viernes, 30 de julio de 2010

LA RESPONSABILIDAD DE LA IGLESIA EN EL MOVER DE LAS AGUAS (Julio 25, 2010)

Pastor Carlos Nanetti

Asumiendo que una persona rica diezma US$100,000 y otra pobre diezma BS10, si ambos diezman el 10% de su primicia y con corazón alegre, ¿cuál de los diezmos vale más? Todos los diezmos valen lo mismo a los ojos de Dios. El diezmo del rico o del pobre vale lo mismo: Porque es 10% del total, no es una cantidad.

¿Quién vale más en la Casa del Señor, un profeta de la Casa o una persona que se sienta en la última fila? Todos valemos igual a los ojos de Dios. El Hijo ha pagado el mismo precio por cada uno. Si bien cumplimos diferentes funciones y nos ha sido dado diferente nivel de autoridad en la Iglesia, eso no quiere decir que nuestro valor sea diferente. Él no ha pagado un precio diferente entre una persona “importante” y otra persona “menos importante”. Jesús ha pagado la misma sangre por el predicador más importante como por el más pequeño en el reino. Todos valemos lo mismo porque hemos sido comprados por el mismo precio. En cambio, según el estándar del mundo, una persona vale según la función que desempeña. Por ejemplo, para la ciudad un gobernador es mucho más importante que un albañil.

Si espiritualmente todos valemos por igual, en el mover del Espíritu tenemos igual parte que cumplir.

Debemos todos ser
Co-participantes del mover de las aguas en el río de adoración. El más pequeño como el mayor tiene la misma responsabilidad de mover las aguas, de permitir que Su presencia fluya. Cuando todos participamos en la responsabilidad, el río se mueve y entramos al río para bendición. En la Biblia hay el principio del remanente que dice que cuando el remanente obtiene algo de Dios, lo obtiene para todo el pueblo, aunque no todo el pueblo participe. David dijo que para el que va a la guerra como para el que se queda a cuidar, la distribución del botín es igual, no importando quién trabajó más o menos.

Corporativamente, como Iglesia tenemos una responsabilidad, un llamamiento, una recompensa y una bendición.

Así no asistas a la Congregación un día en que se recibe bendición, cuando ésta viene a la Casa, eres parte de la bendición. Nuestra responsabilidad colectiva es traer la presencia de Dios, ministrar al Señor y permitir que Él nos guíe y nos muestre qué es lo que tenemos que hacer como cuerpo. Cuando el cuerpo actúa, Dios desata la bendición.

Todos hemos sido comprados por Su sangre, nadie puede decir que ha ganado su salvación. La palabra redimir significa comprar en el mercado de esclavos. Todos éramos esclavos, estábamos bajo el yugo de Satanás. Ahora estamos bajo la gracia y somos responsables de mover las aguas.

Hoy en dia no son los ángeles los que mueven las aguas, ahora es la Iglesia la que mueve las aguas. En ese mover de aguas, la gente entra y es restaurada, sanada, bendecida. El paralítico de Betesda le dijo a Jesús que no podía entrar al estanque porque no había quien lo meta cuando el agua era agitada por un ángel (Juan 5:1-9). Hoy día hay quién lleve a los paralíticos al mover de las aguas: la Iglesia. Podemos juntos adorar, alabar, trabajar para que Él derrame Su presencia y quede satisfecho. Si no queda satisfecho, significa que nada hemos hecho y que sólo hemos estado juntos.

El presentar el sacrificio no es en nuestro esfuerzo. “Es como subir en el ascensor y no por las escaleras”. Dejamos que Él suba, nos hundimos en Él. Cuando entras al río de Dios, tu aflicción y necesidades van a ser quitadas. El Señor dice: nuevo nivel para mis hijos e hijas, donde los vientos soplan. Nos abandonamos al Señor y nos olvidamos de todo.

Padre, gracias por tu amor, compasión y misericordia. Santo eres tú, te alabamos y bendecimos. Señor, no hay otro como tú en cielos ni en tierra. Señor, nos rendimos ante ti. Pedimos perdón en lo que te hayamos ofendido, en cualquier cosa que hayamos hecho que no te ha agradado. Perdónanos y ayúdanos. Tu Espíritu nos ayude, nos socorra. Esperamos en ti santo Espíritu Santo, esperamos tu ayuda para rendir sacrificio al Dios y Padre, para entregarnos de manera agradable al Señor, para poder dar de verdad. Espíritu Santo, ayúdanos a ser un solo sacrificio, como dice la Escritura, santo y agradable. Guíanos Espíritu Santo. Por tu guía y por los méritos del Cordero nos acercamos al trono de la gracia y confiadamente presentamos a ti un solo sacrificio fruto de labios que alaban tu nombre. Presentamos delante de ti un solo cuerpo, una sola fe, un solo bautismo, un solo sacrificio que ponemos en el altar como sacrificio agradable a Dios. Amén.

PREDICA SOBRE LA GRACIA (Parte XIII) – (Julio 25, 2010)
Pastor Carlos Nanetti

1. Tomar gracia sobre gracia requiere de Su plenitud (“todo”)

Juan 1:16 De su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia. Plenitud significa el todo. Para el hebreo, el todo era muy importante. Por eso, Jesús habló de las parábolas de la mujer que perdió la moneda (Lucas 15:8-10), y del pastor que buscó la oveja perdida (Lucas 15:4-7). En nuestra cultura, el todo no es importante. Por ejemplo, llegamos tarde a la reunión en la Congregación o no acabamos las cosas y las dejamos a medio hacer. O, nuestros gobiernos dejan muchos proyectos a medias o abandonados, con muchas inversiones mal hechas. No tenemos enraizado en nosotros el concepto de la plenitud, del todo.

Para el hebreo era muy importante acabar el todo, era parte de su genética, de la enseñanza recibida. Por ello, los judíos hasta ahora quieren tener toda la tierra que creen les corresponde, quieren tener toda la ciudad de Jerusalén. El asunto es el concepto. Del todo de Jesús tomamos nosotros, no sólo de una parte de Él. Aunque una parte fuera excesivamente buena, no tomamos de una parte de Él, sino de Su todo.

2. Vida y muerte hacen el todo (plenitud) de Jesús, no solamente Su muerte

Si no entendemos el todo de Jesús, no podemos entender el Evangelio. El problema en muchas Congregaciones es que se predica un Evangelio de una parte. Él no solamente ha muerto, Él vive. Muchas veces nos quedamos en la muerte y no entendemos la vida. Vida y muerte hacen la plenitud. Nuestro Evangelio es a medias, no es del todo. La Iglesia necesita revelación del todo. Predicamos a quién Él era. Cuando tengamos revelación de quién Él Es, la vida de la Iglesia va a cambiar radicalmente. Debemos cambiar la vida de la Iglesia a la imagen y semejanza que Él pensó. No podemos hacer esto si no entendemos realmente la plenitud de Él. Podemos intentar rebelarnos, aunque no es la solución, necesitamos desesperadamente de la revelación de la gracia sobre gracia. Él vivió y murió.

Él no solamente murió, Él vive. El no solamente era, Él es. Necesitamos dos medidas de gracia. La sobre gracia es más rica que la gracia.

3. La revelación de la plenitud (Su obra completa), nos permitirá:

3.1 Ser trasladados de la ley del pecado (muerte) a la ley de vida (vida en el Espíritu)

Hebreos 7:1-11 Abraham dio a Melquisedec los diezmos del todo. Si quieres cumplir, tienes que cumplir con todo. La palabra perfección (v. 11) no solamente habla de madurez, sino de completar. El completar de la vida de Dios en el hombre significa acabar la obra que Él nos da, por esto dice: “sean completos como Yo soy completo”. Cambiar el sacerdocio (v. 12) significa que el sacerdocio de la ley no pudo completar el trabajo, no pudo traer la plenitud. Entonces, ¿qué se necesitaba? Otro sacerdocio. Cambiando el sacerdocio es necesario también que haya cambio de ley. Este es el asunto más trascendental para entender la diferencia entre Su muerte y Su vida. En Su muerte somos libres del pecado, pagamos la deuda de la ley, somos libres de la maldición, somos libres de nuestra propia voluntad (nuestro yo). En la vida de Él (no Su muerte), hemos sido trasladados de una ley a otra ley. Su vida nos lleva a otra ley. Es importante entender esto.

3.2 Recibir mucha más gracia y el don de Dios

Romanos 5:15-17 “Abundaron mucho más” la gracia y el don de Dios por Su vida. Abundancia se refiere al total de la gracia. Por Su vida recibimos mucho más. Hay mucho más. La Iglesia necesita mucho más. Necesitamos conseguir mucha más revelación sobre cómo vivir la plenitud. Cuántos hermanos que dicen que quieren hacer la voluntad y propósito de Dios. En cuanto Dios les envia una prueba, ellos ven lo bueno y van tras lo bueno, mientras que Dios quiere que rindan su voluntad. Por ejemplo, ¿por qué llegamos tarde a las reuniones de la Congregación, sabiendo que se trata de una cita con Dios? ¿Por qué somos a veces desobedientes a lo que sabemos Dios quiere de nosotros? ¿Por qué no compartimos muchas veces la palabra con nuestros hijos? Esto sucede porque algo nos falta a todos en la Casa, en la Iglesia. Ese “algo” es que no tenemos revelación de la plenitud de Cristo. Si veríamos el todo, recibiríamos el “mucho más”. Y, este “mucho más”, tomaría control de nuestras vidas y todo sería transformado en la Iglesia.

Él ya ha completado la prueba más alta para que recibamos MUCHA MAS gracia y el don de Dios.

3.3 Ver Su verdadera identidad (gloria) y sus vestidos relampagueantes

Lucas 9:22 Jesús dijo a sus discípulos que era necesario que muera. Ellos se sintieron decepcionados y frustrados. Toda su mentalidad era que el Mesías tenía que venir para reinar, entonces, ¿cómo era posible que muera?

Lucas 9:28-36 Después de ocho días de silencio, Jesús tomó a Pedro, Juan y Jacobo y subió al monte a orar. Pedro representa el principio, fue el iniciador de la Iglesia, fue la voz que comenzó la gran cosecha. El estaba pescando cuando fue llamado por Jesús. Pedro fue llamado pescador de hombres. Juan fue el discípulo que permaneció hasta el fin. Representa el final de la Iglesia. El vio la corrupción y restauración de la Iglesia, y vio a Cristo sentado en el trono. Pedro representa el alfa, Juan representa la omega. Jacobo fue el primero de los discípulos en ser sacrificado. Representa el primer diezmo, la primera ofrenda. Pedro, Jacobo y Juan representan el todo, la plenitud, la obra concluida, la gracia sobre gracia. Jesús fue con los tres al monte. No fue solamente con Pedro, o solo con Juan, o solo con Jacobo. Jesús subió al monte a orar con una profecía del todo. Él es el Hombre de la plenitud, Él es el Hombre del todo.

¿Qué pasa cuando en el monte Jesús ora entendiendo que tenía el todo? La apariencia de su rostro se hizo otra, y su vestido blanco y resplandeciente. La palabra griega para resplandecer significa comenzar a brillar como relámpago, comenzar a relampaguear. Cuando la apariencia de Su rostro cambió y sus vestidos resplandecieron, significa que salió lo que estaba escondido, su verdadera identidad. Lo que estaba dentro se dejó ver y en sus vestidos comenzó a haber brillo de relámpagos. Con la obra completa, el monte y la oración, la apariencia de Su rostro se hizo otra y sus vestidos resplandecieron.

3.4 Ver a Jesús según el Espíritu y ya no sólo conocerlo según la carne

2 Corintios 5:15-16 ¿Todavía conoces a Jesús según la carne, o le conoces con la otra apariencia de su rostro? Conocer a Jesús según la carne significa conocer el Jesús que hacía los milagros, que caminaba sobre las aguas, que murió en una cruz para redimir nuestros pecados y hacerse maldición. ¿Qué pasó aquel dia de la transfiguración? La vida del Espíritu salió y ellos vieron a Jesús en el espíritu. Los discípulos vieron Su rostro en el espíritu, ya no en la carne.

El problema es que en la Iglesia se predicaba y se predica sobre la obra que Jesús ha venido a hacer en la carne, y sobre la obra que ha venido a acabar en la cruz. El Cristo que conocemos es según la carne y debemos entender a Cristo en el Espíritu. Esto significa que predicamos el Evangelio a medias y, por lo tanto, nuestra transformación también es a medias. Esto significa que no podemos llevar el testimonio que Dios quiere porque no conocemos la plenitud. Tenemos que lidiar con la plenitud y el monte, que representan la riqueza de gracia sobre gracia.

3.5 Ser perfeccionados para verlo cara a cara y tener revelación del que Es

Job 2:4-7 Cuando no conoces la plenitud, el todo, ¿cómo perfeccionas a un perfecto, a aquel que piensa que ya está completo? Esa es la historia de Job. No pienses en perfecto como piensa el hombre, en que “solo Dios es perfecto”, ni pienses como Job que pensaba que ya era perfecto. Al principio, entre sus bendiciones tenía hijos, hijas y riqueza. Pensó que ya había alcanzado todo el propósito. Pero, Dios lo miraba y veía que no estaba completo. Como Iglesia pensamos que estamos completos porque tenemos el Evangelio, pero no tenemos el Evangelio completo.

Pensamos que tenemos todo lo que tenemos, pero no tenemos todo lo que debemos tener. Por eso, no llevamos el fruto completo porque no entendemos el todo.

Cuidado con conformarse y pensar que ya tienes el todo. Job no entendía el todo y vivía feliz. Le faltaba añadir una porción. Entonces, Dios decide tratar con este asunto para perfeccionar al “perfecto”. La Biblia dice: “no rasgarás las vestiduras del sacerdote”. Dios quiere rasgarle a Job las vestiduras sagradas. Dios manda a traer a Satanás quién le rasga las vestiduras a Job. Después de que son destruidas todas sus posesiones, Satanás hiere a Job con una sarna. Job se sienta en las cenizas y se echa polvo, lo que significa que estaba en gran lamento. Esta es la condición humana sin Dios. El “perfecto” Job es una sola sarna, rascándose con un pedazo roto de cerámica.

Job 2:11 Vienen los tres amigos más cercanos de Job que eran Elifaz temanita, Bildad suhita y Zofar naamatita. Cuando no tenemos la plenitud, como nos falta y no tenemos el todo, como no sabemos cómo completar, buscamos de las herramientas humanas. Elifaz temanita venía de Teman, pueblo famoso por su sabiduría humana. Trato de sanar a Job basado en la experiencia humana. Esto sucede también en la Iglesia cuando se trata de sanarla con la experiencia humana porque no tenemos el todo y no entendemos la revelación. Bildad suhita era el descendiente de uno de los seis hijos que Abraham tuvo con Cetura, una gentil. Cetura quiera decir el perfume del mundo, el perfume humanista. La defensa de Bildad se basa en la tradición humana. Cuando no tenemos la revelación del todo, queremos mirar la tradición humana y eso entra en la Iglesia. Zofar naamatita habla a Job y trata de sanarlo a partir del mérito humano.

Estos tres varones trataron de solucionar la situación de Job desde el punto de vista de la experiencia, tradición y mérito humanos, en estos tres asuntos descansa la sabiduría del hombre, en la experiencia descansa la ciencia, en el merito los logros, y en la tradición su inteligencia. Estos tres todo lo que hicieron fue complicar la situación de Job. Lo mismo sucede cuando se trata de sanar a la Iglesia a partir de la experiencia, tradición y mérito humanos.

Hay que reconocer que tenemos problemas en la Iglesia. Nos reunimos y falta en la Casa y en su liderazgo la revelación de la plenitud. Cometemos errores porque no vemos.

Job 29:2-12 Este es un relato de las maravillas que Job hacía antes cuando pensaba que era completo, mientras que Dios veía que estaba incompleto. De la misma manera, en la Iglesia tenemos personas ungidas, llenas de poder y pensamos que estamos completos cuando en realidad predicamos un Evangelio a medias . ¿Qué necesitamos? Necesitamos una revelación de la plenitud. Necesitamos una revelación que la Iglesia no tiene todavía.

Job 40:3-5 Job reconoce que está incompleto y prefiere callarse. Hay gracia, pero hay sobre gracia. No te conformes sólo con la gracia. Obtiene gracia y sobre gracia.

Job 42:1-9 ¡Cuántas cosas hemos hablado que no eran correctas! ¡Cuántas cosas humanas hemos introducido en el campamento! Vamos a la librería humana y buscamos a los buenos hombres, porque hay algo que nos falta y queremos “hacer bien” delante del Señor. Pero, los métodos humanos no funcionan. Requerimos entender el concepto de plenitud.

Job 42:10 Al final, Job tiene el doble de bendiciones en relación al inicio. Antes tenía la mitad y pensaba que estaba completo. Un Evangelio “a la mitad” puede hacer más daño que si no hubiera Evangelio.

3.6 Hacer tesoros para el cielo

Lucas 18:18-23 Un joven rico le preguntó a Jesús qué debía hacer para heredar la vida eterna. Jesús le dice que debe guardar los mandamientos, pero además le dice que venda todo lo que tenga y de a los pobres para tener tesoro en el cielo. El joven rico al oír esto se puso muy triste porque era muy rico, no pudo completar la obra, no pudo hacer el todo, porque no tenía la revelación completa de Cristo.

3.7 Entender la vida del Espíritu

Santiago 1:2-4 La paciencia debe tener su obra completa para que seamos perfectos y cabales, sin que nos falte cosa alguna.

Santiago 2:14 -26 La obra completa no solamente habla de la obra completa que tienes que hacer, lo que tienes que completar, pero también habla de la obra completa de Cristo. Él tiene una obra completa porque Él ya ha completado: de Su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia (Juan 1:16).

Juan 3:1-8 Jesús está hablando con Nicodemo, un frustrado de la obra incompleta. ¿No estás tu frustrado de lo incompleto porque percibes que a la Iglesia le falta algo, que a tu vida le falta algo? Nicodemo estaba frustrado por la pura religión: leía una cosa y vivía otra cosa totalmente opuesta. Por lo menos nosotros leemos algo y vivimos la mitad.

En hebreo, la palabra para espíritu es viento. En griego, la palabra para espíritu o viento es pnuma. Jesús le dice a Nicodemo que como todo nacido de nuevo, no conocía el viento, es decir, no entendía la vida del Espíritu (v. 8). La Biblia habla del viento una y otra vez . Dios quiere soplar el viento, de tal manera y en tal dirección, que nos lleve a ver lo que no vemos, a completar lo incompleto, a tener lo que no tenemos. Dios está soplando Su viento en toda la tierra.

3.8 Tener como Iglesia la revelación del que Es

Lucas 24:13-35 Dos de los discípulos que anduvieron con Jesús por poco más de tres años, estaban andando en el camino a Emaús. Iban hablando entre sí de lo que había acontecido. Sucedió que mientras hablaban entre sí, Jesús se les acercó y caminaba con ellos. Sus ojos estaban velados y no le reconocieron. Conocían al Jesús que Era: al que los sanó, consoló, ayudó y murió por ellos. Pero, no conocían al Cristo que resucitó. Sus ojos estaban velados porque no podían ver al que Es, conocían al que Era. De la misma manera, la Iglesia no puede ver al que Es. Predicamos al que Era, porque Él bendice y gana almas. Uno de los apóstoles le dijo a Jesús (v. 18): ¿eres tú el único forastero en Jerusalén que no has sabido las cosas que en ella han acontecido en estos días? Jesús les pareció un forastero, es decir, no tenía ni siquiera cara de judío. De la misma manera, en la transfiguración en el monte, cuando Pedro, Juan y Jacobo vieron a Jesús no le conocieron.

Los discípulos describen al que Era (v. 19-20): Jesús nazareno, varón profeta, poderoso en obra y en palabra, entregado a muerte por los principales sacerdotes y gobernantes, crucificado. Esto es mitad del Evangelio. La Iglesia del Señor sólo mira al que Era, de la misma manera que aquellos dos discípulos no conocían al que Es, al que vive, porque sus ojos estaban velados.

Al tomar el pan y bendecirlo (v. 30), Jesús trajo el cielo a la tierra. Trae tu diezmo y levanta tu mano al Señor y Él va a traer pan y vino y el cielo va a venir. Cuando los discípulos recibieron el pan, sus ojos fueron abiertos y le reconocieron. ¿Qué tenia la Iglesia primera (representada por los discípulos) que no tiene la Iglesia actual? Que ellos finalmente le reconocieron. Ellos vieron algo que no hemos visto todavía. Necesitamos ver desesperadamente.

3.9 Dar como Iglesia la adoración al que Es

Apocalipsis 4:8 Los seres vivientes o celestiales no tienen necesidad de ninguna revelación, están donde no es necesario buscarla. Este versículo habla de la adoración celestial de los seres vivientes al Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir. Así también es la adoración de la Iglesia que no tiene revelación. Cuando Juan vio el libro sellado, lloraba porque no había revelación. Sin revelación, se adora al que era, al que es y al que ha de venir. Nosotros necesitamos una revelación más alta porque administramos el reino y llevamos el testimonio del Señor. Necesitamos ver el todo.

Apocalipsis 11:16–17 Los veinticuatro ancianos en el Antiguo Testamento representan al pueblo, y en el Nuevo Testamento representan a la Iglesia. Cuando la Iglesia se levante, se postrará sobre su rostro, adorando a Dios y diciendo: Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres y que eras y que has de venir. Actualmente, ¿cuál es la revelación de la Iglesia? El que Eres. ¿Cuál es la revelación de los seres vivientes? El que Era. En Emaús, la revelación de los discípulos era el que Era. Falta la revelación de los veinticuatro ancianos del que Es. Podemos ver al que Era, somos expertos en predicar al que Era. No entendemos al que Es. Si viéramos al que Es, nuestra vida sería tan transformada que estaríamos todo tiempo temblando ante la presencia del Señor.

El que Es está sentado en el centro del trono, tiene todo poder y autoridad. Es llamado Señor de Señores, Rey de Reyes, su ropa está teñida de sangre, de su boca sale una espada afilada, y ante Él los reyes de la tierra se cubren y dicen: ayúdanos. Como todavía no entendemos al que Es, nos atrevemos a orar o no, disciplinar o no a nuestros hijos, llegar tarde a las reuniones de la Congregación.

La Iglesia predica un Evangelio incompleto porque todavía no entiende al que Es.

Apocalipsis 1:4 El que Es, Era y ha de Venir

Apocalipsis 1:8 Alfa y omega, principio y fin, el que Es, Era y ha de Venir, el Todopoderoso.

3.10 Ser uno con El que Es y cambiar nuestras vestiduras como Iglesia

Apocalipsis 11:19 Cuando Jesús se transfiguró, mostrando quien era en el Espíritu, su ropa resplandeció como el brillo del relámpago La vestimenta relampagueante del Señor será una Iglesia transformada que ve y entiende al que Es.
(La iglesia es la vestidura del Señor) Así será la transformación cuando veamos y entendamos al que Es: vestimentas con relámpagos. Como Iglesia, entendemos muy bien al que Era y predicamos el Evangelio del que Era, porque todavía no vemos al que Es. Por eso, todavía no salen relámpagos de nuestros vestidos.

La Iglesia va a ser gloriosa cuando Dios nos quite la venda, y veamos que somos uno con el que Es, con ropas que relampaguean.

Lucas 9:28-36 Aunque se acababa de manifestar el que Es (Pedro, Juan y Jacobo vieron que la apariencia de Su rostro se hizo otra y que su vestido blanco resplandecía, y vieron la gloria de Jesús), Pedro seguía pensando en el que Era. Pedro le dice a Jesús que sería “bueno” hacer tres enramadas, lo que significaba poner a Jesús a la misma estatura (nivel) que Moisés y Elías. Cuando Dios abra nuestros ojos, nos mostrará al que se sienta en el trono, al que cabalga en el caballo blanco y que guía a los ejércitos de Dios. ¡Cómo seremos transformados cuando podamos oír y mirar al que Es!

3.11 Dar a conocer como Iglesia Su poder y venida

2 Pedro 1:16-18 Pedro vio en el monte la gloria de Jesús. Como vio con sus propios ojos Su majestad, nos pudo dar a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo. ¿Has visto Su majestad? En el monte santo Jesús recibió honra y gloria de Dios y el sacerdocio según Melquisedec. Cuando hay nuevo sacerdocio es necesario el cambio de ley. Él completó la obra en su vida para que tengamos mucho más. Sólo podía ser hecho sacerdote según Melquisedec aquel que sea santo, sin mancha ni arruga y que tenga capacidad de penetrar a la presencia de Dios por sus propios méritos. Solo hay uno que puede hacer esto: Jesucristo, quién aquel día de la transfiguración recibió honra y gloria. Los sacerdotes reciben honra y gloria cuando son hechos Sumos sacerdotes.

4. ¿Cómo podemos tener revelación del que Es? Por medio de la renovación de nuestro entendimiento a través de la palabra revelada y al ver la gloria del Señor

Solamente cuando le veamos vamos a ser como Él es y vamos a relampaguear. En el Nuevo Testamento sólo hay tres referencias para la palabra transfiguró, que en griego es metamorfosis.

Mateo 17:1-2 Transfiguró es la palabra metamorfosis en griego.

Romanos 12:2 “Transformándonos por medio de la renovación de nuestro entendimiento”. La palabra griega para transformar es la misma que se utiliza para transfigurar (metamorfosis). Este versículo se lee entonces: “no se conformen a este siglo, sino transfórmense (haya transfiguración en ustedes, haya metamorfosis en ustedes) por medio de la renovación de su entendimiento”. Transformarse significa entender al que Es. ¿Cómo vamos a transformarnos (transfigurarnos, tener metamorfosis)?

1. Romanos 12:2 Por medio de la revelación de la palabra.

2. Necesitamos ver la gloria del que Es. Mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados (transfigurados, tenemos metamorfosis) de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor (2 Corintios 3:18).

¿Cuál es nuestra parte para saber sobre el que Es? Renovar nuestra mente con la palabra revelada y mirar Su gloria para que el cuerpo de Cristo tenga la misma transfiguración que Él tuvo en el monte y para que nuestros vestidos relampagueen.

En resumen, Jesús subió con Pedro, Juan y Jacobo a orar al monte porque no podía irse sin la obra completa. En el monte, Jesús recibió el
sacerdocio según la orden de Melquisedec para hacer completa la obra en Su vida para que tú como Iglesia puedas ver su Majestad y para que la Iglesia pueda ser transformada. Ora y clama por un espíritu de revelación y sabiduría para poder verlo como Él es. Necesitamos cambiar de ver y oír al “varón profeta, poderoso en obra y en palabra” (Lucas 24:19) a conocer a Jesucristo en el espíritu y ya no en la carne (como dice Pablo en 2 Corintios 5:16). Lo que ha hecho el que Era es una gran maravilla. Ahora quiere obrar el que Es.

Amamos la obra del que Era, sin lugar a dudas. Pero, ¿podemos predicar algo que no hemos visto? No podemos. Podremos predicar del que Es sólo cuando lo hayamos visto. ¿Cuándo empezaremos a predicar del que Es? ¿Cuándo empezarán a relampaguear nuestros vestidos? Cuando le veamos como Él es. El dia que la Iglesia le vea como Él Es, todo va a cambiar en la Iglesia del Señor. Ya no veremos ni negro ni blanco, no habrá racismo ni prejuicios. Todos correremos a orar. ¿Por qué ahora no corremos muy temprano a la oración? Porque todavía no le hemos visto como Él es. Si lo verías sentado en el trono, temblarías a su presencia y Él se manifestaría en gran manera. No es nuestra culpa, todos hemos sido enseñados en el que Era. Nadie es mayor, no se ha tenido todavía la revelación.

El diezmo es el primer 10% del todo. Vale lo mismo el diezmo del más pobre como del más rico, porque por todos ha sido pagada la misma sangre, el mismo precio. Todos necesitamos la misma revelación. Todos necesitamos ver al que Es. Necesitamos con desesperación ver al que Es. Si no le vemos, nuestra vida no va a ser cambiada. Necesitamos verlo a Él de una nueva manera.

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