jueves, 22 de julio de 2010

PREDICA SOBRE LA GRACIA (Parte XI) (Julio 18, 2010)

Pastora Silvia Nanetti

1. Habrá cosecha cuando demos de gracia al mundo lo que hemos recibido de gracia

¿Cuándo hay cosecha? Cuando damos de gracia lo que hemos recibido de gracia. ¿Qué hemos recibido de Dios? a Él, Su vida, Su gracia, Su verdad, Su palabra, conocimiento de Dios, gloria, milagros, sanidades, vida eterna, paz, incontables son sus beneficios y sus obras, como dice la Palabra. Dios ha sacado el temor de nosotros. Dios ha limpiado nuestro pasado, ha sanado nuestro cuerpo, ha resucitado nuestro espíritu. Nos ha trasladado de tinieblas a la luz. Son innumerables sus obras. No podemos guardar lo que hemos recibido. La cosecha se va a dar cuando demos de gracia lo que hemos recibido de gracia.

Juan 17:1-7 Dios le dio a Jesús y Jesús nos dio a nosotros. Es el mismo principio. El Padre y el Hijo son uno. Jesús, al estar en este cuerpo terrenal, ha tenido que recibir de Dios, por eso dice:”lo que me diste…” Él de gracia recibió, y de gracia dio. Jesús no se guardó lo que el Padre le dio. Dio todo, hasta su vida misma. ¿Quién tiene la palabra del Señor en su corazón? Eso tenemos que dar. Jesús dice que las palabras que el Padre le dio, Él nos las ha dado. Hemos recibido de Jesús, ahora nosotros debemos dar. Lo mismo que ha pasado en el Padre y el Hijo, ahora pasa entre el Hijo y la Iglesia.

Juan 17:18-26 Hay mucha gente que quiere unir la Iglesia. Es algo sobrenatural que va a pasar, sólo por el poder del Espíritu. Cuando demos la gloria de Dios, el mundo va a saber y sentir el amor de Dios. Lo que el Señor nos ha dado, es lo que su Padre le ha dado (según este cap. de Juan): palabra, conocimiento de Dios, vida eterna, gloria, conocimiento de su nombre. Escribamos en nuestros corazones: “den de gracia lo que Él nos ha dado de gracia”, como Jesús hizo.

El mundo está esperando la palabra, la vida eterna, la gloria de Dios. Nosotros tenemos la vida en nosotros que podemos darles, podemos ser LOS INSTRUMENTOS PARA SU SALVACIÓN.


2. ¿Qué es lo que damos, habiendo recibido de gracia?

Mateo 10:5-8 Los capítulos previos 8 Y 9, relatan que Jesús hizo todo lo que iba a mandar hacer (dar) a sus discípulos: sanar enfermos, resucitar muertos, enseñar, predicar, echar fuera demonios, limpiar leprosos. De gracia recibieron, den de gracia. ¿Es justo guardar lo que has recibido de gracia? Tus rios deben correr. Si no recibimos más, es porque no damos. El río debe renovarse. Tu río se va a renovar cuando des. Si un agua no corre, se estanca y empieza a oler mal, cambia de color, ya no es viva, se llena de bichos (figura de espíritus), contamina todo el lugar donde está y la contaminación trae enfermedades. “Dad y recibiréis”.

Hechos 20:35 dice: “mas bienaventurado es dar que recibir”.

Necesitamos dar la palabra, la gloria, la salvación a través del Evangelio. El Señor nos dice: esto han recibido de gracia (poder para sanar enfermos, limpiar leprosos, autoridad para resucitar muertos, autoridad para echar fuera demonios), den de gracia. Vayan, enseñen, prediquen y digan: el reino de los cielos se ha acercado. Jesús dijo: “Lo que me diste Padre, les he dado”.

1 Corintios 11:23 Pablo dice: “porque yo recibí del Señor lo que también les he enseñado”.

Hechos 20:19-21, 26, 27 Este es un discurso de despedida de Pablo. Él estaba sirviendo al Señor con humildad y muchas pruebas que le vinieron por la asechanza de los judíos. El no cesó de anunciar el Evangelio y enseñar públicamente por las casas. Enseñó sobre el arrepentimiento para con Dios y la fe en Jesucristo. Pablo dice que estaba limpio de la sangre de todos. Queremos estar limpios. ¿Alguna vez te ha pasado que no has hablado del Señor a una persona y después esa persona muere? Es un sentimiento horrible. Pablo no guardó dentro de sí todo el consejo de Dios.

Lucas 9:10-11 Jesús se fue a un lugar desierto llamado Betsaida. Cuando la gente lo supo, le siguió; y Él les recibió. ¿Vamos a recibir a cualquier clase de gente, en cualquier condición? Necesitamos amar. El discipular es un trabajo de años y muy arduo. Es como criar un hijo al que hay que enseñarle a comer, gatear, caminar, vestirse. A un hijo es preciso darle educación y enseñarle carácter, integridad, y a dar después. ¿Cómo hemos recibido? De gracia. Cuando alguien ha orado por ti, ¿te ha cobrado? Cuando alguien te ha sanado, ¿te ha cobrado? Dios nos libre. Jesús recibía a todos y les hablaba del reino de Dios. De gracia hemos recibido, demos de gracia.

Cuando Dios es lo primero en tu vida, cuando lo primero de tu tiempo, dinero, fuerza, servicio es para Dios, eso es diezmar. ¿Diezmas tu servicio a Dios? ¿Diezmas de la Palabra que oyes aquí?? Eso es dar.

Necesitamos buscar a alguien y decir de la palabra que escuchamos en la Congregación. Dios da semilla al que siembra y pan al que come. Si siembras la semilla, Dios te va a dar más. ¿Te imaginas si no habría más revelación?? Debemos diezmar lo que oímos, así como diezmar nuestro servicio. ¿Estás dando de tu tiempo? Diezma para servir a alguien, porque el amor de Dios te impulsa pensando que si Él murió por ti, ahora tú tienes que dar tu vida por otros. ¿Estás abriendo tu casa y diezmando la palabra que oyes?

3. Podemos dar por el poder y autoridad del Espíritu Santo que mora en nosotros
Lucas 6:18 y 19 “Poder salía de él…”

Lucas 9:1 Jesús dio poder y autoridad a sus discípulos sobre todos los demonios y para sanar enfermedades. ¿Qué hay dentro de ti? El poder salía de Él. El Espíritu Santo ha levantado a Jesucristo de los muertos. Está dentro de ti el Espíritu Santo. La palabra dice que el Espíritu mora en nosotros, y estará en nosotros; es el Espíritu al cual el mundo no puede recibir. ¿Has sentido alguna vez salir poder de ti? Es el poder que Jesucristo dijo a sus discípulos: “Les conviene que Yo me vaya porque voy a mandar al Espíritu Santo”. Jesús dijo: “Obras mayores que Yo harán porque Yo voy al Padre”.

Tiene que salir poder y autoridad de ti. Tienes autoridad para usar el poder de Dios dentro Su voluntad, sujeto al Espíritu.

Hechos 28:30 Al igual que Jesús, Pablo recibió a los que vinieron a él. Pablo estaba preso, aun así los recibió y les hablaba acerca del Reino de Dios y de Jesucristo. ¿Estamos listos para recibir y dar de gracia lo que hemos recibido de gracia? ¿Estamos listos para recibir en nuestro corazón y enseñar el arrepentimiento en Dios y la fe en Jesucristo? ¿Estamos listos para dejar salir el poder que sana a todos? Podemos poner las manos sobre los enfermos y sanarlos. Él ya nos ha dado poder y autoridad.

4. ¿Qué le damos a Él? La adoración es Su porción

Hechos 16:23-26 Pablo estaba preso, no estaba lamentándose de su condición por las cadenas en sus pies y manos. Estaba adorando a Dios en la medianoche, figura de un momento oscuro en nuestra vida. En una celda con cadenas, azotado y dolido, seguía dando a Dios lo que le pertenece, la adoración. Pablo seguía dando (ministrando) desde la cárcel a través de sus cartas a las Iglesias.

Hoy, al empezar la reunión se compartió sobre: Lucas 19:37-40 Si no le adoramos, las piedras van a adorarle. ¿Cuántas piedras pueden testificar sobre las maravillas de Dios a través de la historia? La piedra que fue removida en la tumba de la cual Él se levantó. Las piedras en las que la ley fue escrita por Su dedo con fuego. Las piedras de los muros de Jericó que cayeron. La piedra que Jacob puso como cabecera cuando vio ángeles que subían y bajaban. Las 12 piedras que Josué hizo sacar de en medio del río como testimonio para los hijos. La piedra en que Abraham quiso sacrificar a Isaac. Las cinco piedras que David tomó del rio para matar al gigante. La roca que cubrió a Moisés para ver pasar la espalda del Señor, etc. etc.

Nosotros somos piedras vivas. Hemos sido creados para adorarle.

Hemos nacido y nacido otra vez y para adorarle, hemos sido creados y redimidos para adorarle. Dios quiere un pueblo que le adore. Quiere traer el reino de los cielos a la tierra, por eso hizo este planeta. Quiere que en la tierra haya el ambiente celestial donde dia y noche hay adoración a Dios.

La función primaria de la Iglesia es la adoración, todos PRIMERO somos adoradores. Y aunque, cada uno de nosotros tenemos diferente ministerios: profetas, evangelistas, maestros, pastores y apóstoles para edificar la Iglesia, para que esté lista para el Señor, sin mancha ni arruga. Con la segunda venida del Señor, ya no van a haber estos cinco ministerios porque la Iglesia ya va a estar perfecta. Va a haber sólo adoradores. Es tal su majestad que no vamos a cansarnos de adorarle por la eternidad y administrar en Su reino.

5. Al adorarle somos uno con Él, somos transformados a su imagen, y después podemos servirle.

Mateo 4:10 Si no le adoras, no puedes servirle. Porque cuando le adoras, en la intimidad, puedes ver sus propósitos, la carga de Su corazón, Su voluntad, entonces puedes servirle. Cuando le adoras, eres uno con Él. Nos volvemos igual al que adoramos. El Salmo 115:3-8 dice: “igual que ellos son los que los hacen” al referirse a los ídolos que tienen ojos pero no ven, boca pero no hablan. Si nosotros adoramos al Dios vivo, somos igual que el Dios vivo. Como Jesús era, así somos nosotros en este mundo, dice I Juan 4:17. Cuanto más le adoramos, más semejantes a Él somos, porque nos unimos y somos uno con Él. Cuanto más le adoramos, uno somos con Él. No entramos y salimos de su presencia. Vamos a estar con la gente y van a saber que somos adoradores de Dios, porque Cristo va a fluir y brillar en nosotros.

Cuanto más le adores, vas a llegar a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.
Entonces, tu primera función no es tu ministerio, ni tu esposo/a o hijos. Es adorar al Dios vivo, al Dios Creador de cielos y tierra. Este es el primer mandamiento en Éxodo 20:3 “No tendrás dioses ajenos delante de mí…” Y en Deuteronomio 6:4-5, 13: “Amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas…A Jehová tu Dios temerás (adorarás) y a él sólo servirás…” La adoración es la relación de amor más profunda con Dios.

Amarle con todo nuestro ser es adorarle.

6. Juan 4:23-24 Nuestra adoración es en espíritu y en verdad

Le adoramos por lo que Él es. Le alabamos por lo que Él ha hecho.

La adoración debe ser en espíritu y en verdad.

Adoración en espíritu Se refiere a la comunión y unidad (intimidad) que se produce entre el Espíritu de Dios y tu espíritu, por la adoración, por el amor (I Corintios 6:17 “El que se une al Señor, un espíritu es con Él”). Adoración en espíritu es la intimidad con Dios producida por el amor, que puede ser cantando, postrándonos, diciéndole palabras de amor, también en silencio, en oración, cuando te rindes a Él. Cuando le dices que tome tu vida, cuando le dices que no hay otro Dios en mi vida (porque si no, sería adulterio espiritual) sino tú, ¿a quién tengo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra. Sal. 73:25. Adoración en espíritu es cuando tu espíritu es uno con el Espíritu de Dios por causa del amor. Una vida rendida, una vida en el altar, una vida en sacrificio a Dios, es adoración. Todo momento de intimidad, cuando te entregas a Él y le dices lo que Él es, es adoración en espíritu. Hay mil formas para la adoración (intimidad) en espíritu.

Adoración no es: renuévame, lléname, ayúdame. Eso es oración. No todas las canciones son adoración. El cantar en voz suave, o las canciones con ritmo lento, tampoco son necesariamente de adoración. Hay canciones que son oración. Adoración es cuando le decimos todo lo que Él es, cuando exaltamos Su nombre: poderoso, el único Dios, no hay otro Dios como tú, alto, sublime, temible, Creador de los cielos, esperanza de la tierra, etc. Lo demás es oración o proclamación.
“Así que ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre.” Heb.13:15
Hay mil formas de adorar a Dios. No nos limitemos a cantar con música, no dependamos de un instrumento musical.

Uno de los significados de la palabra “adoración” en el hebreo es postrarse plano, con la frente en el piso. Cuando nos postramos delante de Él esto también es adoración. Es tener temor reverente al Rey en humildad. El orgullo no puede adorarle.
Adoración es reconocer que Él es Dios.
Adoración es la respuesta de ver Su majestad, Su grandeza, Su santidad, Su hermosura, etc.
Si le vemos no vamos a poder permanecer de pie.
La adoración define posiciones: Él es Dios, nosotros hombres.

Adoración en verdad Es la obediencia, el servicio. Sería absurdo decirle “para ti todo Señor”, y que, sin embargo, hagamos lo que queremos. Obedecer es hacer lo que el Señor dice. Adoración en verdad es una vida de obediencia, es una vida que entiende el Señorío de Jesucristo, que hace la voluntad de Dios, es una vida en el altar del sacrificio.

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