehová era el que peleaba por Israel. El pueblo judío tenía todas las de ganar porque entró a la tierra prometida con hambre de conquista, obedeciendo a Dios y con Su protección. Por ello, después de la destrucción de Jericó y Hai, los gabaonitas en representación de su ciudad y las ciudades heveas de Catira, Beerot y Quiriat-jearim, se fingieron embajadores que vinieron a Josué al campamento en Gigal y le pidieron hacer alianza.
Ninguna de las otras seis naciones cananeas quiso hacer pacto o alianza con Israel y, más bien, los enfrentaron. Para lograr la alianza, los gabaonitas usaron de astucia. Ellos sabían que si les decían a los israelitas quiénes realmente eran, los israelitas no habrían querido hacer ningún pacto con ellos. Los líderes gabaonitas pensaron en proteger su vida y la de sus siguientes generaciones antes que su orgullo. Los falsos embajadores tomaron sacos viejos sobre sus asnos, cueros viejos de vino, rotos y remendados, y zapatos viejos y recosidos, con vestidos viejos sobre sí; y todo el pan que traían para el camino era seco y mohoso.
Presentándose como llegados de una tierra muy lejana, ellos reconocieron que fue la mano de Jehová la que obró en todo lo que sucedió en Egipto, así como lo que sucedió a los reyes amorreos Sehón y Og. Pero, astutamente no mencionaron la toma de Jericó y Hai, ya que como venían de una “tierra muy lejana” no podían haber sabido lo que aconteció en esas dos ciudades. Como una mentira necesita de otra y otra para ser creíble, los gabaonitas engañaron a Josué con una serie de mentiras. Los hombres de Israel no consultaron a Jehová y Josué hizo paz con los gabaonitas y celebró con ellos alianza concediéndoles la vida. La alianza también fue jurada por los príncipes de la congregación de Israel. En lo natural, la alianza pareció buena a Josué y los príncipes. En lo espiritual, no consultaron a Dios.
Gabaón estaba ubicada a diez kilómetros de Gilgal, el lugar donde Josué estaba preparando a su ejército para la conquista de los pueblos cananeos. Pasados tres días, los israelitas oyeron que los gabaonitas eran sus vecinos, a los que debían haber conquistado por mandato de Jehová. Los hijos de Israel fueron a sus ciudades y no los mataron, por razón del pacto. Josué y los príncipes mantuvieron su palabra.
2. Ante la humillación y arrepentimiento, por Su gracia una maldición se convierte en bendición
Cuando Josué confrontó a las gabaonitas sobre su engaño, los maldijo y les dijo que no dejaría de haber siervos entre ellos para cortar la leña y sacar el agua para la Casa de Jehová. Los gabaonitas reconocieron nuevamente que Jehová era el que peleaba por Israel. Le dijeron a Josué que al reconocer todo lo que Jehová hizo por los israelitas, habían temido en gran manera por sus vidas. Los gabaonitas se pusieron a merced de Josué y le dijeron: “henos aquí en tu mano; lo que te pareciere bueno y recto hacer de nosotros, hazlo”.
Así, los gabaonitas fueron constituidos en leñadores y aguadores para la congregación y para el tabernáculo de Jehová. Esto nos muestra que una nación pagana como la de los gabaonitas se puso a merced del pueblo judío, reconoció el poder de Jehová y se rindió ante Josué. Esto significa que ellos aceptaron sujetarse a las leyes de Israel, reconociendo que ya no podían hacer más las cosas a su manera, sino como un israelita. Tenían que servir a Dios y aceptar Sus mandamientos para sus vidas. Sin embargo, la condenación que fue dada a los gabaonitas se volvió libertad en Dios en el servicio dentro de la Casa de Jehová. Lo que podía ser una maldición, se convirtió en una bendición.
Salmo 84:4 La forma en que el pacto fue hecho entre el pueblo de Israel y Gabaón fue basado en el engaño, por lo cuál Josué maldijo a los gabaonitas. Pero, Dios transformó esa maldición en bendición. “Bienaventurados los que habitan en tu Casa; perpetuamente te alabarán”. Esta bendición llegó a los gabaonitas. La forma en que muchos de nosotros hemos llegado a Cristo ha sido en varios casos basada en una “carnada”: “si Tú me sanas, entonces me congregaré; o si Tú me das, estoy dispuesto; o si Tú me provees, yo pagaré los diezmos”. Como Jacob (Génesis 28:20-22), venimos al Señor negociando con Ël. A veces vemos a personas quebrantadas, pero no sabemos lo que hay en su corazón. Cuántas otras veces, una persona viene al Señor, recibe la bendición y regresa al mundo. ¿Qué tenía en su corazón? No sabemos, pero lo que sí conocemos es que Dios nos recibe en todos los casos.
Gabaón como nación no estuvo en la posición de decir “tendremos un príncipe sentado con los príncipes de Israel”. Los gabaonitas llegaron a la posición más baja como siervos de por vida para traer agua y leña para la congregación y el tabernáculo. Al servir en el tabernáculo, todos los días estaban en la presencia de Dios, veían a los levitas, escuchaban la oración, y veían a las personas llegar cargadas con sus culpas y salir con las cargas liberadas. ¡Era una bendición para los gabaonitas el servir en el tabernáculo!
3. Si el pacto está en armonía con Su voluntad, Ël pelea por nosotros
Josué 10:1-14 A pesar de que los gabaonitas engañaron a Josué y la congregación para lograr la alianza, ésta evidentemente estuvo en armonía con la voluntad de Jehová (Josué 11:19). Prueba de esto es que cuando los cinco reyes amorreos quisieron destruir a los gabaonitas, Jehová bendijo la ayuda y defensa que los israelitas les dieron. Jehová arrojó desde el cielo grandes piedras sobre los amorreos. Fueron más lo que murieron por las piedras del granizo, que los que los hijos de Israel mataron a espada. Jehová actuó a favor de los gabaonitas porque éstos tuvieron fe en que Jehová cumple su palabra, así como también tuvieron temor del Dios de Israel.
4. ¿Qué ocurrió en Gabaón?
Cuando Josué combate a los cinco reyes amorreos que querían levantarse contra Gabaón, honrando el pacto entre judíos y gabaonitas, Jehová permite la victoria de los judíos e incluso extiende milagrosamente el día hasta que los judíos se vengan de sus enemigos. Josué oró para que Jehová detenga el sol hasta que la victoria sea dada (Josué 10:12-13).
Gabaón fue uno de los territorios de Benjamín asignado a los levitas. Cuando David estaba huyendo de Saúl, fue a Nob que estaba ubicada en Gabaón. Allá estaban los sacerdotes que consultaron por él a Jehová, le dieron provisiones y también la espada de Goliat. Doeg, edomita, que era el principal de los siervos de Saúl, le cuenta a Saúl que había visto a David con los sacerdotes de Nob, quienes ayudaron al fugitivo. Saúl decide por la destrucción de los gabaonitas, sin considerar el pacto que existía entre los judíos y éstos. Este pacto fue tomado en poco por Saúl, quién además no valoró el servicio que los gabaonitas venían prestando por siglos a la Casa de Dios.
Saúl mandó llamar al sacerdote principal de Nob y lo sentenció a muerte. El rey pidió a la gente de su guardia que maten a los sacerdotes de Jehová. Como ninguno de ellos quiso matarlos, Saúl le pidió a Doeg que arremeta contra los sacerdotes. Así, Doeg mató a ochenta y cinco varones que vestían efod de lino. Airado, Saúl entra a Nob, ciudad de los sacerdotes, y hace matar a filo de espada a hombres como a mujeres, niños hasta de pecho y todos los animales (1 Samuel 22:6-19).
Los gabaonitas esperan pacientemente a que Jehová revele la injusticia. Esto sucede durante el reino de David en que hubo hambre por tres años consecutivos. David consulta a Jehová, y Ël le dice: “Es por causa de Saúl, y por aquella casa de sangre, por cuanto mató a los gabaonitas”. David pregunta a los gabaonitas qué satisfacción podía darles. Ellos pidieron siete hijos de Saúl para apaciguar la ira de Dios. Como David había hecho pacto con Jonatán, hijo de Saúl, David perdona a Mefi-boset hijo de Jonatán. Los gabaonitas ahorcan a los hijos de Saúl y Dios levanta el juicio sobre la nación de Israel (2 Samuel 21:1-9). Así, Dios honró el pacto de protección que había sido hecho por Josué y los príncipes de Israel con los gabaonitas, una nación que en otro tiempo fue pagana pero que tuvo temor de Dios y buscó hacer pacto y estar al lado de Su pueblo.
Posteriormente, David protege a los gabaonitas. Uno de los valientes de David, Ismaías, era gabaonita (1 Crónicas 12:4). En el tiempo de David, los gabaonitas comienzan a mezclarse, como un injerto que es hecho con el pueblo de Israel, como dice en Romanos 11:17b ¨…y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo¨. De ahí en adelante, dejan de ser llamados gabaonitas, y se llaman netineos, que quiere decir siervos de la Casa de Dios, siervos por amor.
En Gabaón, David tuvo una victoria tremenda contra los filisteos (1 Crónicas 14:16). Durante el reinado de David, el tabernáculo fue movido a Gabaón (1 Crónicas 16:39). Era la parte más alta y en ese lugar alto el tabernáculo fue edificado hasta que el templo fue construido en Jerusalén por Salomón. Fue en Gabaón que David ofrecía sacrificios, y después también Salomón al comienzo de su reinado. En Gabaón Jehová se aparece a Salomón en sueños, y le dice que pida lo que quiera que Ël se lo daría (1 Reyes 3:4-5).
Por cientos de años, los netineos se dedicaron a servir a Dios. Después de la deportación de los judíos a Babilonia, los sirvientes del templo (netineos) regresaron de Babilonia con el remanente para reconstruir el templo (Esdras 2:43, 2:58, 2:70, 7:7, y 8:20) unos 600 siervos de la Casa de Dios (netineos). Posteriormente, participaron de la reconstrucción de los muros de Jerusalén (Nehemías 3:7, 3:26 y v.31). En el tiempo de Esdras, faltaron levitas y para suplir en el templo, sirvieron como levitas algunos netineos (Esdras 8:15-20).
Pasó el tiempo, y los gabaonitas o netineos pasaron a ser como el pueblo de Dios, pero aún siervos. En los tiempos de Jesús cambiaron muchas cosas. Todos los que no eran hijos legítimos de los judíos eran llamados ¨mamzerim¨ según se sabe por los comentarios en la mishna. Aquellos hijos de los que no eran judíos y no se sabía quién era el padre, eran bajados a la categoría de netineos para ser siervos. Jesús estaba en la categoría de mamzerim porque lo miraban y se preguntaban por su padre, dudando de su legitimidad conforme vemos en (Juan 8:41). Jesús es el mejor ejemplo de un netineo, por que el descendió a la categoría de esclavo o siervo por amor.
5. De nación pagana a nación injertada de netineos que tienen propósito y que son uno con el pueblo de Dios
La historia de Gabaón es la de una nación injertada. Llegó a hacer pacto con el pueblo de Dios de una forma extraña, pero en el transcurso del tiempo Dios la transformó en una nación de netineos o siervos por amor. Esto es así como en la geneaología de Jesús, en que hay cuatro mujeres (Tamar, Rahab, Rut y Betsabé) que eran pecadoras o extranjeras y que Dios las redime y las hace parte de su pueblo.
¿Cómo llegaron los gaboanitas cuando buscaron hacer alianza con Josué? Llegaron con sacos viejos sobre sus asnos, con cueros viejos de vino, rotos y remendados, zapatos viejos y recosidos, con vestidos viejos, y todo el pan que traían era seco y mohoso. ¿Cómo has llegado a la Casa de Dios? ¿Acaso no hemos llegado con el vino viejo, con el odre viejo y seco, con la comida vieja (revelación pasada llena de moho contaminándonos), con nuestros vestidos rotos? ¿Acaso nuestra justicia no es trapo de inmundicia? Así llegamos todos a la Casa de Dios.
La forma de evitar el juicio y condenación es salir al encuentro del juez. El juez era Israel que venia a juzgar a los gabaonitas. Ellos salieron a su encuentro con humildad y arrepentimiento, buscando la paz con Dios, vestidos con harapos. De la misma manera, nosotros debemos acercarnos a Dios con humildad y arrepentimiento, vestidos con los harapos de nuestra miseria, sin ostentación y orando: “Señor, se propicio a mi que soy pecador/a.
Hagámonos siervos de nuestro Josué, el Señor Jesús y hagamos pacto con El y con los suyos, para que tengamos vida.
El juicio está próximo. La nación estará frente al juez. Sólo una cosa apaciguará al juez: si la nación se humilla, busca la misericordia y gracia de Dios, y hace un pacto como hicieron los gabaonitas.
Los gabaonitas eran leñadores y aguateros. Posteriormente, después de cientos de años de servicio, se llamaron netineos en la Casa del Señor. Los netineos son un pueblo que no era, pero que ahora es. El agua siempre ha de fluir. Dios necesita de aquellos que llevan agua que es símbolo de la palabra. Cuántas veces vemos personas cargadas que al compartirles la palabra, son lavadas por ésta. Cuando ministramos, es como lavar los pies de la persona. Estamos haciendo el servicio de los netineos, sirviendo al cuerpo en la casa de Dios.
Salomón dijo: “sin leña, el fuego se apaga”. Necesita haber leña para que el fuego este prendido. “El fuego arderá continuamente sobre el altar y no se apagará”. ¿Quién pone la leña? ¿Quién trae la leña para que el fuego en el altar de Jehová arda continuamente? Si no hay netineos, si no hay siervos que busquen la leña, el fuego no arderá.
Dios ha injertado en Israel una nación como los gabaonitas porque hay un propósito. Eran los siervos en la Casa de Dios que hacían el trabajo más bajo. No eran los sumos sacerdotes, pero en ningún momento se sublevaron, y nunca intentaron separarse del pueblo de Dios para aliarse con otro rey. Fueron fieles al pacto, al juramento y aún a la maldición que Josué les impuso. Se convirtieron en netineos, se mezclaron y pasaron a ser uno con el pueblo de Dios.
1. Cuando el pueblo enemigo reconoce que Jehová es el que pelea por Su pueblo, por Su gracia Ël permite pacto
Josué 9:1-27 En el tiempo de Josué, Gabaón estaba habitada por los heveos, una de las siete naciones cananeas que debían ser destruidas por el pueblo judío al tomar la tierra prometida. (Deuteronomio 7:1-2). La orden de Dios a Moisés era de que esas siete naciones sean conquistadas porque su tierra sería de Israel. A diferencia de las otras naciones cananeas, los gabaonitas se dieron cuenta de que a pesar de su poderío militar y la grandeza de su ciudad, cualquier resistencia al pueblo judío sería inútil ya que Jehová era el que peleaba por Israel. El pueblo judío tenía todas las de ganar porque entró a la tierra prometida con hambre de conquista, obedeciendo a Dios y con Su protección. Por ello, después de la destrucción de Jericó y Hai, los gabaonitas en representación de su ciudad y las ciudades heveas de Catira, Beerot y Quiriat-jearim, se fingieron embajadores que vinieron a Josué al campamento en Gigal y le pidieron hacer alianza.
Ninguna de las otras seis naciones cananeas quiso hacer pacto o alianza con Israel y, más bien, los enfrentaron. Para lograr la alianza, los gabaonitas usaron de astucia. Ellos sabían que si les decían a los israelitas quiénes realmente eran, los israelitas no habrían querido hacer ningún pacto con ellos. Los líderes gabaonitas pensaron en proteger su vida y la de sus siguientes generaciones antes que su orgullo. Los falsos embajadores tomaron sacos viejos sobre sus asnos, cueros viejos de vino, rotos y remendados, y zapatos viejos y recosidos, con vestidos viejos sobre sí; y todo el pan que traían para el camino era seco y mohoso.
Presentándose como llegados de una tierra muy lejana, ellos reconocieron que fue la mano de Jehová la que obró en todo lo que sucedió en Egipto, así como lo que sucedió a los reyes amorreos Sehón y Og. Pero, astutamente no mencionaron la toma de Jericó y Hai, ya que como venían de una “tierra muy lejana” no podían haber sabido lo que aconteció en esas dos ciudades. Como una mentira necesita de otra y otra para ser creíble, los gabaonitas engañaron a Josué con una serie de mentiras. Los hombres de Israel no consultaron a Jehová y Josué hizo paz con los gabaonitas y celebró con ellos alianza concediéndoles la vida. La alianza también fue jurada por los príncipes de la congregación de Israel. En lo natural, la alianza pareció buena a Josué y los príncipes. En lo espiritual, no consultaron a Dios.
Gabaón estaba ubicada a diez kilómetros de Gilgal, el lugar donde Josué estaba preparando a su ejército para la conquista de los pueblos cananeos. Pasados tres días, los israelitas oyeron que los gabaonitas eran sus vecinos, a los que debían haber conquistado por mandato de Jehová. Los hijos de Israel fueron a sus ciudades y no los mataron, por razón del pacto. Josué y los príncipes mantuvieron su palabra.
2. Ante la humillación y arrepentimiento, por Su gracia una maldición se convierte en bendición
Cuando Josué confrontó a las gabaonitas sobre su engaño, los maldijo y les dijo que no dejaría de haber siervos entre ellos para cortar la leña y sacar el agua para la Casa de Jehová. Los gabaonitas reconocieron nuevamente que Jehová era el que peleaba por Israel. Le dijeron a Josué que al reconocer todo lo que Jehová hizo por los israelitas, habían temido en gran manera por sus vidas. Los gabaonitas se pusieron a merced de Josué y le dijeron: “henos aquí en tu mano; lo que te pareciere bueno y recto hacer de nosotros, hazlo”.
Así, los gabaonitas fueron constituidos en leñadores y aguadores para la congregación y para el tabernáculo de Jehová. Esto nos muestra que una nación pagana como la de los gabaonitas se puso a merced del pueblo judío, reconoció el poder de Jehová y se rindió ante Josué. Esto significa que ellos aceptaron sujetarse a las leyes de Israel, reconociendo que ya no podían hacer más las cosas a su manera, sino como un israelita. Tenían que servir a Dios y aceptar Sus mandamientos para sus vidas. Sin embargo, la condenación que fue dada a los gabaonitas se volvió libertad en Dios en el servicio dentro de la Casa de Jehová. Lo que podía ser una maldición, se convirtió en una bendición.
Salmo 84:4 La forma en que el pacto fue hecho entre el pueblo de Israel y Gabaón fue basado en el engaño, por lo cuál Josué maldijo a los gabaonitas. Pero, Dios transformó esa maldición en bendición. “Bienaventurados los que habitan en tu Casa; perpetuamente te alabarán”. Esta bendición llegó a los gabaonitas. La forma en que muchos de nosotros hemos llegado a Cristo ha sido en varios casos basada en una “carnada”: “si Tú me sanas, entonces me congregaré; o si Tú me das, estoy dispuesto; o si Tú me provees, yo pagaré los diezmos”. Como Jacob (Génesis 28:20-22), venimos al Señor negociando con Ël. A veces vemos a personas quebrantadas, pero no sabemos lo que hay en su corazón. Cuántas otras veces, una persona viene al Señor, recibe la bendición y regresa al mundo. ¿Qué tenía en su corazón? No sabemos, pero lo que sí conocemos es que Dios nos recibe en todos los casos.
Gabaón como nación no estuvo en la posición de decir “tendremos un príncipe sentado con los príncipes de Israel”. Los gabaonitas llegaron a la posición más baja como siervos de por vida para traer agua y leña para la congregación y el tabernáculo. Al servir en el tabernáculo, todos los días estaban en la presencia de Dios, veían a los levitas, escuchaban la oración, y veían a las personas llegar cargadas con sus culpas y salir con las cargas liberadas. ¡Era una bendición para los gabaonitas el servir en el tabernáculo!
3. Si el pacto está en armonía con Su voluntad, Ël pelea por nosotros
Josué 10:1-14 A pesar de que los gabaonitas engañaron a Josué y la congregación para lograr la alianza, ésta evidentemente estuvo en armonía con la voluntad de Jehová (Josué 11:19). Prueba de esto es que cuando los cinco reyes amorreos quisieron destruir a los gabaonitas, Jehová bendijo la ayuda y defensa que los israelitas les dieron. Jehová arrojó desde el cielo grandes piedras sobre los amorreos. Fueron más lo que murieron por las piedras del granizo, que los que los hijos de Israel mataron a espada. Jehová actuó a favor de los gabaonitas porque éstos tuvieron fe en que Jehová cumple su palabra, así como también tuvieron temor del Dios de Israel.
4. ¿Qué ocurrió en Gabaón?
Cuando Josué combate a los cinco reyes amorreos que querían levantarse contra Gabaón, honrando el pacto entre judíos y gabaonitas, Jehová permite la victoria de los judíos e incluso extiende milagrosamente el día hasta que los judíos se vengan de sus enemigos. Josué oró para que Jehová detenga el sol hasta que la victoria sea dada (Josué 10:12-13).
Gabaón fue uno de los territorios de Benjamín asignado a los levitas. Cuando David estaba huyendo de Saúl, fue a Nob que estaba ubicada en Gabaón. Allá estaban los sacerdotes que consultaron por él a Jehová, le dieron provisiones y también la espada de Goliat. Doeg, edomita, que era el principal de los siervos de Saúl, le cuenta a Saúl que había visto a David con los sacerdotes de Nob, quienes ayudaron al fugitivo. Saúl decide por la destrucción de los gabaonitas, sin considerar el pacto que existía entre los judíos y éstos. Este pacto fue tomado en poco por Saúl, quién además no valoró el servicio que los gabaonitas venían prestando por siglos a la Casa de Dios.
Saúl mandó llamar al sacerdote principal de Nob y lo sentenció a muerte. El rey pidió a la gente de su guardia que maten a los sacerdotes de Jehová. Como ninguno de ellos quiso matarlos, Saúl le pidió a Doeg que arremeta contra los sacerdotes. Así, Doeg mató a ochenta y cinco varones que vestían efod de lino. Airado, Saúl entra a Nob, ciudad de los sacerdotes, y hace matar a filo de espada a hombres como a mujeres, niños hasta de pecho y todos los animales (1 Samuel 22:6-19).
Los gabaonitas esperan pacientemente a que Jehová revele la injusticia. Esto sucede durante el reino de David en que hubo hambre por tres años consecutivos. David consulta a Jehová, y Ël le dice: “Es por causa de Saúl, y por aquella casa de sangre, por cuanto mató a los gabaonitas”. David pregunta a los gabaonitas qué satisfacción podía darles. Ellos pidieron siete hijos de Saúl para apaciguar la ira de Dios. Como David había hecho pacto con Jonatán, hijo de Saúl, David perdona a Mefi-boset hijo de Jonatán. Los gabaonitas ahorcan a los hijos de Saúl y Dios levanta el juicio sobre la nación de Israel (2 Samuel 21:1-9). Así, Dios honró el pacto de protección que había sido hecho por Josué y los príncipes de Israel con los gabaonitas, una nación que en otro tiempo fue pagana pero que tuvo temor de Dios y buscó hacer pacto y estar al lado de Su pueblo.
Posteriormente, David protege a los gabaonitas. Uno de los valientes de David, Ismaías, era gabaonita (1 Crónicas 12:4). En el tiempo de David, los gabaonitas comienzan a mezclarse, como un injerto que es hecho con el pueblo de Israel, como dice en Romanos 11:17b ¨…y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo¨. De ahí en adelante, dejan de ser llamados gabaonitas, y se llaman netineos, que quiere decir siervos de la Casa de Dios, siervos por amor.
En Gabaón, David tuvo una victoria tremenda contra los filisteos (1 Crónicas 14:16). Durante el reinado de David, el tabernáculo fue movido a Gabaón (1 Crónicas 16:39). Era la parte más alta y en ese lugar alto el tabernáculo fue edificado hasta que el templo fue construido en Jerusalén por Salomón. Fue en Gabaón que David ofrecía sacrificios, y después también Salomón al comienzo de su reinado. En Gabaón Jehová se aparece a Salomón en sueños, y le dice que pida lo que quiera que Ël se lo daría (1 Reyes 3:4-5).
Por cientos de años, los netineos se dedicaron a servir a Dios. Después de la deportación de los judíos a Babilonia, los sirvientes del templo (netineos) regresaron de Babilonia con el remanente para reconstruir el templo (Esdras 2:43, 2:58, 2:70, 7:7, y 8:20) unos 600 siervos de la Casa de Dios (netineos). Posteriormente, participaron de la reconstrucción de los muros de Jerusalén (Nehemías 3:7, 3:26 y v.31). En el tiempo de Esdras, faltaron levitas y para suplir en el templo, sirvieron como levitas algunos netineos (Esdras 8:15-20).
Pasó el tiempo, y los gabaonitas o netineos pasaron a ser como el pueblo de Dios, pero aún siervos. En los tiempos de Jesús cambiaron muchas cosas. Todos los que no eran hijos legítimos de los judíos eran llamados ¨mamzerim¨ según se sabe por los comentarios en la mishna. Aquellos hijos de los que no eran judíos y no se sabía quién era el padre, eran bajados a la categoría de netineos para ser siervos. Jesús estaba en la categoría de mamzerim porque lo miraban y se preguntaban por su padre, dudando de su legitimidad conforme vemos en (Juan 8:41). Jesús es el mejor ejemplo de un netineo, por que el descendió a la categoría de esclavo o siervo por amor.
5. De nación pagana a nación injertada de netineos que tienen propósito y que son uno con el pueblo de Dios
La historia de Gabaón es la de una nación injertada. Llegó a hacer pacto con el pueblo de Dios de una forma extraña, pero en el transcurso del tiempo Dios la transformó en una nación de netineos o siervos por amor. Esto es así como en la geneaología de Jesús, en que hay cuatro mujeres (Tamar, Rahab, Rut y Betsabé) que eran pecadoras o extranjeras y que Dios las redime y las hace parte de su pueblo.
¿Cómo llegaron los gaboanitas cuando buscaron hacer alianza con Josué? Llegaron con sacos viejos sobre sus asnos, con cueros viejos de vino, rotos y remendados, zapatos viejos y recosidos, con vestidos viejos, y todo el pan que traían era seco y mohoso. ¿Cómo has llegado a la Casa de Dios? ¿Acaso no hemos llegado con el vino viejo, con el odre viejo y seco, con la comida vieja (revelación pasada llena de moho contaminándonos), con nuestros vestidos rotos? ¿Acaso nuestra justicia no es trapo de inmundicia? Así llegamos todos a la Casa de Dios.
La forma de evitar el juicio y condenación es salir al encuentro del juez. El juez era Israel que venia a juzgar a los gabaonitas. Ellos salieron a su encuentro con humildad y arrepentimiento, buscando la paz con Dios, vestidos con harapos. De la misma manera, nosotros debemos acercarnos a Dios con humildad y arrepentimiento, vestidos con los harapos de nuestra miseria, sin ostentación y orando: “Señor, se propicio a mi que soy pecador/a.
Hagámonos siervos de nuestro Josué, el Señor Jesús y hagamos pacto con El y con los suyos, para que tengamos vida.
El juicio está próximo. La nación estará frente al juez. Sólo una cosa apaciguará al juez: si la nación se humilla, busca la misericordia y gracia de Dios, y hace un pacto como hicieron los gabaonitas.
Los gabaonitas eran leñadores y aguateros. Posteriormente, después de cientos de años de servicio, se llamaron netineos en la Casa del Señor. Los netineos son un pueblo que no era, pero que ahora es. El agua siempre ha de fluir. Dios necesita de aquellos que llevan agua que es símbolo de la palabra. Cuántas veces vemos personas cargadas que al compartirles la palabra, son lavadas por ésta. Cuando ministramos, es como lavar los pies de la persona. Estamos haciendo el servicio de los netineos, sirviendo al cuerpo en la casa de Dios.
Salomón dijo: “sin leña, el fuego se apaga”. Necesita haber leña para que el fuego este prendido. “El fuego arderá continuamente sobre el altar y no se apagará”. ¿Quién pone la leña? ¿Quién trae la leña para que el fuego en el altar de Jehová arda continuamente? Si no hay netineos, si no hay siervos que busquen la leña, el fuego no arderá.
Dios ha injertado en Israel una nación como los gabaonitas porque hay un propósito. Eran los siervos en la Casa de Dios que hacían el trabajo más bajo. No eran los sumos sacerdotes, pero en ningún momento se sublevaron, y nunca intentaron separarse del pueblo de Dios para aliarse con otro rey. Fueron fieles al pacto, al juramento y aún a la maldición que Josué les impuso. Se convirtieron en netineos, se mezclaron y pasaron a ser uno con el pueblo de Dios.
PREDICA SOBRE LA GRACIA (Parte XI) (Julio 18, 2010)
Pastora Silvia Nanetti
1. Habrá cosecha cuando demos de gracia al mundo lo que hemos recibido de gracia
¿Cuándo hay cosecha? Cuando damos de gracia lo que hemos recibido de gracia. ¿Qué hemos recibido de Dios? a Él, Su vida, Su gracia, Su verdad, Su palabra, conocimiento de Dios, gloria, milagros, sanidades, vida eterna, paz, incontables son sus beneficios y sus obras, como dice la Palabra. Dios ha sacado el temor de nosotros. Dios ha limpiado nuestro pasado, ha sanado nuestro cuerpo, ha resucitado nuestro espíritu. Nos ha trasladado de tinieblas a la luz. Son innumerables sus obras. No podemos guardar lo que hemos recibido. La cosecha se va a dar cuando demos de gracia lo que hemos recibido de gracia.
Juan 17:1-7 Dios le dio a Jesús y Jesús nos dio a nosotros. Es el mismo principio. El Padre y el Hijo son uno. Jesús, al estar en este cuerpo terrenal, ha tenido que recibir de Dios, por eso dice:”lo que me diste…” Él de gracia recibió, y de gracia dio. Jesús no se guardó lo que el Padre le dio. Dio todo, hasta su vida misma. ¿Quién tiene la palabra del Señor en su corazón? Eso tenemos que dar. Jesús dice que las palabras que el Padre le dio, Él nos las ha dado. Hemos recibido de Jesús, ahora nosotros debemos dar. Lo mismo que ha pasado en el Padre y el Hijo, ahora pasa entre el Hijo y la Iglesia.
Juan 17:18-26 Hay mucha gente que quiere unir la Iglesia. Es algo sobrenatural que va a pasar, sólo por el poder del Espíritu. Cuando demos la gloria de Dios, el mundo va a saber y sentir el amor de Dios. Lo que el Señor nos ha dado, es lo que su Padre le ha dado (según este cap. de Juan): palabra, conocimiento de Dios, vida eterna, gloria, conocimiento de su nombre. Escribamos en nuestros corazones: “den de gracia lo que Él nos ha dado de gracia”, como Jesús hizo.
El mundo está esperando la palabra, la vida eterna, la gloria de Dios. Nosotros tenemos la vida en nosotros que podemos darles, podemos ser LOS INSTRUMENTOS PARA SU SALVACIÓN.
2. ¿Qué es lo que damos, habiendo recibido de gracia?
Mateo 10:5-8 Los capítulos previos 8 Y 9, relatan que Jesús hizo todo lo que iba a mandar hacer (dar) a sus discípulos: sanar enfermos, resucitar muertos, enseñar, predicar, echar fuera demonios, limpiar leprosos. De gracia recibieron, den de gracia. ¿Es justo guardar lo que has recibido de gracia? Tus rios deben correr. Si no recibimos más, es porque no damos. El río debe renovarse. Tu río se va a renovar cuando des. Si un agua no corre, se estanca y empieza a oler mal, cambia de color, ya no es viva, se llena de bichos (figura de espíritus), contamina todo el lugar donde está y la contaminación trae enfermedades. “Dad y recibiréis”.
Hechos 20:35 dice: “mas bienaventurado es dar que recibir”.
Necesitamos dar la palabra, la gloria, la salvación a través del Evangelio. El Señor nos dice: esto han recibido de gracia (poder para sanar enfermos, limpiar leprosos, autoridad para resucitar muertos, autoridad para echar fuera demonios), den de gracia. Vayan, enseñen, prediquen y digan: el reino de los cielos se ha acercado. Jesús dijo: “Lo que me diste Padre, les he dado”.
1 Corintios 11:23 Pablo dice: “porque yo recibí del Señor lo que también les he enseñado”.
Hechos 20:19-21, 26, 27 Este es un discurso de despedida de Pablo. Él estaba sirviendo al Señor con humildad y muchas pruebas que le vinieron por la asechanza de los judíos. El no cesó de anunciar el Evangelio y enseñar públicamente por las casas. Enseñó sobre el arrepentimiento para con Dios y la fe en Jesucristo. Pablo dice que estaba limpio de la sangre de todos. Queremos estar limpios. ¿Alguna vez te ha pasado que no has hablado del Señor a una persona y después esa persona muere? Es un sentimiento horrible. Pablo no guardó dentro de sí todo el consejo de Dios.
Lucas 9:10-11 Jesús se fue a un lugar desierto llamado Betsaida. Cuando la gente lo supo, le siguió; y Él les recibió. ¿Vamos a recibir a cualquier clase de gente, en cualquier condición? Necesitamos amar. El discipular es un trabajo de años y muy arduo. Es como criar un hijo al que hay que enseñarle a comer, gatear, caminar, vestirse. A un hijo es preciso darle educación y enseñarle carácter, integridad, y a dar después. ¿Cómo hemos recibido? De gracia. Cuando alguien ha orado por ti, ¿te ha cobrado? Cuando alguien te ha sanado, ¿te ha cobrado? Dios nos libre. Jesús recibía a todos y les hablaba del reino de Dios. De gracia hemos recibido, demos de gracia.
Cuando Dios es lo primero en tu vida, cuando lo primero de tu tiempo, dinero, fuerza, servicio es para Dios, eso es diezmar. ¿Diezmas tu servicio a Dios? ¿Diezmas de la Palabra que oyes aquí?? Eso es dar.
Necesitamos buscar a alguien y decir de la palabra que escuchamos en la Congregación. Dios da semilla al que siembra y pan al que come. Si siembras la semilla, Dios te va a dar más. ¿Te imaginas si no habría más revelación?? Debemos diezmar lo que oímos, así como diezmar nuestro servicio. ¿Estás dando de tu tiempo? Diezma para servir a alguien, porque el amor de Dios te impulsa pensando que si Él murió por ti, ahora tú tienes que dar tu vida por otros. ¿Estás abriendo tu casa y diezmando la palabra que oyes?
3. Podemos dar por el poder y autoridad del Espíritu Santo que mora en nosotros
Lucas 6:18 y 19 “Poder salía de él…”
Lucas 9:1 Jesús dio poder y autoridad a sus discípulos sobre todos los demonios y para sanar enfermedades. ¿Qué hay dentro de ti? El poder salía de Él. El Espíritu Santo ha levantado a Jesucristo de los muertos. Está dentro de ti el Espíritu Santo. La palabra dice que el Espíritu mora en nosotros, y estará en nosotros; es el Espíritu al cual el mundo no puede recibir. ¿Has sentido alguna vez salir poder de ti? Es el poder que Jesucristo dijo a sus discípulos: “Les conviene que Yo me vaya porque voy a mandar al Espíritu Santo”. Jesús dijo: “Obras mayores que Yo harán porque Yo voy al Padre”.
Tiene que salir poder y autoridad de ti. Tienes autoridad para usar el poder de Dios dentro Su voluntad, sujeto al Espíritu.
Hechos 28:30 Al igual que Jesús, Pablo recibió a los que vinieron a él. Pablo estaba preso, aun así los recibió y les hablaba acerca del Reino de Dios y de Jesucristo. ¿Estamos listos para recibir y dar de gracia lo que hemos recibido de gracia? ¿Estamos listos para recibir en nuestro corazón y enseñar el arrepentimiento en Dios y la fe en Jesucristo? ¿Estamos listos para dejar salir el poder que sana a todos? Podemos poner las manos sobre los enfermos y sanarlos. Él ya nos ha dado poder y autoridad.
4. ¿Qué le damos a Él? La adoración es Su porción
Hechos 16:23-26 Pablo estaba preso, no estaba lamentándose de su condición por las cadenas en sus pies y manos. Estaba adorando a Dios en la medianoche, figura de un momento oscuro en nuestra vida. En una celda con cadenas, azotado y dolido, seguía dando a Dios lo que le pertenece, la adoración. Pablo seguía dando (ministrando) desde la cárcel a través de sus cartas a las Iglesias.
Hoy, al empezar la reunión se compartió sobre: Lucas 19:37-40 Si no le adoramos, las piedras van a adorarle. ¿Cuántas piedras pueden testificar sobre las maravillas de Dios a través de la historia? La piedra que fue removida en la tumba de la cual Él se levantó. Las piedras en las que la ley fue escrita por Su dedo con fuego. Las piedras de los muros de Jericó que cayeron. La piedra que Jacob puso como cabecera cuando vio ángeles que subían y bajaban. Las 12 piedras que Josué hizo sacar de en medio del río como testimonio para los hijos. La piedra en que Abraham quiso sacrificar a Isaac. Las cinco piedras que David tomó del rio para matar al gigante. La roca que cubrió a Moisés para ver pasar la espalda del Señor, etc. etc.
Nosotros somos piedras vivas. Hemos sido creados para adorarle.
Hemos nacido y nacido otra vez y para adorarle, hemos sido creados y redimidos para adorarle. Dios quiere un pueblo que le adore. Quiere traer el reino de los cielos a la tierra, por eso hizo este planeta. Quiere que en la tierra haya el ambiente celestial donde dia y noche hay adoración a Dios.
La función primaria de la Iglesia es la adoración, todos PRIMERO somos adoradores. Y aunque, cada uno de nosotros tenemos diferente ministerios: profetas, evangelistas, maestros, pastores y apóstoles para edificar la Iglesia, para que esté lista para el Señor, sin mancha ni arruga. Con la segunda venida del Señor, ya no van a haber estos cinco ministerios porque la Iglesia ya va a estar perfecta. Va a haber sólo adoradores. Es tal su majestad que no vamos a cansarnos de adorarle por la eternidad y administrar en Su reino.
5. Al adorarle somos uno con Él, somos transformados a su imagen, y después podemos servirle.
Mateo 4:10 Si no le adoras, no puedes servirle. Porque cuando le adoras, en la intimidad, puedes ver sus propósitos, la carga de Su corazón, Su voluntad, entonces puedes servirle. Cuando le adoras, eres uno con Él. Nos volvemos igual al que adoramos. El Salmo 115:3-8 dice: “igual que ellos son los que los hacen” al referirse a los ídolos que tienen ojos pero no ven, boca pero no hablan. Si nosotros adoramos al Dios vivo, somos igual que el Dios vivo. Como Jesús era, así somos nosotros en este mundo, dice I Juan 4:17. Cuanto más le adoramos, más semejantes a Él somos, porque nos unimos y somos uno con Él. Cuanto más le adoramos, uno somos con Él. No entramos y salimos de su presencia. Vamos a estar con la gente y van a saber que somos adoradores de Dios, porque Cristo va a fluir y brillar en nosotros.
Cuanto más le adores, vas a llegar a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.
Entonces, tu primera función no es tu ministerio, ni tu esposo/a o hijos. Es adorar al Dios vivo, al Dios Creador de cielos y tierra. Este es el primer mandamiento en Éxodo 20:3 “No tendrás dioses ajenos delante de mí…” Y en Deuteronomio 6:4-5, 13: “Amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas…A Jehová tu Dios temerás (adorarás) y a él sólo servirás…” La adoración es la relación de amor más profunda con Dios.
Amarle con todo nuestro ser es adorarle.
6. Juan 4:23-24 Nuestra adoración es en espíritu y en verdad
Le adoramos por lo que Él es. Le alabamos por lo que Él ha hecho.
La adoración debe ser en espíritu y en verdad.
Adoración en espíritu Se refiere a la comunión y unidad (intimidad) que se produce entre el Espíritu de Dios y tu espíritu, por la adoración, por el amor (I Corintios 6:17 “El que se une al Señor, un espíritu es con Él”). Adoración en espíritu es la intimidad con Dios producida por el amor, que puede ser cantando, postrándonos, diciéndole palabras de amor, también en silencio, en oración, cuando te rindes a Él. Cuando le dices que tome tu vida, cuando le dices que no hay otro Dios en mi vida (porque si no, sería adulterio espiritual) sino tú, ¿a quién tengo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra. Sal. 73:25. Adoración en espíritu es cuando tu espíritu es uno con el Espíritu de Dios por causa del amor. Una vida rendida, una vida en el altar, una vida en sacrificio a Dios, es adoración. Todo momento de intimidad, cuando te entregas a Él y le dices lo que Él es, es adoración en espíritu. Hay mil formas para la adoración (intimidad) en espíritu.
Adoración no es: renuévame, lléname, ayúdame. Eso es oración. No todas las canciones son adoración. El cantar en voz suave, o las canciones con ritmo lento, tampoco son necesariamente de adoración. Hay canciones que son oración. Adoración es cuando le decimos todo lo que Él es, cuando exaltamos Su nombre: poderoso, el único Dios, no hay otro Dios como tú, alto, sublime, temible, Creador de los cielos, esperanza de la tierra, etc. Lo demás es oración o proclamación.
“Así que ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre.” Heb.13:15
Hay mil formas de adorar a Dios. No nos limitemos a cantar con música, no dependamos de un instrumento musical.
Uno de los significados de la palabra “adoración” en el hebreo es postrarse plano, con la frente en el piso. Cuando nos postramos delante de Él esto también es adoración. Es tener temor reverente al Rey en humildad. El orgullo no puede adorarle.
Adoración es reconocer que Él es Dios.
Adoración es la respuesta de ver Su majestad, Su grandeza, Su santidad, Su hermosura, etc.
Si le vemos no vamos a poder permanecer de pie.
La adoración define posiciones: Él es Dios, nosotros hombres.
Adoración en verdad Es la obediencia, el servicio. Sería absurdo decirle “para ti todo Señor”, y que, sin embargo, hagamos lo que queremos. Obedecer es hacer lo que el Señor dice. Adoración en verdad es una vida de obediencia, es una vida que entiende el Señorío de Jesucristo, que hace la voluntad de Dios, es una vida en el altar del sacrificio.
1. Habrá cosecha cuando demos de gracia al mundo lo que hemos recibido de gracia
¿Cuándo hay cosecha? Cuando damos de gracia lo que hemos recibido de gracia. ¿Qué hemos recibido de Dios? a Él, Su vida, Su gracia, Su verdad, Su palabra, conocimiento de Dios, gloria, milagros, sanidades, vida eterna, paz, incontables son sus beneficios y sus obras, como dice la Palabra. Dios ha sacado el temor de nosotros. Dios ha limpiado nuestro pasado, ha sanado nuestro cuerpo, ha resucitado nuestro espíritu. Nos ha trasladado de tinieblas a la luz. Son innumerables sus obras. No podemos guardar lo que hemos recibido. La cosecha se va a dar cuando demos de gracia lo que hemos recibido de gracia.
Juan 17:1-7 Dios le dio a Jesús y Jesús nos dio a nosotros. Es el mismo principio. El Padre y el Hijo son uno. Jesús, al estar en este cuerpo terrenal, ha tenido que recibir de Dios, por eso dice:”lo que me diste…” Él de gracia recibió, y de gracia dio. Jesús no se guardó lo que el Padre le dio. Dio todo, hasta su vida misma. ¿Quién tiene la palabra del Señor en su corazón? Eso tenemos que dar. Jesús dice que las palabras que el Padre le dio, Él nos las ha dado. Hemos recibido de Jesús, ahora nosotros debemos dar. Lo mismo que ha pasado en el Padre y el Hijo, ahora pasa entre el Hijo y la Iglesia.
Juan 17:18-26 Hay mucha gente que quiere unir la Iglesia. Es algo sobrenatural que va a pasar, sólo por el poder del Espíritu. Cuando demos la gloria de Dios, el mundo va a saber y sentir el amor de Dios. Lo que el Señor nos ha dado, es lo que su Padre le ha dado (según este cap. de Juan): palabra, conocimiento de Dios, vida eterna, gloria, conocimiento de su nombre. Escribamos en nuestros corazones: “den de gracia lo que Él nos ha dado de gracia”, como Jesús hizo.
El mundo está esperando la palabra, la vida eterna, la gloria de Dios. Nosotros tenemos la vida en nosotros que podemos darles, podemos ser LOS INSTRUMENTOS PARA SU SALVACIÓN.
2. ¿Qué es lo que damos, habiendo recibido de gracia?
Mateo 10:5-8 Los capítulos previos 8 Y 9, relatan que Jesús hizo todo lo que iba a mandar hacer (dar) a sus discípulos: sanar enfermos, resucitar muertos, enseñar, predicar, echar fuera demonios, limpiar leprosos. De gracia recibieron, den de gracia. ¿Es justo guardar lo que has recibido de gracia? Tus rios deben correr. Si no recibimos más, es porque no damos. El río debe renovarse. Tu río se va a renovar cuando des. Si un agua no corre, se estanca y empieza a oler mal, cambia de color, ya no es viva, se llena de bichos (figura de espíritus), contamina todo el lugar donde está y la contaminación trae enfermedades. “Dad y recibiréis”.
Hechos 20:35 dice: “mas bienaventurado es dar que recibir”.
Necesitamos dar la palabra, la gloria, la salvación a través del Evangelio. El Señor nos dice: esto han recibido de gracia (poder para sanar enfermos, limpiar leprosos, autoridad para resucitar muertos, autoridad para echar fuera demonios), den de gracia. Vayan, enseñen, prediquen y digan: el reino de los cielos se ha acercado. Jesús dijo: “Lo que me diste Padre, les he dado”.
1 Corintios 11:23 Pablo dice: “porque yo recibí del Señor lo que también les he enseñado”.
Hechos 20:19-21, 26, 27 Este es un discurso de despedida de Pablo. Él estaba sirviendo al Señor con humildad y muchas pruebas que le vinieron por la asechanza de los judíos. El no cesó de anunciar el Evangelio y enseñar públicamente por las casas. Enseñó sobre el arrepentimiento para con Dios y la fe en Jesucristo. Pablo dice que estaba limpio de la sangre de todos. Queremos estar limpios. ¿Alguna vez te ha pasado que no has hablado del Señor a una persona y después esa persona muere? Es un sentimiento horrible. Pablo no guardó dentro de sí todo el consejo de Dios.
Lucas 9:10-11 Jesús se fue a un lugar desierto llamado Betsaida. Cuando la gente lo supo, le siguió; y Él les recibió. ¿Vamos a recibir a cualquier clase de gente, en cualquier condición? Necesitamos amar. El discipular es un trabajo de años y muy arduo. Es como criar un hijo al que hay que enseñarle a comer, gatear, caminar, vestirse. A un hijo es preciso darle educación y enseñarle carácter, integridad, y a dar después. ¿Cómo hemos recibido? De gracia. Cuando alguien ha orado por ti, ¿te ha cobrado? Cuando alguien te ha sanado, ¿te ha cobrado? Dios nos libre. Jesús recibía a todos y les hablaba del reino de Dios. De gracia hemos recibido, demos de gracia.
Cuando Dios es lo primero en tu vida, cuando lo primero de tu tiempo, dinero, fuerza, servicio es para Dios, eso es diezmar. ¿Diezmas tu servicio a Dios? ¿Diezmas de la Palabra que oyes aquí?? Eso es dar.
Necesitamos buscar a alguien y decir de la palabra que escuchamos en la Congregación. Dios da semilla al que siembra y pan al que come. Si siembras la semilla, Dios te va a dar más. ¿Te imaginas si no habría más revelación?? Debemos diezmar lo que oímos, así como diezmar nuestro servicio. ¿Estás dando de tu tiempo? Diezma para servir a alguien, porque el amor de Dios te impulsa pensando que si Él murió por ti, ahora tú tienes que dar tu vida por otros. ¿Estás abriendo tu casa y diezmando la palabra que oyes?
3. Podemos dar por el poder y autoridad del Espíritu Santo que mora en nosotros
Lucas 6:18 y 19 “Poder salía de él…”
Lucas 9:1 Jesús dio poder y autoridad a sus discípulos sobre todos los demonios y para sanar enfermedades. ¿Qué hay dentro de ti? El poder salía de Él. El Espíritu Santo ha levantado a Jesucristo de los muertos. Está dentro de ti el Espíritu Santo. La palabra dice que el Espíritu mora en nosotros, y estará en nosotros; es el Espíritu al cual el mundo no puede recibir. ¿Has sentido alguna vez salir poder de ti? Es el poder que Jesucristo dijo a sus discípulos: “Les conviene que Yo me vaya porque voy a mandar al Espíritu Santo”. Jesús dijo: “Obras mayores que Yo harán porque Yo voy al Padre”.
Tiene que salir poder y autoridad de ti. Tienes autoridad para usar el poder de Dios dentro Su voluntad, sujeto al Espíritu.
Hechos 28:30 Al igual que Jesús, Pablo recibió a los que vinieron a él. Pablo estaba preso, aun así los recibió y les hablaba acerca del Reino de Dios y de Jesucristo. ¿Estamos listos para recibir y dar de gracia lo que hemos recibido de gracia? ¿Estamos listos para recibir en nuestro corazón y enseñar el arrepentimiento en Dios y la fe en Jesucristo? ¿Estamos listos para dejar salir el poder que sana a todos? Podemos poner las manos sobre los enfermos y sanarlos. Él ya nos ha dado poder y autoridad.
4. ¿Qué le damos a Él? La adoración es Su porción
Hechos 16:23-26 Pablo estaba preso, no estaba lamentándose de su condición por las cadenas en sus pies y manos. Estaba adorando a Dios en la medianoche, figura de un momento oscuro en nuestra vida. En una celda con cadenas, azotado y dolido, seguía dando a Dios lo que le pertenece, la adoración. Pablo seguía dando (ministrando) desde la cárcel a través de sus cartas a las Iglesias.
Hoy, al empezar la reunión se compartió sobre: Lucas 19:37-40 Si no le adoramos, las piedras van a adorarle. ¿Cuántas piedras pueden testificar sobre las maravillas de Dios a través de la historia? La piedra que fue removida en la tumba de la cual Él se levantó. Las piedras en las que la ley fue escrita por Su dedo con fuego. Las piedras de los muros de Jericó que cayeron. La piedra que Jacob puso como cabecera cuando vio ángeles que subían y bajaban. Las 12 piedras que Josué hizo sacar de en medio del río como testimonio para los hijos. La piedra en que Abraham quiso sacrificar a Isaac. Las cinco piedras que David tomó del rio para matar al gigante. La roca que cubrió a Moisés para ver pasar la espalda del Señor, etc. etc.
Nosotros somos piedras vivas. Hemos sido creados para adorarle.
Hemos nacido y nacido otra vez y para adorarle, hemos sido creados y redimidos para adorarle. Dios quiere un pueblo que le adore. Quiere traer el reino de los cielos a la tierra, por eso hizo este planeta. Quiere que en la tierra haya el ambiente celestial donde dia y noche hay adoración a Dios.
La función primaria de la Iglesia es la adoración, todos PRIMERO somos adoradores. Y aunque, cada uno de nosotros tenemos diferente ministerios: profetas, evangelistas, maestros, pastores y apóstoles para edificar la Iglesia, para que esté lista para el Señor, sin mancha ni arruga. Con la segunda venida del Señor, ya no van a haber estos cinco ministerios porque la Iglesia ya va a estar perfecta. Va a haber sólo adoradores. Es tal su majestad que no vamos a cansarnos de adorarle por la eternidad y administrar en Su reino.
5. Al adorarle somos uno con Él, somos transformados a su imagen, y después podemos servirle.
Mateo 4:10 Si no le adoras, no puedes servirle. Porque cuando le adoras, en la intimidad, puedes ver sus propósitos, la carga de Su corazón, Su voluntad, entonces puedes servirle. Cuando le adoras, eres uno con Él. Nos volvemos igual al que adoramos. El Salmo 115:3-8 dice: “igual que ellos son los que los hacen” al referirse a los ídolos que tienen ojos pero no ven, boca pero no hablan. Si nosotros adoramos al Dios vivo, somos igual que el Dios vivo. Como Jesús era, así somos nosotros en este mundo, dice I Juan 4:17. Cuanto más le adoramos, más semejantes a Él somos, porque nos unimos y somos uno con Él. Cuanto más le adoramos, uno somos con Él. No entramos y salimos de su presencia. Vamos a estar con la gente y van a saber que somos adoradores de Dios, porque Cristo va a fluir y brillar en nosotros.
Cuanto más le adores, vas a llegar a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.
Entonces, tu primera función no es tu ministerio, ni tu esposo/a o hijos. Es adorar al Dios vivo, al Dios Creador de cielos y tierra. Este es el primer mandamiento en Éxodo 20:3 “No tendrás dioses ajenos delante de mí…” Y en Deuteronomio 6:4-5, 13: “Amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas…A Jehová tu Dios temerás (adorarás) y a él sólo servirás…” La adoración es la relación de amor más profunda con Dios.
Amarle con todo nuestro ser es adorarle.
6. Juan 4:23-24 Nuestra adoración es en espíritu y en verdad
Le adoramos por lo que Él es. Le alabamos por lo que Él ha hecho.
La adoración debe ser en espíritu y en verdad.
Adoración en espíritu Se refiere a la comunión y unidad (intimidad) que se produce entre el Espíritu de Dios y tu espíritu, por la adoración, por el amor (I Corintios 6:17 “El que se une al Señor, un espíritu es con Él”). Adoración en espíritu es la intimidad con Dios producida por el amor, que puede ser cantando, postrándonos, diciéndole palabras de amor, también en silencio, en oración, cuando te rindes a Él. Cuando le dices que tome tu vida, cuando le dices que no hay otro Dios en mi vida (porque si no, sería adulterio espiritual) sino tú, ¿a quién tengo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra. Sal. 73:25. Adoración en espíritu es cuando tu espíritu es uno con el Espíritu de Dios por causa del amor. Una vida rendida, una vida en el altar, una vida en sacrificio a Dios, es adoración. Todo momento de intimidad, cuando te entregas a Él y le dices lo que Él es, es adoración en espíritu. Hay mil formas para la adoración (intimidad) en espíritu.
Adoración no es: renuévame, lléname, ayúdame. Eso es oración. No todas las canciones son adoración. El cantar en voz suave, o las canciones con ritmo lento, tampoco son necesariamente de adoración. Hay canciones que son oración. Adoración es cuando le decimos todo lo que Él es, cuando exaltamos Su nombre: poderoso, el único Dios, no hay otro Dios como tú, alto, sublime, temible, Creador de los cielos, esperanza de la tierra, etc. Lo demás es oración o proclamación.
“Así que ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre.” Heb.13:15
Hay mil formas de adorar a Dios. No nos limitemos a cantar con música, no dependamos de un instrumento musical.
Uno de los significados de la palabra “adoración” en el hebreo es postrarse plano, con la frente en el piso. Cuando nos postramos delante de Él esto también es adoración. Es tener temor reverente al Rey en humildad. El orgullo no puede adorarle.
Adoración es reconocer que Él es Dios.
Adoración es la respuesta de ver Su majestad, Su grandeza, Su santidad, Su hermosura, etc.
Si le vemos no vamos a poder permanecer de pie.
La adoración define posiciones: Él es Dios, nosotros hombres.
Adoración en verdad Es la obediencia, el servicio. Sería absurdo decirle “para ti todo Señor”, y que, sin embargo, hagamos lo que queremos. Obedecer es hacer lo que el Señor dice. Adoración en verdad es una vida de obediencia, es una vida que entiende el Señorío de Jesucristo, que hace la voluntad de Dios, es una vida en el altar del sacrificio.
miércoles, 14 de julio de 2010
PREDICA SOBRE LA GRACIA (Parte IX) – Julio 11, 2010
Pastor Carlos Nanetti
4.2.1 Con la ofensa empieza la raíz de amargura
Con certeza que en tu vida te han herido y lastimado aquellas personas de las que pensabas nunca lo harían. Seguramente también la Iglesia de alguna manera te ha ofendido alguna vez. Es imposible caminar la vida sin ser ofendido. Pero, el Señor nos enseña a perdonar cada día. Todos ofendemos y somos ofendidos. La ofensa y la murmuración son uno de los mayores problemas internos con que lidia la Iglesia. Una cosa es tratar con principados, demonios o el mundo, y otra cosa es lidiar con los problemas internos. Lo triste de la ofensa es que cuando no perdonamos, se torna en una raíz de amargura que contamina. Debemos llevar una vida de perdón y perdonarnos los unos a los otros.
La gracia significa responsabilidad y valorar lo que Dios te ha dado. ¿Qué haríamos sin la gracia? A ninguno nos alcanzaría la justicia lo suficiente. Por la gracia somos coherederos y podemos sentarnos juntamente con Él. Muchas personas pueden perder su propósito en Dios si entra una raíz de amargura en su vida por cualquier comentario o chisme. Nos guardamos de la amargura y perdonamos porque la raíz de amargura impide que recibamos la gracia.
Hay personas que pueden enfrentar grandes problemas, pero cuando viene una pequeña ofensa no pueden lidiar con el asunto. Qué maravillosa es la gracia y qué terrible es la amargura. No importa cuán grande es la gracia, si hay amargura, no es posible recibir la gracia que necesitamos para continuar la vida. Dios no puede darte su gracia, está de manos atadas siendo tan poderoso como es, si hay una raíz de amargura en tu corazón.
Vemos milagros y el poder de Dios moviéndose cada día. ¿Habrá algo imposible para Él? Nada, sin embargo, la amargura no te permite alcanzar la gracia.
4.3 El menospreciar la primogenitura y comerciarla es un gran impedimento para recibir la gracia y para cumplir el propósito eterno.
Romanos 9:10-16 Dice: “A Jacob amé, más a Esaú aborrecí”. Había algo en estos hermanos que no se trataba de que uno era más bueno que el otro. Jacob era un engañador. Se trataba del menosprecio de Esaú de la primogenitura, que Dios se la había dado por gracia. Se trataba de que Esaú fuera capaz de comerciar su primogenitura de manera tan fácil. Este es uno de los grandes problemas de la Iglesia hoy en día. Antes la Iglesia tenía la moral de acusar a los comerciantes de la fe. En estos días, tristemente la Iglesia cristiana comercia de manera escandalosa con la fe. Esaú vendió su primogenitura por un plato de lentejas. Como cristianos, no tenemos la moral para acusar a ninguna “otra religión” porque muchos de los nuestros han comerciado y comercian con la fe.
Si algo tenía Esaú, era amargura. Procuró heredar la bendición con lágrimas (Hebreos 12:17), lo que en griego significa que tuvo llanto con gran amargura y deseo de matar a su hermano. El problema con la amargura es que al igual que el pecado, cobra más de lo que quieres pagar, y te atrapa más tiempo del que quisieras estar atrapado. La amargura no te permite recibir la gracia.
La amargura es algo que te separa de la bendición y no te permite recibirla, por más que Dios quiere bendecirte.
Hechos 8:18-23 El evangelio había sido predicado en Samaria y los apóstoles Pedro y Juan fueron para ver qué estaba ocurriendo allí. Había un hombre llamado Simón que había engañado a la gente de Samaria con sus trucos. Simón se había bautizado al igual que muchos, pero todavía no habían recibido el Espíritu Santo. Cuando Pedro y Juan comenzaron a orar y Simón vio que por la imposición de manos se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero a los apóstoles a cambio del don. Pedro le respondió que su dinero perezca con él y que necesitaba arrepentirse de su maldad, ya que se encontraba en hiel de amargura y en prisión de maldad.
Dios aborrece cuando se quiere comerciar con los dones. Nunca vendas el don que Dios te ha dado. Las Iglesias son un semillero donde Dios está haciendo nacer los actores de la cosecha final que van a moverse en los dones de Dios de una manera increíble. El sistema de este mundo, Babilonia, va a venir a comprar los dones.
Nunca vendas tu don porque te vas a hacer enemigo de Dios.
Rubén se hizo enemigo de Dios por ser fornicario, y Esaú por ser profano (aquel que desprecia las cosas de Dios y las comercia como si fueran un objeto). Cuando comercias, no tienes parte en Él. Tanto Rubén como Esaú eran hombres impetuosos, violentos y llenos de amargura. Eran pueblo de Dios pero fueron desgajados (cortados) de la primogenitura. La salvación eterna no puede perderse, pero si la primogenitura.
La amargura nace en el pensamiento del corazón. Cuántas veces hemos visto a personas que hacen mal uso de sus dones y son cortados por Dios. Tienes que lidiar en tu corazón apenas viene un pensamiento que quiera llevarte al resentimiento, amargura o a vender tú fe. El problema es el pensamiento de maldad. Si te arrepientes, quizás sea perdonado el pensamiento de tu corazón.
La amargura comienza con una ofensa (resentimiento o deseo incorrecto), se convierte en raíz de amargura que contamina (falta de perdón,), luego crece en hiel de amargura que después se convierte en prisión de maldad (significa ligaduras demasiado fuertes en que ya no se tiene control del mal que se hace). Hay gente que sigue ese proceso y termina hablando contra los ungidos del Señor. Esto es algo terrible porque Dios corta a aquellos que se levantan contra sus ungidos.
5. Debemos ser fieles administradores de la gracia que nos es concedida
Cuando hay amargura es imposible alcanzar la gracia de Dios. La amargura termina en prisión de maldad. Debemos amar la gracia de Dios y valorarla de tal manera que debemos luchar contra cualquier cosa que quiera pararse entre la gracia y nosotros. Cuando vivimos bajo la gracia de Dios, no necesitamos preocuparnos por la prosperidad. Su gracia viene y nos alcanza. Su bendición nos alcanza y toma cuenta de cada área de nuestra vida.
Hay muchas cosas contra las que luchamos los cristianos. Pero, para la gracia no hay nada imposible. No puedes tomar la gracia livianamente ni menospreciarla. Tenemos que aprender a valorar lo eterno. Dios nos ha dado en esta nuestra Iglesia local tantas áreas en las que podemos servir. Si abrazas un área, hazlo con amor y pasión, como cuidando un tesoro que Dios te ha dado para que lo cuides.
Gracia necesita responsabilidad y amor para valorar aquello que hemos recibido. Gracia es algo que tenemos que proteger, abrazar, administrar con cuidado y fielmente. Debemos cuidarnos de la amargura y resentimiento que evitan que obtengamos la gracia.
Gálatas 1:11-15 Somos llamados por la gracia de Dios. No hay nada que tengamos en el reino de Dios que no sea por gracia. Todo lo que tenemos es por gracia. ¿Qué estás haciendo para el Señor? Hay potencialmente grandes hombres/mujeres entre los niños y niñas de la Iglesia que Dios va a levantar. Pero todo es por gracia. Tú tienes acceso a esa gracia. El mundo está lleno de dolor, necesita gente que tenga acceso a la gracia. No hay nada que hayamos recibido por merecimiento. Todo llamamiento es por gracia.
Con Dios, todo es por gracia y misericordia. Él nos llama a ser responsables y buenos administradores de la gracia que nos concede. El caminar cristiano no es todo “color de rosas”. La Iglesia no puede “vender” la idea de una vida sin sufrimiento. No hay vida que Dios pueda ofrecer sin sufrimiento. Eso es comercio de la fe. En la vida cristiana tenemos las grandes bendiciones de Dios, pero también hay muchos momentos que no son fáciles.
6. Por gracia, Él nos lleva de la revelación al monte y a la gloria y lo hallamos a Él
Lucas 9:18-20 y Mateo 16:13-18 Los discípulos recorrieron con el Señor desde Jerusalén hasta Cesarea de Filipo, en el extremo norte de Israel. Jesús sacó a los discípulos de la nube religiosa que los tenia medio atrapados, y los llevó a uno de los lugares más humanistas que había en aquellos días. En aquel lugar Jesús desnuda su corazón delante de Pedro quién tiene la gran revelación de que Él es el Cristo de Dios, es el Yo de Dios, es lo más profundo en el seno de Dios. Esta es la revelación más alta que ha sido dada a ser humano. Es el misterio del Padre: Cristo el Señor. Jesús también le revela a Pedro sobre la Iglesia. Este es el misterio del Hijo: la Iglesia. Por gracia, Jesús le hace a Pedro estas dos revelaciones. Esta revelación sobre la Iglesia no fue dada por ningún profeta en el Antiguo Testamento. Pero, la gracia de Dios va más allá. No te detengas en la revelación. Deja que la gracia te lleva al monte y a la gloria.
Lucas 9:21-27 Los discípulos fueron testigos de todo tipo de milagros de Jesús, en este caminar a Cesarea. En Tiro y Sidón vieron que por gracia sanó a la hija de una mujer sirofenicia. Esta mujer cananea recibió el milagro como profetizando que los gentiles iban a recibir la gracia de Dios. Los discípulos caminaron con Jesús por camino de gentiles y vieron la alimentación de los 5,000. Después, recibieron la revelación más profunda de Dios de que Jesús es el Cristo de Dios, así como la revelación del Hijo sobre la Iglesia. Después de esas experiencias, Jesús les da otra revelación y les dice que es necesario que el Hijo del Hombre padezca, sea muerto y resucite al tercer día. También les dice: “si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame”. La gracia de Dios no nos engaña, nos habla la verdad. Es fácil que otro haya muerto (dado su vida) por ti, lo difícil es que otro viva en ti. Si queremos ir en pos de Él, debemos tomar nuestra cruz cada día.
Lucas 9:28-36 Por ocho días hubo silencio, porque Jesús anunció su muerte, y habló de tomar la cruz. El Señor lleva a Pedro, Juan y a Jacobo y sube al monte a orar. Pedro es el iniciador de la Iglesia (alfa), Juan es el restaurador de la Iglesia, el que vio el final (omega), y Jacobo es el primer mártir (diezmo). El Señor lleva al monte el principio y final de la Iglesia, y su diezmo, o mejor dicho Su sacrificio, estos tres representaban la obra terminada; Entre tanto que oraba, el Señor se transfigura en medio de ellos que ven la gloria de Dios. La apariencia de su rostro se hizo otra, y su vestido blanco y resplandeciente (quiere decir como fulgores de rayos, truenos, relámpagos). En el griego dice que sus vestidos relampagueaban a la luz. Los tres discípulos vieron la gloria de Jesús y a Moisés y Elías que aparecieron rodeados de gloria.
Pedro, Juan y Jacobo, como todo judío, estaban orgullosos de Moisés y Elías, tenían el paradigma de estos profetas, pero amaban la gracia. Cuando nosotros tenemos paradigmas y pensamientos errados difíciles de erradicar, si caminas sin menospreciar la gracia, Dios va a tratar rápidamente y va a quitar tu paradigma. Es decir, si tú abrazas y luchas por la gracia, por depender, no importa cuál sea tu situación, Dios va a lidiar con ella. El secreto de la vida cristiana es abrazar la gracia. Si te esfuerzas en depender de Él, Él va a hacer. La palabra dice: “amarás al Señor con todas tus fuerzas”. Jacob se agarró del ángel con todas sus fuerzas. ¿Qué estaba involucrado en aquel abrazo para que un ángel no pueda soltarse? El corazón de Jacob estaba tan involucrado que el ángel no podía soltarlo.
No sabiendo lo que decía, Pedro le dice a Jesús que era conveniente que haga tres enramadas (carpas), una para Jesús, una para Moisés y otra para Elías. Los tres iguales, poniendo a Jesús que es el Cristo de Dios, el Yo de Dios, aquel que mora en lo más profundo de Dios, al mismo nivel que Moisés y Elías. Días antes, estos tres discípulos tuvieron la revelación de que Él es el Hijo de Dios. Sin embargo, seguían con su paradigma de Moisés y Elías. Estos profetas eran para los judíos como ídolos. Los paradigmas en nuestra mente puede ser tan fuertes que podemos ver la gloria de Dios y seguir con éstos. Pero, si abrazas la gracia, Dios trata con tus paradigmas.
Vino una nube que los cubrió, el Padre tuvo que bajar, y vino una voz desde la nube que decía: “Este es mi Hijo amado; a Él oigan”. Es a Él a quién tenemos que oír, no a Moisés ni Elías. Cuántas veces ni siquiera tenemos la capacidad de discernir a cuáles de “nuestros Moisés y Elías” estamos poniendo al mismo nivel que Dios, o que estamos oyendo lo que no tenemos que oír. David dice: “líbranos de los errores que me son oídos”. Para ello una espada necesita atravesar nuestro corazón. Tenemos cuántos “Moisés y Elías” y no sabemos. Pero, si te abrazas a la gracia, Él mismo va a bajar y va a lidiar con tus paradigmas. Cuando cesó la voz, Jesús fue “hallado” solo. ¿Cómo hallado, si estaba delante de ellos? Lo hallaron a Él, murieron Moisés y Elías.
La gracia de Dios te va a hacer hallar a Él de una nueva manera.
2 Tesalonicenses 2:16-17 A veces Dios trae la palabra y vemos la espada. Nos corta y nos duele. La palabra dice: “Yo mismo vendré y Yo mismo les sanaré”. Él hace la llaga, pero viene por la misma gracia y te sana y conforta. Te da una esperanza real y consuela tu corazón. Dios nos da una consolación eterna y una buena esperanza por gracia. Una cosa es que Dios venga y que por gracia nos quite el paradigma. Esta gracia trae buena esperanza y consuelo.
Romanos 11: 4-5 ¿Cuál es el consuelo de Dios? Un remanente en la faz de la tierra que quiere la voluntad del Señor. ¿Cómo se siente Dios al ver la corrupción y comercio de la Iglesia, enfermedad, divorcio en Su casa? El secreto del remanente es abrazar la gracia. No tienen gran nombre, pero sólo quieren la gracia, amarlo a Él sobre todas las cosas, amar a su prójimo como a sí mismos.
Romanos 11:4 Dios se reservó hombres que no doblaron sus rodillas ante Baal. Aún en este tiempo ha quedado un remanente escogido por gracia. Sin la gracia, ¿qué sería de nosotros?
Señor, abrazamos tu gracia en este día. Ayúdanos a valorar de tal manera lo que nos has dado que cuando venga el resentimiento luchemos con ferocidad contra éste, contra nuestra propia justicia y deseo, de tal manera que perdonemos y amemos. Señor, ayúdanos para que no llenemos nuestro corazón de amargura en ninguna manera. No permitas que tropecemos, perdónanos en lo que hemos fallado.
Jesús Señor, tú eres todo lo que tenemos, sin ti nada somos. Señor, no somos fuertes pero temblamos a tu palabra. No somos fuertes, pero te tememos. Señor, no somos fuertes pero henos aquí y hágase tu voluntad. Señor, oramos como tú nos has enseñado a orar: “hágase tu voluntad”, no importando qué, hágase tu voluntad. No importan grandezas, nombre, dinero, nuestros resentimientos, nuestros placeres, hágase como tú quieras.
Esta semana da gracia a la Iglesia para andar de manera digna. Da gracia a la Iglesia para que seamos librados del mal, que no caigamos en tentación, para que tu nombre sea santificado sobre todo. Venga tu reino, hágase tu voluntad. Recibimos de ti bendición de lo alto, puertas para atravesar, propósito. Toca a los que no son convertidos, maridos/esposas inconverso/as, familias que no te conocen. Bendíceles con el conocimiento tuyo, a cualquier costo. La bendición del Altísimo esté sobre ti, ensanche tu carpa a diestra y siniestra, el enemigo no toque tus bienes y antes bien seas prosperado en todas las cosas. Sea tu naturaleza Señor en nosotros. Resplandece, Señor.
Él sale venciendo para vencer
Cuando Pablo habla de la victoria que Él ha tenido, dice: “subiendo a lo alto, llevó cautiva a la cautividad”. Ahora Colosenses 2:15, menciona la victoria obtenida en la cruz. La figura que se toma es la de un conquistador que arrastraba al enemigo, le quitaba las sandalias, lo vestía de esclavo, lo enjaulaba, cortaba la cabeza y arrastraba a los dioses enemigos y lo exhibía todo en un carro en una gran marcha y celebración. El enemigo perdía toda su autoridad y dignidad. El vencedor marchaba dando honra a sus dioses porque habían sido más poderosos que los dioses del enemigo vencido. Él entró en los cielos como el gran vencedor. Como dice Apocalipsis: “Él sale venciendo para vencer”. Nuestro Señor no va a buscar la victoria, Él sale venciendo para vencer. Cuando El ha vencido, lo ha hecho de una vez y para siempre. El es el vencedor, creemos en su victoria y en que ha salido venciendo ara vencer. En nuestra economía no hay derrota, hay más que victoria. El texto en griego para “más que vencedor”, significa “altísimamente más que vencedor”. No vivimos para vencer la victoria, vivimos de victoria en victoria. Recibimos de la victoria, no importa cuál es la circunstancia. Reyes, naciones e imperios se han parado contra la Iglesia y contra su Cristo, y seguimos aquí firmes y de pie.
Nos sintonizamos con el trono. A veces estamos en la sintonía del dia a dia que nos impide la sintonía con el trono. Que nuestro espíritu se levante como una antena perfecta capaz de captar lo que está ocurriendo en el trono. Seamos participantes en el trono. Todos participan allá, la multitud, los ángeles, las huestes celestiales.
Recibimos de Dios. Abrimos nuestro corazón. La presencia de Dios baja y llega al que abre. A los que reciben, les da la potestad, la autoridad, el derecho de vivir como hijos, no como siervos. Recibe hoy, para estos días, el derecho de andar como hijo/a. Veo vestiduras de hijo/a. No andes como siervo, camina y anda como hijo/a. Vístete como hijo/a, siéntate en la mesa, come como hijo/a, sal de en medio de los puercos. Camina como hijo/a, toma tu posición como hijo/a, recibe la veste como hijo/a para esta semana, para estos días. Recibe sandalias, recibe anillo, recibe vestiduras y camina y siéntate en tu lugar en la mesa como hijo/a, dice el Señor.
4.2.1 Con la ofensa empieza la raíz de amargura
Con certeza que en tu vida te han herido y lastimado aquellas personas de las que pensabas nunca lo harían. Seguramente también la Iglesia de alguna manera te ha ofendido alguna vez. Es imposible caminar la vida sin ser ofendido. Pero, el Señor nos enseña a perdonar cada día. Todos ofendemos y somos ofendidos. La ofensa y la murmuración son uno de los mayores problemas internos con que lidia la Iglesia. Una cosa es tratar con principados, demonios o el mundo, y otra cosa es lidiar con los problemas internos. Lo triste de la ofensa es que cuando no perdonamos, se torna en una raíz de amargura que contamina. Debemos llevar una vida de perdón y perdonarnos los unos a los otros.
La gracia significa responsabilidad y valorar lo que Dios te ha dado. ¿Qué haríamos sin la gracia? A ninguno nos alcanzaría la justicia lo suficiente. Por la gracia somos coherederos y podemos sentarnos juntamente con Él. Muchas personas pueden perder su propósito en Dios si entra una raíz de amargura en su vida por cualquier comentario o chisme. Nos guardamos de la amargura y perdonamos porque la raíz de amargura impide que recibamos la gracia.
Hay personas que pueden enfrentar grandes problemas, pero cuando viene una pequeña ofensa no pueden lidiar con el asunto. Qué maravillosa es la gracia y qué terrible es la amargura. No importa cuán grande es la gracia, si hay amargura, no es posible recibir la gracia que necesitamos para continuar la vida. Dios no puede darte su gracia, está de manos atadas siendo tan poderoso como es, si hay una raíz de amargura en tu corazón.
Vemos milagros y el poder de Dios moviéndose cada día. ¿Habrá algo imposible para Él? Nada, sin embargo, la amargura no te permite alcanzar la gracia.
4.3 El menospreciar la primogenitura y comerciarla es un gran impedimento para recibir la gracia y para cumplir el propósito eterno.
Romanos 9:10-16 Dice: “A Jacob amé, más a Esaú aborrecí”. Había algo en estos hermanos que no se trataba de que uno era más bueno que el otro. Jacob era un engañador. Se trataba del menosprecio de Esaú de la primogenitura, que Dios se la había dado por gracia. Se trataba de que Esaú fuera capaz de comerciar su primogenitura de manera tan fácil. Este es uno de los grandes problemas de la Iglesia hoy en día. Antes la Iglesia tenía la moral de acusar a los comerciantes de la fe. En estos días, tristemente la Iglesia cristiana comercia de manera escandalosa con la fe. Esaú vendió su primogenitura por un plato de lentejas. Como cristianos, no tenemos la moral para acusar a ninguna “otra religión” porque muchos de los nuestros han comerciado y comercian con la fe.
Si algo tenía Esaú, era amargura. Procuró heredar la bendición con lágrimas (Hebreos 12:17), lo que en griego significa que tuvo llanto con gran amargura y deseo de matar a su hermano. El problema con la amargura es que al igual que el pecado, cobra más de lo que quieres pagar, y te atrapa más tiempo del que quisieras estar atrapado. La amargura no te permite recibir la gracia.
La amargura es algo que te separa de la bendición y no te permite recibirla, por más que Dios quiere bendecirte.
Hechos 8:18-23 El evangelio había sido predicado en Samaria y los apóstoles Pedro y Juan fueron para ver qué estaba ocurriendo allí. Había un hombre llamado Simón que había engañado a la gente de Samaria con sus trucos. Simón se había bautizado al igual que muchos, pero todavía no habían recibido el Espíritu Santo. Cuando Pedro y Juan comenzaron a orar y Simón vio que por la imposición de manos se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero a los apóstoles a cambio del don. Pedro le respondió que su dinero perezca con él y que necesitaba arrepentirse de su maldad, ya que se encontraba en hiel de amargura y en prisión de maldad.
Dios aborrece cuando se quiere comerciar con los dones. Nunca vendas el don que Dios te ha dado. Las Iglesias son un semillero donde Dios está haciendo nacer los actores de la cosecha final que van a moverse en los dones de Dios de una manera increíble. El sistema de este mundo, Babilonia, va a venir a comprar los dones.
Nunca vendas tu don porque te vas a hacer enemigo de Dios.
Rubén se hizo enemigo de Dios por ser fornicario, y Esaú por ser profano (aquel que desprecia las cosas de Dios y las comercia como si fueran un objeto). Cuando comercias, no tienes parte en Él. Tanto Rubén como Esaú eran hombres impetuosos, violentos y llenos de amargura. Eran pueblo de Dios pero fueron desgajados (cortados) de la primogenitura. La salvación eterna no puede perderse, pero si la primogenitura.
La amargura nace en el pensamiento del corazón. Cuántas veces hemos visto a personas que hacen mal uso de sus dones y son cortados por Dios. Tienes que lidiar en tu corazón apenas viene un pensamiento que quiera llevarte al resentimiento, amargura o a vender tú fe. El problema es el pensamiento de maldad. Si te arrepientes, quizás sea perdonado el pensamiento de tu corazón.
La amargura comienza con una ofensa (resentimiento o deseo incorrecto), se convierte en raíz de amargura que contamina (falta de perdón,), luego crece en hiel de amargura que después se convierte en prisión de maldad (significa ligaduras demasiado fuertes en que ya no se tiene control del mal que se hace). Hay gente que sigue ese proceso y termina hablando contra los ungidos del Señor. Esto es algo terrible porque Dios corta a aquellos que se levantan contra sus ungidos.
5. Debemos ser fieles administradores de la gracia que nos es concedida
Cuando hay amargura es imposible alcanzar la gracia de Dios. La amargura termina en prisión de maldad. Debemos amar la gracia de Dios y valorarla de tal manera que debemos luchar contra cualquier cosa que quiera pararse entre la gracia y nosotros. Cuando vivimos bajo la gracia de Dios, no necesitamos preocuparnos por la prosperidad. Su gracia viene y nos alcanza. Su bendición nos alcanza y toma cuenta de cada área de nuestra vida.
Hay muchas cosas contra las que luchamos los cristianos. Pero, para la gracia no hay nada imposible. No puedes tomar la gracia livianamente ni menospreciarla. Tenemos que aprender a valorar lo eterno. Dios nos ha dado en esta nuestra Iglesia local tantas áreas en las que podemos servir. Si abrazas un área, hazlo con amor y pasión, como cuidando un tesoro que Dios te ha dado para que lo cuides.
Gracia necesita responsabilidad y amor para valorar aquello que hemos recibido. Gracia es algo que tenemos que proteger, abrazar, administrar con cuidado y fielmente. Debemos cuidarnos de la amargura y resentimiento que evitan que obtengamos la gracia.
Gálatas 1:11-15 Somos llamados por la gracia de Dios. No hay nada que tengamos en el reino de Dios que no sea por gracia. Todo lo que tenemos es por gracia. ¿Qué estás haciendo para el Señor? Hay potencialmente grandes hombres/mujeres entre los niños y niñas de la Iglesia que Dios va a levantar. Pero todo es por gracia. Tú tienes acceso a esa gracia. El mundo está lleno de dolor, necesita gente que tenga acceso a la gracia. No hay nada que hayamos recibido por merecimiento. Todo llamamiento es por gracia.
Con Dios, todo es por gracia y misericordia. Él nos llama a ser responsables y buenos administradores de la gracia que nos concede. El caminar cristiano no es todo “color de rosas”. La Iglesia no puede “vender” la idea de una vida sin sufrimiento. No hay vida que Dios pueda ofrecer sin sufrimiento. Eso es comercio de la fe. En la vida cristiana tenemos las grandes bendiciones de Dios, pero también hay muchos momentos que no son fáciles.
6. Por gracia, Él nos lleva de la revelación al monte y a la gloria y lo hallamos a Él
Lucas 9:18-20 y Mateo 16:13-18 Los discípulos recorrieron con el Señor desde Jerusalén hasta Cesarea de Filipo, en el extremo norte de Israel. Jesús sacó a los discípulos de la nube religiosa que los tenia medio atrapados, y los llevó a uno de los lugares más humanistas que había en aquellos días. En aquel lugar Jesús desnuda su corazón delante de Pedro quién tiene la gran revelación de que Él es el Cristo de Dios, es el Yo de Dios, es lo más profundo en el seno de Dios. Esta es la revelación más alta que ha sido dada a ser humano. Es el misterio del Padre: Cristo el Señor. Jesús también le revela a Pedro sobre la Iglesia. Este es el misterio del Hijo: la Iglesia. Por gracia, Jesús le hace a Pedro estas dos revelaciones. Esta revelación sobre la Iglesia no fue dada por ningún profeta en el Antiguo Testamento. Pero, la gracia de Dios va más allá. No te detengas en la revelación. Deja que la gracia te lleva al monte y a la gloria.
Lucas 9:21-27 Los discípulos fueron testigos de todo tipo de milagros de Jesús, en este caminar a Cesarea. En Tiro y Sidón vieron que por gracia sanó a la hija de una mujer sirofenicia. Esta mujer cananea recibió el milagro como profetizando que los gentiles iban a recibir la gracia de Dios. Los discípulos caminaron con Jesús por camino de gentiles y vieron la alimentación de los 5,000. Después, recibieron la revelación más profunda de Dios de que Jesús es el Cristo de Dios, así como la revelación del Hijo sobre la Iglesia. Después de esas experiencias, Jesús les da otra revelación y les dice que es necesario que el Hijo del Hombre padezca, sea muerto y resucite al tercer día. También les dice: “si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame”. La gracia de Dios no nos engaña, nos habla la verdad. Es fácil que otro haya muerto (dado su vida) por ti, lo difícil es que otro viva en ti. Si queremos ir en pos de Él, debemos tomar nuestra cruz cada día.
Lucas 9:28-36 Por ocho días hubo silencio, porque Jesús anunció su muerte, y habló de tomar la cruz. El Señor lleva a Pedro, Juan y a Jacobo y sube al monte a orar. Pedro es el iniciador de la Iglesia (alfa), Juan es el restaurador de la Iglesia, el que vio el final (omega), y Jacobo es el primer mártir (diezmo). El Señor lleva al monte el principio y final de la Iglesia, y su diezmo, o mejor dicho Su sacrificio, estos tres representaban la obra terminada; Entre tanto que oraba, el Señor se transfigura en medio de ellos que ven la gloria de Dios. La apariencia de su rostro se hizo otra, y su vestido blanco y resplandeciente (quiere decir como fulgores de rayos, truenos, relámpagos). En el griego dice que sus vestidos relampagueaban a la luz. Los tres discípulos vieron la gloria de Jesús y a Moisés y Elías que aparecieron rodeados de gloria.
Pedro, Juan y Jacobo, como todo judío, estaban orgullosos de Moisés y Elías, tenían el paradigma de estos profetas, pero amaban la gracia. Cuando nosotros tenemos paradigmas y pensamientos errados difíciles de erradicar, si caminas sin menospreciar la gracia, Dios va a tratar rápidamente y va a quitar tu paradigma. Es decir, si tú abrazas y luchas por la gracia, por depender, no importa cuál sea tu situación, Dios va a lidiar con ella. El secreto de la vida cristiana es abrazar la gracia. Si te esfuerzas en depender de Él, Él va a hacer. La palabra dice: “amarás al Señor con todas tus fuerzas”. Jacob se agarró del ángel con todas sus fuerzas. ¿Qué estaba involucrado en aquel abrazo para que un ángel no pueda soltarse? El corazón de Jacob estaba tan involucrado que el ángel no podía soltarlo.
No sabiendo lo que decía, Pedro le dice a Jesús que era conveniente que haga tres enramadas (carpas), una para Jesús, una para Moisés y otra para Elías. Los tres iguales, poniendo a Jesús que es el Cristo de Dios, el Yo de Dios, aquel que mora en lo más profundo de Dios, al mismo nivel que Moisés y Elías. Días antes, estos tres discípulos tuvieron la revelación de que Él es el Hijo de Dios. Sin embargo, seguían con su paradigma de Moisés y Elías. Estos profetas eran para los judíos como ídolos. Los paradigmas en nuestra mente puede ser tan fuertes que podemos ver la gloria de Dios y seguir con éstos. Pero, si abrazas la gracia, Dios trata con tus paradigmas.
Vino una nube que los cubrió, el Padre tuvo que bajar, y vino una voz desde la nube que decía: “Este es mi Hijo amado; a Él oigan”. Es a Él a quién tenemos que oír, no a Moisés ni Elías. Cuántas veces ni siquiera tenemos la capacidad de discernir a cuáles de “nuestros Moisés y Elías” estamos poniendo al mismo nivel que Dios, o que estamos oyendo lo que no tenemos que oír. David dice: “líbranos de los errores que me son oídos”. Para ello una espada necesita atravesar nuestro corazón. Tenemos cuántos “Moisés y Elías” y no sabemos. Pero, si te abrazas a la gracia, Él mismo va a bajar y va a lidiar con tus paradigmas. Cuando cesó la voz, Jesús fue “hallado” solo. ¿Cómo hallado, si estaba delante de ellos? Lo hallaron a Él, murieron Moisés y Elías.
La gracia de Dios te va a hacer hallar a Él de una nueva manera.
2 Tesalonicenses 2:16-17 A veces Dios trae la palabra y vemos la espada. Nos corta y nos duele. La palabra dice: “Yo mismo vendré y Yo mismo les sanaré”. Él hace la llaga, pero viene por la misma gracia y te sana y conforta. Te da una esperanza real y consuela tu corazón. Dios nos da una consolación eterna y una buena esperanza por gracia. Una cosa es que Dios venga y que por gracia nos quite el paradigma. Esta gracia trae buena esperanza y consuelo.
Romanos 11: 4-5 ¿Cuál es el consuelo de Dios? Un remanente en la faz de la tierra que quiere la voluntad del Señor. ¿Cómo se siente Dios al ver la corrupción y comercio de la Iglesia, enfermedad, divorcio en Su casa? El secreto del remanente es abrazar la gracia. No tienen gran nombre, pero sólo quieren la gracia, amarlo a Él sobre todas las cosas, amar a su prójimo como a sí mismos.
Romanos 11:4 Dios se reservó hombres que no doblaron sus rodillas ante Baal. Aún en este tiempo ha quedado un remanente escogido por gracia. Sin la gracia, ¿qué sería de nosotros?
Señor, abrazamos tu gracia en este día. Ayúdanos a valorar de tal manera lo que nos has dado que cuando venga el resentimiento luchemos con ferocidad contra éste, contra nuestra propia justicia y deseo, de tal manera que perdonemos y amemos. Señor, ayúdanos para que no llenemos nuestro corazón de amargura en ninguna manera. No permitas que tropecemos, perdónanos en lo que hemos fallado.
Jesús Señor, tú eres todo lo que tenemos, sin ti nada somos. Señor, no somos fuertes pero temblamos a tu palabra. No somos fuertes, pero te tememos. Señor, no somos fuertes pero henos aquí y hágase tu voluntad. Señor, oramos como tú nos has enseñado a orar: “hágase tu voluntad”, no importando qué, hágase tu voluntad. No importan grandezas, nombre, dinero, nuestros resentimientos, nuestros placeres, hágase como tú quieras.
Esta semana da gracia a la Iglesia para andar de manera digna. Da gracia a la Iglesia para que seamos librados del mal, que no caigamos en tentación, para que tu nombre sea santificado sobre todo. Venga tu reino, hágase tu voluntad. Recibimos de ti bendición de lo alto, puertas para atravesar, propósito. Toca a los que no son convertidos, maridos/esposas inconverso/as, familias que no te conocen. Bendíceles con el conocimiento tuyo, a cualquier costo. La bendición del Altísimo esté sobre ti, ensanche tu carpa a diestra y siniestra, el enemigo no toque tus bienes y antes bien seas prosperado en todas las cosas. Sea tu naturaleza Señor en nosotros. Resplandece, Señor.
Él sale venciendo para vencer
Cuando Pablo habla de la victoria que Él ha tenido, dice: “subiendo a lo alto, llevó cautiva a la cautividad”. Ahora Colosenses 2:15, menciona la victoria obtenida en la cruz. La figura que se toma es la de un conquistador que arrastraba al enemigo, le quitaba las sandalias, lo vestía de esclavo, lo enjaulaba, cortaba la cabeza y arrastraba a los dioses enemigos y lo exhibía todo en un carro en una gran marcha y celebración. El enemigo perdía toda su autoridad y dignidad. El vencedor marchaba dando honra a sus dioses porque habían sido más poderosos que los dioses del enemigo vencido. Él entró en los cielos como el gran vencedor. Como dice Apocalipsis: “Él sale venciendo para vencer”. Nuestro Señor no va a buscar la victoria, Él sale venciendo para vencer. Cuando El ha vencido, lo ha hecho de una vez y para siempre. El es el vencedor, creemos en su victoria y en que ha salido venciendo ara vencer. En nuestra economía no hay derrota, hay más que victoria. El texto en griego para “más que vencedor”, significa “altísimamente más que vencedor”. No vivimos para vencer la victoria, vivimos de victoria en victoria. Recibimos de la victoria, no importa cuál es la circunstancia. Reyes, naciones e imperios se han parado contra la Iglesia y contra su Cristo, y seguimos aquí firmes y de pie.
Nos sintonizamos con el trono. A veces estamos en la sintonía del dia a dia que nos impide la sintonía con el trono. Que nuestro espíritu se levante como una antena perfecta capaz de captar lo que está ocurriendo en el trono. Seamos participantes en el trono. Todos participan allá, la multitud, los ángeles, las huestes celestiales.
Recibimos de Dios. Abrimos nuestro corazón. La presencia de Dios baja y llega al que abre. A los que reciben, les da la potestad, la autoridad, el derecho de vivir como hijos, no como siervos. Recibe hoy, para estos días, el derecho de andar como hijo/a. Veo vestiduras de hijo/a. No andes como siervo, camina y anda como hijo/a. Vístete como hijo/a, siéntate en la mesa, come como hijo/a, sal de en medio de los puercos. Camina como hijo/a, toma tu posición como hijo/a, recibe la veste como hijo/a para esta semana, para estos días. Recibe sandalias, recibe anillo, recibe vestiduras y camina y siéntate en tu lugar en la mesa como hijo/a, dice el Señor.
PREDICA SOBRE LA GRACIA (Parte VIII) – Julio 10, 2010
Pastor Carlos Nanetti
1. Los gentiles somos incluidos como pueblo de Dios sólo por Su gracia
Romanos 11:24 El olivo silvestre es inservible, no tiene ninguna cualidad utilizable para el hombre. Éramos olivos silvestres y, por Su gracia, bondad y amor, hemos sido injertados en el bueno olivo. Podemos disfrutar de Su vida, y tener acceso a todas Sus promesas, y a todo Su poder soberano, pero debemos ser responsables con la gracia.
Mateo 1:1-15 La genealogía de Jesús tiene personajes especiales. Uno pensaría que su genealogía es una de reyes con personas santas y separadas. Evidentemente, pero están los que de ninguna manera fueron santos, y además hay cinco mujeres especiales: Tamar (cometió incesto con Judá), Rahab (prostituta de Jericó que ocultó a Josué y Caleb), Rut (extranjera, moabita que se casó con Booz), Betsabé (mujer de Urías, adúltera que se desposó con el rey David y engendraron a Salomón) y María (virgen y pura, madre de Jesús). Cinco es número de gracia, pero también habla de la responsabilidad que tiene que cumplir el hombre delante la gracia.
El linaje del Señor incluye mujeres israelitas y gentiles. En naciones como Jericó, la depravación y las enfermedades venéreas eran extremas. Cómo habrá sido Rahab, la bisabuela de David, que fue una prostituta cananea en Jericó, lugar maldecido por Dios a perpetuidad, una nación extremadamente pervertida. Rut, abuela de David, era una moabita, su origen fue el incesto de Lot. Estaba prohibida la inclusión de Moab en medio del pueblo de Israel, Betsabé y Tamar cometieron pecados muy serios. Por gracia, estas mujeres que eran enemigas de Dios (pecadoras y/o extranjeras) fueron restauradas e injertadas en el pueblo de Dios, en el linaje del Mesías.
1 Corintios 5:1-5 La Iglesia de Corinto estaba en tal estado de corrupción que alguno tenía la mujer de su padre. Pablo entrega a Satanás su vida para destrucción de la carne. El espíritu de esta persona nacida de nuevo será sin duda salvo en el día del Señor Jesús. Pero, su cuerpo fue entregado a Satanás para destrucción de la carne. Por ejemplo, en la historia de Israel, Dios cortó con severidad las generaciones de los reyes Ocozías??, Joas.. y Amasías?? porque …..Joram el padre de Ocozías se casó con la hija de Jezabel lo que corrompió esta generaciones. (Jezabel era hija de Et-baal rey de los sidonios; ella fue y sirvió a Baal y lo adoró, mato a los profetas del Señor y fue una bruja despiadada). Otro caso es el de Joacim, un israelita colocado como rey por faraón el rey de Egipto que entonces dominaba la región y que buscaba su beneficio en esta designación. Por otro lado, Dios restaura e injerta como su pueblo a mujeres (Tamar, Rahab, Rut, Betsabé) pecadoras perdidas y/o extranjeras.
2. Requerimos tener una permanente conciencia de gratitud a Dios por la gracia que nos es concedida
Pablo dice que por la gracia y compasión de Dios, y la severidad para con Israel, los gentiles hemos sido injertados como su pueblo. Como Iglesia, como comunidad, como hijos de Dios, debemos vivir en constante gratitud al Señor porque nosotros estábamos destinados a la condenación eterna, por ser enemigos de Dios y no ser parte de pueblo que tenía las promesas, pero, Dios ha desgajado al pueblo de Israel y nos ha incluido a nosotros gentiles.
Debemos tener una conciencia de gratitud constante a Dios porque nosotros no éramos merecedores y estábamos sin Dios en el mundo, y tampoco éramos su pueblo. No solamente Dios nos ha salvado, sino que además nos ha hecho parte de su vida y pueblo. Entre los israelitas, Juan el Bautista es el mayor de los profetas del Antiguo Testamento porque anunció y vio a Jesús. Jesús dice que el más pequeño de nosotros es mayor que Juan Bautista (Lc.7:28) esto porque Él mora entre nosotros.
Sólo por gracia y misericordia, Dios ha cambiado nuestro destino eterno porque estábamos destinados a la condenación eterna.
Necesitamos tener conciencia de lo valioso que tenemos. No entendemos lo que éramos y lo que tenemos ahora. Ester, una muchacha judía sin identidad, proveniente de un pueblo cautivo, ¿qué futuro tenía en medio del imperio medo persa No tenía derecho de ser parte del pueblo donde estaba cautiva. Cuando fue escogida y llevada a la casa del rey, no dijo en ningún momento que era judía porque inmediatamente habría sido sacada de entre las elegidas. Y esta muchachita, que no sabía qué destino iba a tener, por la gracia de Dios de pronto fue elevada como reina en medio de las naciones de la tierra.
¿Qué pensaba José cuando estaba en Egipto sirviendo a Potifar y después en la cárcel? ¿Qué esperanza tenía en Egipto? Ninguna. En un instante, por su gracia Dios lo hizo gobernador de todo Egipto. Por lo menos José y Ester eran judíos y, por lo tanto, parte del pueblo de Dios. Como israelitas podían pedir la compasión de Dios. Pero, nosotros, ¿qué mérito o derecho teníamos? Ninguno. El único derecho era la condenación eterna. Por linaje estábamos perdidos.
Dios que es Dios de linaje, nos ha incluido en el linaje eterno. Debemos vivir agradecidos al Señor y no tomar en poco lo que tenemos y somos sólo por la gracia y misericordia de Dios.
3. Requerimos valorar en todo momento la gracia que nos es concedida de manera inmerecida
Estábamos sin Dios en el mundo, éramos gentiles. Él no solamente nos ha dado salvación, sino que además nos ha hecho miembros de su Casa. Por su gracia, nos ha dado mucho más de lo que Israel tenía antes de Cristo. Nos ha dado mucho más de lo que tenían profetas como Moisés o Elías, o reyes como David. Nos ha hecho uno con el que se sienta en el trono. Por su gracia, somos hijos de Dios, vamos a ser parte de eternidad, vamos a administrar las riquezas del Rey. Nos ha hecho su morada, nos ha dado revelación del Hijo jamás dada a ser humano. Por eso Pablo dice: “les ruego por las misericordias de Dios”.
La naturaleza humana es no valorar lo que tiene. Por ejemplo, una persona rica que tiene todo lo que desea, no valora lo que tiene. Así somos los seres humanos, hasta que perdemos algo/alguien y recién nos damos cuenta de lo que/a quién teníamos. Lo que tenemos de Dios es lo mejor que ningún ser humano pueda imaginarse. Ninguno de nosotros lo merecía y lo tenemos por gracia y misericordia de Dios. Entonces, debemos aprender a tener conciencia de:
• Lo eterno que Dios nos va a dar aquel día si somos buenos administradores
• Lo eterno que tenemos en nosotros aquí y ahora. Venir a la Casa del Señor es un privilegio. En otros países es prohibido ser cristianos bajo riesgo de cárcel y muerte. ¡Qué libertad que tenemos nosotros para practicar nuestra fe ¡(libertad de culto, innumerables radioemisoras y programas de televisión cristianos, disponibilidad de material y música cristiana, etc.)!
Romanos 9:10-18 Uno desprecia porque no valora. Esaú, cazador fuerte, tenía como debilidad el hambre. Su hermano Jacob, un comerciante audaz y astuto, lo engañó y se quedó con su primogenitura. ¿Por qué aborreció Dios a Esaú? Porque despreció (no valoró) la primogenitura y fue capaz de ponerla al nivel de su estómago. Esaú no valoró el regalo que Dios le había dado, porque un primogénito no hace nada para ganar la primogenitura.
¿Cuánto valoramos la gracia que hemos recibido? ¿Seríamos capaces de ofrendar la vida por la gracia recibida? Dios nos da gracia pero nos prueba. Jacob valoraba la bendición y la gracia. Aunque engañó para recibir la primogenitura, Dios lo amó y lo sujetó a un trato para que cumpla su propósito.
Cómo habrá valorado Rahab el tener descendencia que sea parte del pueblo de Dios. Cómo habrá valorado Rut la moabita el ser parte del pueblo de Dios que decidió seguir a su suegra judía. Jesús se admiraba de los gentiles porque valoraban lo que tenía Israel, más que el mismo Israel. Por eso es que Jesús lloró y lamentó sobre Jerusalén porque los judíos no valoraron la venida del Hijo de Dios. La gracia es algo que necesitamos valorar en todo momento.
No te olvides de dónde fuiste quitado. No hay nada comparable a poder tener acceso y comunión con Él. Esto es posible sólo por su gracia.
Cualquier dia Dios va a irrumpir en su Iglesia en la faz de la tierra. Él nos está preparando, alistando, trabajando con nosotros. No hemos visto nada verdaderamente de la gloria de Dios. ¿Y si ese día tu no estás participando por no valorar lo que tienes?
La gracia es algo que debemos valorar de tal manera que debemos luchar por obtenerla y retenerla. No recibamos en vano la gracia.
4. ¿Qué evita que alcances la gracia?
4.1 La falta de arrepentimiento y santidad te aleja de la gracia
Hebreos 12:12-14 Sigan la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. No se trata de verle cuando vayas “al cielo”, sino verle en tu circunstancia diaria. Si hoy día haces algo que a Dios no le agrada y no te arrepientes, ese día Dios no anda contigo y te va mal. Todos tropezamos y caemos. Si pecas, tienes que arrepentirte y confesar lo más pronto posible. Sin la santidad nadie verá al Señor.
El Señor nos ha dejado una oración para volverte cada día a Él de todo corazón y clamarle diciendo: “no me dejes caer en tentación y líbrame del mal”. Si no clamas para no caer en tentación, seguro que vas a caer. Es necesario clamar cada día porque no sabes cuándo puedes caer en tentación y dejar de alcanzar la gracia. Por eso la Palabra dice: “el que piensa estar firme, mire que no caiga” (1 Corintios 10:12). Gracia es de gracia. Puede alcanzarnos o nosotros podemos dejar de alcanzarla.
4.2 La raíz de amargura que contamina evita que recibas la gracia
Hebreos 12:15-17 Como Dios sabe que nosotros podemos fallar y echar a perder tanto de valor eterno, nos ha acortado los años de nuestros días. ¿Qué hubiese sido de nosotros lidiando 800 años con esta carne? Debemos valorar lo que tenemos de tal manera porque, si no, alguna raíz de amargura no te va a permitir alcanzar la gracia y va a contaminar a muchos.
Debemos luchar contra la amargura. Es tan fácil que entre la amargura en ti porque Dios ha trabajado en tu vida y te ha hecho tierra fértil y cualquier semilla que entre a ti va a crecer. Por ejemplo, en la tierra fértil de Santa Cruz pueden crecer fácilmente espinos o árboles frutales. Cuidado con la raíz de amargura. Una raíz no aparece de pronto. Una semilla entra, es regada y comienza a crecer hasta que se vuelve una raíz. El Señor nos ha dejado esta advertencia sobre la raíz de amargura porque Él sabe cómo somos. Fácilmente puede entrar en nosotros un problema y convertirse en una raíz de amargura. Esto es algo con lo que necesitamos lidiar.
El fornicario al que se refiere el versículo 16 es Rubén, primogénito de Jacob, que durmió con Bilha, la concubina de su padre (Génesis 35:22 y Génesis 49:3-4). El profano es Esaú que negoció su primogenitura por un plato de lentejas. Ambos perdieron la primogenitura y en ambos se ve obrar a la raíz de amargura. Rubén mato por su amargura a todos los hombres de una de las ciudades cananeas, poniendo en peligro la vida de la simiente santa. Esaú estaba lleno de amargura porque no pudo heredar la bendición que fue tomada por su hermano Jacob. Cuando Esaú “procuró” restaurar lo que vendió, mejor dicho despreció lo hizo con lágrimas, en el griego significa que su exclamación fue llena de amargura, no de arrepentimiento, fue más bien con el deseo de matar a su hermano por el engaño. Jacob tuvo que escapar por muchos años de Esaú. Cuando regresó, lo hizo con miedo porque sabía el nivel de resentimiento de Esaú por haberle negociado su primogenitura.
Deuteronomio 29:18 Como la amargura contamina, crece de varón/mujer a familia/tribu. La amargura es como la hiel y ajenjo, doblemente amargado. Es terrible cuando la amargura y el odio entran al corazón del hombre.
Cuidado que la amargura te evite alcanzar la gracia. Por eso, Él nos ha enseñado que debemos orar cada día y perdonar incondicionalmente cualquier ofensa. Una noche sin perdón incondicional puede traerte muchos problemas el dia de mañana. “No dejen que el sol se ponga sobre su enojo” significa que podemos enojarnos, pero no pecar. Dios trata de guardarnos de la amargura ya que ésta evita que recibamos la gracia.
1. Los gentiles somos incluidos como pueblo de Dios sólo por Su gracia
Romanos 11:24 El olivo silvestre es inservible, no tiene ninguna cualidad utilizable para el hombre. Éramos olivos silvestres y, por Su gracia, bondad y amor, hemos sido injertados en el bueno olivo. Podemos disfrutar de Su vida, y tener acceso a todas Sus promesas, y a todo Su poder soberano, pero debemos ser responsables con la gracia.
Mateo 1:1-15 La genealogía de Jesús tiene personajes especiales. Uno pensaría que su genealogía es una de reyes con personas santas y separadas. Evidentemente, pero están los que de ninguna manera fueron santos, y además hay cinco mujeres especiales: Tamar (cometió incesto con Judá), Rahab (prostituta de Jericó que ocultó a Josué y Caleb), Rut (extranjera, moabita que se casó con Booz), Betsabé (mujer de Urías, adúltera que se desposó con el rey David y engendraron a Salomón) y María (virgen y pura, madre de Jesús). Cinco es número de gracia, pero también habla de la responsabilidad que tiene que cumplir el hombre delante la gracia.
El linaje del Señor incluye mujeres israelitas y gentiles. En naciones como Jericó, la depravación y las enfermedades venéreas eran extremas. Cómo habrá sido Rahab, la bisabuela de David, que fue una prostituta cananea en Jericó, lugar maldecido por Dios a perpetuidad, una nación extremadamente pervertida. Rut, abuela de David, era una moabita, su origen fue el incesto de Lot. Estaba prohibida la inclusión de Moab en medio del pueblo de Israel, Betsabé y Tamar cometieron pecados muy serios. Por gracia, estas mujeres que eran enemigas de Dios (pecadoras y/o extranjeras) fueron restauradas e injertadas en el pueblo de Dios, en el linaje del Mesías.
1 Corintios 5:1-5 La Iglesia de Corinto estaba en tal estado de corrupción que alguno tenía la mujer de su padre. Pablo entrega a Satanás su vida para destrucción de la carne. El espíritu de esta persona nacida de nuevo será sin duda salvo en el día del Señor Jesús. Pero, su cuerpo fue entregado a Satanás para destrucción de la carne. Por ejemplo, en la historia de Israel, Dios cortó con severidad las generaciones de los reyes Ocozías??, Joas.. y Amasías?? porque …..Joram el padre de Ocozías se casó con la hija de Jezabel lo que corrompió esta generaciones. (Jezabel era hija de Et-baal rey de los sidonios; ella fue y sirvió a Baal y lo adoró, mato a los profetas del Señor y fue una bruja despiadada). Otro caso es el de Joacim, un israelita colocado como rey por faraón el rey de Egipto que entonces dominaba la región y que buscaba su beneficio en esta designación. Por otro lado, Dios restaura e injerta como su pueblo a mujeres (Tamar, Rahab, Rut, Betsabé) pecadoras perdidas y/o extranjeras.
2. Requerimos tener una permanente conciencia de gratitud a Dios por la gracia que nos es concedida
Pablo dice que por la gracia y compasión de Dios, y la severidad para con Israel, los gentiles hemos sido injertados como su pueblo. Como Iglesia, como comunidad, como hijos de Dios, debemos vivir en constante gratitud al Señor porque nosotros estábamos destinados a la condenación eterna, por ser enemigos de Dios y no ser parte de pueblo que tenía las promesas, pero, Dios ha desgajado al pueblo de Israel y nos ha incluido a nosotros gentiles.
Debemos tener una conciencia de gratitud constante a Dios porque nosotros no éramos merecedores y estábamos sin Dios en el mundo, y tampoco éramos su pueblo. No solamente Dios nos ha salvado, sino que además nos ha hecho parte de su vida y pueblo. Entre los israelitas, Juan el Bautista es el mayor de los profetas del Antiguo Testamento porque anunció y vio a Jesús. Jesús dice que el más pequeño de nosotros es mayor que Juan Bautista (Lc.7:28) esto porque Él mora entre nosotros.
Sólo por gracia y misericordia, Dios ha cambiado nuestro destino eterno porque estábamos destinados a la condenación eterna.
Necesitamos tener conciencia de lo valioso que tenemos. No entendemos lo que éramos y lo que tenemos ahora. Ester, una muchacha judía sin identidad, proveniente de un pueblo cautivo, ¿qué futuro tenía en medio del imperio medo persa No tenía derecho de ser parte del pueblo donde estaba cautiva. Cuando fue escogida y llevada a la casa del rey, no dijo en ningún momento que era judía porque inmediatamente habría sido sacada de entre las elegidas. Y esta muchachita, que no sabía qué destino iba a tener, por la gracia de Dios de pronto fue elevada como reina en medio de las naciones de la tierra.
¿Qué pensaba José cuando estaba en Egipto sirviendo a Potifar y después en la cárcel? ¿Qué esperanza tenía en Egipto? Ninguna. En un instante, por su gracia Dios lo hizo gobernador de todo Egipto. Por lo menos José y Ester eran judíos y, por lo tanto, parte del pueblo de Dios. Como israelitas podían pedir la compasión de Dios. Pero, nosotros, ¿qué mérito o derecho teníamos? Ninguno. El único derecho era la condenación eterna. Por linaje estábamos perdidos.
Dios que es Dios de linaje, nos ha incluido en el linaje eterno. Debemos vivir agradecidos al Señor y no tomar en poco lo que tenemos y somos sólo por la gracia y misericordia de Dios.
3. Requerimos valorar en todo momento la gracia que nos es concedida de manera inmerecida
Estábamos sin Dios en el mundo, éramos gentiles. Él no solamente nos ha dado salvación, sino que además nos ha hecho miembros de su Casa. Por su gracia, nos ha dado mucho más de lo que Israel tenía antes de Cristo. Nos ha dado mucho más de lo que tenían profetas como Moisés o Elías, o reyes como David. Nos ha hecho uno con el que se sienta en el trono. Por su gracia, somos hijos de Dios, vamos a ser parte de eternidad, vamos a administrar las riquezas del Rey. Nos ha hecho su morada, nos ha dado revelación del Hijo jamás dada a ser humano. Por eso Pablo dice: “les ruego por las misericordias de Dios”.
La naturaleza humana es no valorar lo que tiene. Por ejemplo, una persona rica que tiene todo lo que desea, no valora lo que tiene. Así somos los seres humanos, hasta que perdemos algo/alguien y recién nos damos cuenta de lo que/a quién teníamos. Lo que tenemos de Dios es lo mejor que ningún ser humano pueda imaginarse. Ninguno de nosotros lo merecía y lo tenemos por gracia y misericordia de Dios. Entonces, debemos aprender a tener conciencia de:
• Lo eterno que Dios nos va a dar aquel día si somos buenos administradores
• Lo eterno que tenemos en nosotros aquí y ahora. Venir a la Casa del Señor es un privilegio. En otros países es prohibido ser cristianos bajo riesgo de cárcel y muerte. ¡Qué libertad que tenemos nosotros para practicar nuestra fe ¡(libertad de culto, innumerables radioemisoras y programas de televisión cristianos, disponibilidad de material y música cristiana, etc.)!
Romanos 9:10-18 Uno desprecia porque no valora. Esaú, cazador fuerte, tenía como debilidad el hambre. Su hermano Jacob, un comerciante audaz y astuto, lo engañó y se quedó con su primogenitura. ¿Por qué aborreció Dios a Esaú? Porque despreció (no valoró) la primogenitura y fue capaz de ponerla al nivel de su estómago. Esaú no valoró el regalo que Dios le había dado, porque un primogénito no hace nada para ganar la primogenitura.
¿Cuánto valoramos la gracia que hemos recibido? ¿Seríamos capaces de ofrendar la vida por la gracia recibida? Dios nos da gracia pero nos prueba. Jacob valoraba la bendición y la gracia. Aunque engañó para recibir la primogenitura, Dios lo amó y lo sujetó a un trato para que cumpla su propósito.
Cómo habrá valorado Rahab el tener descendencia que sea parte del pueblo de Dios. Cómo habrá valorado Rut la moabita el ser parte del pueblo de Dios que decidió seguir a su suegra judía. Jesús se admiraba de los gentiles porque valoraban lo que tenía Israel, más que el mismo Israel. Por eso es que Jesús lloró y lamentó sobre Jerusalén porque los judíos no valoraron la venida del Hijo de Dios. La gracia es algo que necesitamos valorar en todo momento.
No te olvides de dónde fuiste quitado. No hay nada comparable a poder tener acceso y comunión con Él. Esto es posible sólo por su gracia.
Cualquier dia Dios va a irrumpir en su Iglesia en la faz de la tierra. Él nos está preparando, alistando, trabajando con nosotros. No hemos visto nada verdaderamente de la gloria de Dios. ¿Y si ese día tu no estás participando por no valorar lo que tienes?
La gracia es algo que debemos valorar de tal manera que debemos luchar por obtenerla y retenerla. No recibamos en vano la gracia.
4. ¿Qué evita que alcances la gracia?
4.1 La falta de arrepentimiento y santidad te aleja de la gracia
Hebreos 12:12-14 Sigan la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. No se trata de verle cuando vayas “al cielo”, sino verle en tu circunstancia diaria. Si hoy día haces algo que a Dios no le agrada y no te arrepientes, ese día Dios no anda contigo y te va mal. Todos tropezamos y caemos. Si pecas, tienes que arrepentirte y confesar lo más pronto posible. Sin la santidad nadie verá al Señor.
El Señor nos ha dejado una oración para volverte cada día a Él de todo corazón y clamarle diciendo: “no me dejes caer en tentación y líbrame del mal”. Si no clamas para no caer en tentación, seguro que vas a caer. Es necesario clamar cada día porque no sabes cuándo puedes caer en tentación y dejar de alcanzar la gracia. Por eso la Palabra dice: “el que piensa estar firme, mire que no caiga” (1 Corintios 10:12). Gracia es de gracia. Puede alcanzarnos o nosotros podemos dejar de alcanzarla.
4.2 La raíz de amargura que contamina evita que recibas la gracia
Hebreos 12:15-17 Como Dios sabe que nosotros podemos fallar y echar a perder tanto de valor eterno, nos ha acortado los años de nuestros días. ¿Qué hubiese sido de nosotros lidiando 800 años con esta carne? Debemos valorar lo que tenemos de tal manera porque, si no, alguna raíz de amargura no te va a permitir alcanzar la gracia y va a contaminar a muchos.
Debemos luchar contra la amargura. Es tan fácil que entre la amargura en ti porque Dios ha trabajado en tu vida y te ha hecho tierra fértil y cualquier semilla que entre a ti va a crecer. Por ejemplo, en la tierra fértil de Santa Cruz pueden crecer fácilmente espinos o árboles frutales. Cuidado con la raíz de amargura. Una raíz no aparece de pronto. Una semilla entra, es regada y comienza a crecer hasta que se vuelve una raíz. El Señor nos ha dejado esta advertencia sobre la raíz de amargura porque Él sabe cómo somos. Fácilmente puede entrar en nosotros un problema y convertirse en una raíz de amargura. Esto es algo con lo que necesitamos lidiar.
El fornicario al que se refiere el versículo 16 es Rubén, primogénito de Jacob, que durmió con Bilha, la concubina de su padre (Génesis 35:22 y Génesis 49:3-4). El profano es Esaú que negoció su primogenitura por un plato de lentejas. Ambos perdieron la primogenitura y en ambos se ve obrar a la raíz de amargura. Rubén mato por su amargura a todos los hombres de una de las ciudades cananeas, poniendo en peligro la vida de la simiente santa. Esaú estaba lleno de amargura porque no pudo heredar la bendición que fue tomada por su hermano Jacob. Cuando Esaú “procuró” restaurar lo que vendió, mejor dicho despreció lo hizo con lágrimas, en el griego significa que su exclamación fue llena de amargura, no de arrepentimiento, fue más bien con el deseo de matar a su hermano por el engaño. Jacob tuvo que escapar por muchos años de Esaú. Cuando regresó, lo hizo con miedo porque sabía el nivel de resentimiento de Esaú por haberle negociado su primogenitura.
Deuteronomio 29:18 Como la amargura contamina, crece de varón/mujer a familia/tribu. La amargura es como la hiel y ajenjo, doblemente amargado. Es terrible cuando la amargura y el odio entran al corazón del hombre.
Cuidado que la amargura te evite alcanzar la gracia. Por eso, Él nos ha enseñado que debemos orar cada día y perdonar incondicionalmente cualquier ofensa. Una noche sin perdón incondicional puede traerte muchos problemas el dia de mañana. “No dejen que el sol se ponga sobre su enojo” significa que podemos enojarnos, pero no pecar. Dios trata de guardarnos de la amargura ya que ésta evita que recibamos la gracia.
jueves, 8 de julio de 2010
Palabra profética para la Casa (Junio 27, 2010)
La palabra para estos días es: refrigerio de lo alto, nuevo dia, nuevo comienzo, nueva unción, nuevas vestiduras. Nuevo dia es, la unción está cambiando sobre la Casa. Los vientos están cambiando. Dios quiere derramar nueva unción, nueva porción. Dios quiere cambiar vestiduras. Dios quiere lavarnos, ungirnos, hacer algo nuevo. Dios quiere subir de nivel. Iglesia, Dios quiere subirnos a otro nivel. Nueva revelación, nuevas visiones, nueva profecía, lenguas donde no había. Los niños van a recibir nueva porción. El Señor viene para ustedes con nueva porción. Niños, reciban porque Dios está viniendo con nueva porción. Un nuevo despertamiento entre los niños, jóvenes. Mi carga va a venir de tal manera, dice el Señor, que van a ser mudados totalmente.
¿Conoces al que Es?
¿Conoces al que Es, o sólo conoces al que Era? Tal vez sabes del que vendrá. ¿Conoces al que Es? Andando en Palestina, Él era el Profeta de Galilea. Él era el Hijo hecho Hombre. Él era el que fue llevado a un madero y clavado en la cruz. Pero, ¿conoces al que es? Él es Alto, Sublime, Temible, Dios sobre todas las cosas, Rey y Soberano, Altísimo, Todopoderoso. Él es el primogénito de la nueva creación. Él es Soberano Señor sobre cielos y tierra, Rey de reyes, Señor de señores. Aunque tiene las marcas, Él está sentado en el trono en el lugar de más autoridad. Cielos y tierra están en sus pies. Los cielos y la tierra huyen delante de Él. Él tiene control de los cielos y tierra. Él conoce nuestro pensamiento, nuestra entrada y salida. Él sabe las intenciones de nuestro corazón.
Él es alto y sublime, magnífico en santidad, exaltado, tiene toda potestad sobre cielos y tierra. Él es Rey Supremo, Hacedor. Todas las cosas le han sido entregadas, toda autoridad le ha sido dada. Él es el que Es, es el que sale venciendo para vencer, es el que viste de lino fino. Él es el que monta en un caballo blanco y dirige las huestes celestiales. De su boca sale una espada de dos filos y con ella acaba con el enemigo. Él es el gigante de los cielos. Cuando se para, todo huye delante de Él. Los príncipes de la tierra dicen a los montes: caigan sobre nosotros, guárdennos de la ira del Cordero.
¿Sabes quién es Él o conoces sólo al que Era? Él está sentado en el trono. Él mide la adoración, el templo, el altar. Él tiene la vara de hierro de Dios. Él es el Soberano, Hacedor, absoluto Dios. Él es el principio de la creación, el alfa y omega. Él es el Rey, el Señor Soberano, el Altísimo, el Incomparable Rey. Él es el temible, el único, el santo, santo, santo. Él es el Santo de Dios. Él es el principio y final. Él es sobre todas las cosas. Él es gobernador, Rey Soberano. Él es temible, Altísimo, Él es Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.
Él es el que sabe todas las cosas. Él es la Estrella de la mañana, el Sol de justicia. Él es salvación, justicia, redención de Dios. Él es la santidad de Dios. Él es sobre cielos y tierra. Tiene potestad en los cielos y tierra. ¿Conoces al que Es? ¿O conoces al que Era? Ya no es el que Era. Él es el que Es, el que ha sido levantado, el que tiene nombre sobre todo nombre. Él es el Dios Fuerte, el Santo de Dios. Él es el sello de la creación, Él es el Primogénito de toda la creación. Él es el Rey de la gloria. ¿Sabes quién Es?
Cuando Juan le vio, cayó como muerto a sus pies. Cuando las islas le ven huyen de Él, los ángeles se cubren el rostro, no pueden mirarlo. Él es temible. Los ángeles, querubines y serafines se cubren. Todos se postran a sus pies. Él es temible. Los montes se derriten delante de Él. Él es la cabeza, es el primero. Él tiene preeminencia en todas las cosas y sobre todas las cosas. Él es gobernador, Él es dueño y Señor. Él tiene control de la creación de Dios. Los ángeles le adoran, las huestes celestiales se curvan ante Él. Los demonios huyen a su presencia. La creación calle delante de Él. Él es el Hacedor de todas las cosas, el Alfa y Omega, Principio y Final. ¿Le conoces? ¿Le conoces al que Es? No al que Era, al que Es.
Señor, danos una revelación del que se sienta en el trono. Muestra a tu Iglesia quién eres, en quién hemos creído. Abre nuestros ojos, Señor. Unge nuestros ojos con colirio para que te veamos, Señor. Úngenos, Señor. Oramos por nuestros ojos, abre nuestros ojos.
La salvación, la honra y la gloria, el poder son de Dios. Todos sus siervos y los que temen, alaben al Señor nuestro Dios. Nuestro Dios Todopoderoso reina y nos gozamos y alegramos dándole gloria. Con vestiduras de lino fino adoramos a nuestro Rey, nuestro Dios. La adoración es la respuesta de ver su majestad, santidad, grandeza, de ver al Rey de reyes sentado en su trono, de ver al Dios Omnipotente.
Mateo 28:17 “Y cuando le vieron, le adoraron”. Si no puedes adorarle, dile: “Señor, necesito verte”.
¿Conoces al que Es?
¿Conoces al que Es, o sólo conoces al que Era? Tal vez sabes del que vendrá. ¿Conoces al que Es? Andando en Palestina, Él era el Profeta de Galilea. Él era el Hijo hecho Hombre. Él era el que fue llevado a un madero y clavado en la cruz. Pero, ¿conoces al que es? Él es Alto, Sublime, Temible, Dios sobre todas las cosas, Rey y Soberano, Altísimo, Todopoderoso. Él es el primogénito de la nueva creación. Él es Soberano Señor sobre cielos y tierra, Rey de reyes, Señor de señores. Aunque tiene las marcas, Él está sentado en el trono en el lugar de más autoridad. Cielos y tierra están en sus pies. Los cielos y la tierra huyen delante de Él. Él tiene control de los cielos y tierra. Él conoce nuestro pensamiento, nuestra entrada y salida. Él sabe las intenciones de nuestro corazón.
Él es alto y sublime, magnífico en santidad, exaltado, tiene toda potestad sobre cielos y tierra. Él es Rey Supremo, Hacedor. Todas las cosas le han sido entregadas, toda autoridad le ha sido dada. Él es el que Es, es el que sale venciendo para vencer, es el que viste de lino fino. Él es el que monta en un caballo blanco y dirige las huestes celestiales. De su boca sale una espada de dos filos y con ella acaba con el enemigo. Él es el gigante de los cielos. Cuando se para, todo huye delante de Él. Los príncipes de la tierra dicen a los montes: caigan sobre nosotros, guárdennos de la ira del Cordero.
¿Sabes quién es Él o conoces sólo al que Era? Él está sentado en el trono. Él mide la adoración, el templo, el altar. Él tiene la vara de hierro de Dios. Él es el Soberano, Hacedor, absoluto Dios. Él es el principio de la creación, el alfa y omega. Él es el Rey, el Señor Soberano, el Altísimo, el Incomparable Rey. Él es el temible, el único, el santo, santo, santo. Él es el Santo de Dios. Él es el principio y final. Él es sobre todas las cosas. Él es gobernador, Rey Soberano. Él es temible, Altísimo, Él es Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.
Él es el que sabe todas las cosas. Él es la Estrella de la mañana, el Sol de justicia. Él es salvación, justicia, redención de Dios. Él es la santidad de Dios. Él es sobre cielos y tierra. Tiene potestad en los cielos y tierra. ¿Conoces al que Es? ¿O conoces al que Era? Ya no es el que Era. Él es el que Es, el que ha sido levantado, el que tiene nombre sobre todo nombre. Él es el Dios Fuerte, el Santo de Dios. Él es el sello de la creación, Él es el Primogénito de toda la creación. Él es el Rey de la gloria. ¿Sabes quién Es?
Cuando Juan le vio, cayó como muerto a sus pies. Cuando las islas le ven huyen de Él, los ángeles se cubren el rostro, no pueden mirarlo. Él es temible. Los ángeles, querubines y serafines se cubren. Todos se postran a sus pies. Él es temible. Los montes se derriten delante de Él. Él es la cabeza, es el primero. Él tiene preeminencia en todas las cosas y sobre todas las cosas. Él es gobernador, Él es dueño y Señor. Él tiene control de la creación de Dios. Los ángeles le adoran, las huestes celestiales se curvan ante Él. Los demonios huyen a su presencia. La creación calle delante de Él. Él es el Hacedor de todas las cosas, el Alfa y Omega, Principio y Final. ¿Le conoces? ¿Le conoces al que Es? No al que Era, al que Es.
Señor, danos una revelación del que se sienta en el trono. Muestra a tu Iglesia quién eres, en quién hemos creído. Abre nuestros ojos, Señor. Unge nuestros ojos con colirio para que te veamos, Señor. Úngenos, Señor. Oramos por nuestros ojos, abre nuestros ojos.
La salvación, la honra y la gloria, el poder son de Dios. Todos sus siervos y los que temen, alaben al Señor nuestro Dios. Nuestro Dios Todopoderoso reina y nos gozamos y alegramos dándole gloria. Con vestiduras de lino fino adoramos a nuestro Rey, nuestro Dios. La adoración es la respuesta de ver su majestad, santidad, grandeza, de ver al Rey de reyes sentado en su trono, de ver al Dios Omnipotente.
Mateo 28:17 “Y cuando le vieron, le adoraron”. Si no puedes adorarle, dile: “Señor, necesito verte”.
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